Pues vaya escándalo en que se ha metido, y sin chiste, el alcalde del vecino puerto de Guaymas, César Adrián Lizárraga Hernández luego de su participación en un percance automovilístico del cual inexplicablemente decidió retirarse dejando abandonada la unidad, una lujosa camioneta Tahoe modelo 2010 y a su chofer con una herida superficial.
La versión oficial, manejada incluso mediante boletín del Ayuntamiento, fue demasiado confusa, pues nunca ubica al munícipe en el interior del vehículo, pero eso sí, nos tranquiliza en todo momento diciendo que Lizárraga Hernández se encuentra bien de salud y trabajando incansablemente por los guaymenses, mujúmmm.
Establece además que el responsable del choque en céntrico sector urbano de la ciudad fue el conductor del otro auto, a pesar de que según testigos fue al parecer el chafirete del funcionario quien dio una vuelta incorrecta motivando el encontronazo.
De cualquier forma, haya sido quien haya sido el causante del choque no hay motivo, razón ni mucho menos justificación para que el buen Cesarín haya decidido poner pies en polvorosa incluso saliendo por la ventanilla del auto del lado del copiloto, donde viajaba al momento de los hechos, siendo visto cuando toma un taxi para retirarse del sitio.
Ahora dicen las malas lenguas que Lizárraga Hernández lo que hizo fue de inmediato correr hacia la agencia de autos más cercana a reponer la unidad oficial asignada a él, ya que no hace muchos días incluso había comentado su interés en adquirir una Tahoe o Suburban modelo 2012, ya que según sus propias palabras habían salido “bien chilas” y hasta con quemacocos; la frivolidad, pues, la frivolidad características del alcalde guaymense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario