La Viña del Señor
De todo es sabido que México tiene una de las “democracias” -- sistema electoral para ser más precisos-- más caras del mundo y en el puerto los procesos comiciales parecen no salirse de esa infalible regla.
Según diversos enterados que nunca faltan y que puede ser conservador para
algunos y exagerado para otros, en el día “D” César Lizárraga Hernández, fallido
alcalde de Guaymas y recientemente también fallido candidato panista a la
diputación por el XIII distrito local desembolsó y puso en manos de sus
“barbies” varios melones de pesillos, lo mismo hicieron Manuel Aguilar Juárez y
el Alemán Otto Claussen.
Ante ese gastazo que reportan las suspicaces
lenguas todo mundo se pregunta: ¿Por qué perdió el PAN y el PRI se alzó con el
carro completo en el municipio?
Y para tratar de desentrañar tan sesuda
interrogante pasamos a formular las siguientes razones y sinrazones que
justifican tal descalabro:
1.- La mala calidad de sus candidatos: En efecto, desde que se dieron a
conocer los nombres de quienes serían los candidatos de Acción Nacional a los
diferentes cargos de elección popular hubo dudas sobre su viabilidad de triunfo
en un municipio caracterizado por su volatilidad electoral, resultando
sintomática la poca presencia de miembros activos del PAN en los comités de
campaña de los candidatos azules, tal vez porque ninguno de ellos tenía esa
categoría.
Si a lo anterior le añadimos las cargas negativas que los
candidatos venían arrastrando en lo personal y las diferencias que se hicieron
patentes durante el proceso electoral derivado en un principio por la
conflictiva conformación de la planilla de regidores y síndico y en donde
Lizárraga en contra de la voluntad de Aguilar colocó a tres de sus
incondicionales, entre ellas a su tía Eva Judith Hernández, quien dejó al PAN
para irse al PRD.
El análisis político establece que la derrota demostró que
de nada le sirvieron Manuel Aguilar Juárez la anticipada precampaña que realizó
escudado en membretes clienterales como la fundación que lleva su nombre y su
alianza de pescadores y armadores del Nuevo Sonora, ni los actos públicos que
llevó a cabo en la contienda interna a todas luces violatorios del Código
Electoral estatal, todo con el afán de posicionar su imagen y sacar desleal
ventaja sobre el resto de los entonces posibles competidores. Esas marrullerías
fueron rechazadas por los electores el 1º. de julio.
Lo mismo hizo Otto
Claussen Iberri desde el Congreso del Estado y con recursos públicos, pero a él
si le funcionó. Ya es presidente electo.
A Lizárraga la operación “sándwich”
–anular votos de en medio del paquete electoral— ejecutada en el Consejo
Distrital no le alcanzó para desbarrancar a León Perea.
2.- La alianza
de facto PAN-PANAL que nadie entendió: Por otra parte el profesor Fermín
Trujillo llegó a la candidatura a la diputación por el 04 distrito federal a
partir de la sentada de Israel Quiroz quien obtuvo el derecho a ser candidato
por Acción Nacional al ganar la selección interna de ese partido al salir de la
pelea Fernando Miranda Blanco, exdirector de Desarrollo Social de la
administración municipal de Bernardino Cruz y de ser nombrada vía designación
Leslie Pantoja, quien tendría en este proceso un carácter decorativo al ser
Fermín el candidato real de la alianza de facto PAN-PANAL, que en lo local
registraría candidatos comunes y ese sería el pecado del mentor quien quedó por
debajo de Leslie en la votación distrital debido a la división que se dio en la
Sección 54 del SNTE, los agarres entre los candidatos blanquiazules y las
confusiones que en los electores y en los panistas provocó su candidatura.
3.- La guerra sucia que se revirtió: Como es posible percibir la
victoria tricolor en el municipio no se debió a las brillantes estrategias
políticas de la mafiglia, perdón famiglia --como dice Luis Enrique Ortiz el
afamado Pony—y del equipo del candidato priísta Otto Claussen, sino a los
garrafales errores de los panuchos que sabedores de contar con todo el apoyo del
gobierno estatal y del municipal y tener de su lado a entes como Fuerza XXI, el
hasta entonces todopoderoso brazo electoral, hicieron confianza a grado tal que
la guerra sucia dirigida en contra del teutón en lugar de desinflarlo lo
fortaleció de cara a la ciudadanía que vio con malos ojos tanto abuso de poder.
Y como muestra basta recordar a un Manuel Aguilar afirmando el primero de
mayo: “Yo ya soy presidente, la campaña es mero trámite”. Se atenía quizá al
sacramento cristiano que desde la sagrada Jerusalén había recibido.
4.-
El efecto Peña Nieto: Sin duda la prolongada exposición mediática del abanderado
presidencial del hijo predilecto de Atlacamulco favoreció grandemente las
aspiraciones priístas, pues mientras el Golden Boy se sostenía como puntero la
candidata de Acción Nacional se desplomaba al tercer lugar, eso sin contar con
campañas exitosas como la de Ernesto Borrego Gándara y Claudia Pavlovich, la
llamada “Fórmula Ganadora”, que también apuntalaron a los tricolores.
5.- Carencia de operadores electorales: Hablar de la existencia de
operadores políticos al interior del PAN municipal sería una monumental y
grandisísima exageración, casi un disparate, pero si nos referimos a operadores
meramente electorales la cosa no varía, pues tipos Jorge Torres, Rogelio
Garayzar, Víctor El Moño Flores, Santiago Samaniego jr, Javier Peralta jr. y
entre otros funcionarios y empleados estatales y municipales identificados como
gentes del Paco Bueno y acarreadores de votos en 2009 a favor de la causa azul
fueron un verdadero fracaso.
NI siquiera la participación de funcionarios y
empleados de las administraciones panistas integrados a las campañas de los
candidatos oficiales lograron sacarlos avantes y evitaran el naufragio
electoral.
Es más, tampoco sirvió para salvarlos del fracaso toda la
experiencia de activistas del uribismo de 1991 que se sumaron a la liza como lo
fueron el propio José Ramón, el regidor Roberto Hugo Maciel, Sergio Ruiz
Bustamente, etc. Para poca cosa sirvió tal apoyo. Resultando igual de nula la
participación del ex candidato priísta Carlos Cacho Zaragoza a favor de Aguilar,
así como la de Rogelio Sánchez y su gente entre ellas el Temo Benavides quien ya
se soñaba como secretario del ayuntamiento.
Y la participación en calidad de
emergentes de reconocidos panistas “pesados” como el secretario general del
partido Adrián Espinoza y el encargado en la entidad de las cuestiones
electorales Sebastián Sotomayor, supuestos “caballos” en la materia sirvió para
nada, para nada y para nada.
En resumen, de todos no se hizo uno y quedó
demostrada su falta de pericia en asuntos electorales. Ahí pa´ la
otra.
6.- Divisionismo irresuelto en el frente interno: En Acción
Nacional por falta de tacto o pecando de “sobrados” no se buscó resolver el
diferendo que dejó la contienda interna para elegir candidato presidencial, en
donde la cargada a la vieja usanza priísta y con todas la mañas desplegadas para
favorecer a Ernesto Cordero e igual sucedió tratándose de la contienda interna
para sacar candidatos a la alcaldía y a la diputación local, en donde la línea
favoreció a Manuel Aguilar y a César Lizárraga y en donde el despliegue de poder
estuvo a la orden del día y los perdedores en la refriega sintieron que fueron
vencidos a la mala.
Esa situación que denota falta de legitimidad en las
candidaturas panistas con el paso del tiempo en lugar de zanjarse se ahondó ante
la soberbia de los ganadores que en lugar de atraer a los venidos los hicieron
menos y a la larga se resintieron en el frente interno los efectos de esa falta
de sensibilidad al brotar manifestaciones de inconformidad en la militancia real
del partido que causaron imponderables estragos durante el curso de la campaña.
Judas los llamó un desconsolado Manuel Aguilar al reconocer la derrota.
Sin
embargo, las diferencias políticas calaron hondo cuando desde el bando Chepino
se percibió abandono y falta de apoyo para Vázquez Mota, tanto por parte de los
candidatos blanquiazules como del gobierno del Estado. Lo anterior hizo que poco
antes de las elecciones desde el búnker josefinista en Hermosillo donde las
mandaba cantar Enrique Torres saliera la recomendación a la trpoa de no votar
por los candidatos del Memo y que después del 2 de julio ahí se verían las
caras. ¿¿¿¿¿?????
7.- El liderazgo ausente:: Si bien es cierto que no se
pueden pedir peras al olmo, el PAN careció de un liderazgo capaz de dar la cara
y aglutinar en torno así toda la fuerza de la militancia para respaldar a sus
candidatos, sabido es que en el caso concreto el control de los comicios estuvo
en todo tiempo en manos del Estado y en un círculo de funcionarios como Roberto
Romero, que concentraron en todo momento el interés en sacar adelante la
alcaldía de Hermosillo por lo que políticamente representa y frenar la embestida
priísta en Cajeme, quedándose cortos en lo segundo.
En este renglón a
Francisco López Lucero le tocó bailar con la más fea, pues por un lado apenitas
no sin hacerla de tos logró meter de regidora a su esposa Irasema, mientras por
el otro se le asignó el papel de porro en contra de Claussen, pero moviéndose
con pincitas sin ser su favorito Aguilar tuvo que apechugar y cubrirse de
institucionalidad, sin lograr poner remedio al fuego amigo que se desató al
interior del partido en donde chepinos como Héctor Hernández y Oscar González se
dieron la yuca grillando y señalando desatinos que permearon en la opinión
pública. A donde tiraban le pegaban.
En fin, que como todo mundo reconoce
en política las victorias, ni las derrotas son para siempre gracias a Dios…. es
“veredicto” diría el Chino Correbolas.
P.D. El Kikí ya está armando la
entrante administración y su incondicional el Güero Ulloa ya anda manejando
algunas cositas. Y se dice que el Mochy Leyva está siendo promovido para la
secretaría por parte de su compadre el Chuquillo Carrasco y que por el lado del
Pan van de pluris el grillo Valenzuela, Javier Peralta el Peraltita, Irasema de
López y Viviana Bellot. ¡¡Aguas!!!
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