¿Se
puede afirmar que el presidente Andrés Manuel López Obrador ejerce un poder
mezquino? Definitivamente sí. La definición de mezquino de la Real Academia
Española, incluye ser “falto de generosidad y nobleza de espíritu”. El
presidente lo ha sido de manera clara y sistemática. No es generoso salvo con
sus fieles y sus clientelas electorales, por lo que ha polarizado el país como
lo hizo en Tabasco en los años 90, en la Ciudad de México a principio de siglo,
y en 2006 a nivel nacional, tras perder la elección presidencial, derrota que
nunca admitió.
López
Obrador ha sido consistente, pero de corta visión. No era lo mismo dividir a
una sociedad tras haber perdido una elección para gobernador, o luchar contra
un desafuero infame, o incluso partir las emociones durante una campaña
electoral visceral –que dividió a familias incluso- y un conflicto
postelectoral tormentoso, que hoy, que es el Jefe del Estado Mexicano, y con
responsabilidad con la tercera parte del país que lo apoyó -53% de quienes
acudieron a votar-, sino también con el otro 70% que votaron en contra. López
Obrador es presidente, no jefe de una tribu, como se comporta.
A
algunos les parecerá que la palabra mezquina es dura. Lo es, aunque la pregunta
es si también es injusta. La valoración depende de varios factores como la
ideologización, la capacidad de autocrítica, el entorno, niveles de
información, aptitudes para poder separar entre lo bueno y lo malo del
presidente y de sus antecesores, o de aspectos que tocan la razón y el
estómago, como si los agravios de gobiernos anteriores son todavía superiores a
lo que están experimentando en el país.
La
reflexión es libre, como también descubrir o rechazar si la mezquindad se
ajusta a la actitud del presidente López Obrador. Como botones de muestra:
1.-
El fin de semana llegaron a México 52 estudiantes mexicanos que estaban en
China, en vuelos comerciales. El gobierno federal no los ayudó. El gobierno de
Guanajuato cubrió los gastos. Otros 10 mexicanos fueron evacuados de Wuhan por
el gobierno francés, y llegaron a un aeropuerto militar en el sur de Francia,
donde estarán en cuarentena durante dos semanas por el coronavirus. Los
primeros entraron sin recibir ninguna atención de la Secretaría de Salud; los
filtros sanitarios se los hicieron al salir de China y en los aeropuertos donde
hicieron sus conexiones.
La
semana pasada el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dijo que
sólo seis personas habían solicitado el regreso a México, y advirtió que no
todas podrían ser repatriadas. ¿Por qué? Las razones no son claras, pero en
medio de toda esta falta de información, lo que tenemos hasta ahora es de
alrededor de 70 que ya dejaron el país o están en ese proceso, y el 90%
aproximado, sin apoyo federal. Ebrard dijo que no se justificaba enviar un
avión por ellos.
Sí
se justificó enviar un avión Boeing 737-800 de la Fuerza Aérea por las cenizas
de José José, que tiene capacidad para 162 pasajeros. De haberlo utilizado
tendría que haber hecho varias escalas, como los vuelos comerciales, que no habrían
resultado necesarias con el avión presidencial que se rifará o rematará, por el
cual mejor se sigue pagando un millón de pesos mensuales por tenerlo
estacionado, porque como es un símbolo de corrupción para el presidente, es
intocable. La seguridad de los mexicanos no basta para que cambie de opinión.
2.-
El 12 de enero se reunió el presidente con miembros de la familia
LeBarón-Langfod en Bavispe, tras sufrir el asesinato de tres madres y seis
menores, y días después que la familia buscó entrevistarte con el presidente
Donald Trump. López Obrador propuso levantar un memorial para las víctimas
–algo que no ha hecho con ninguna otra víctima, como los masacrados en
Minatitlán y Coatzacoalcos-, y prometió que habrá justicia. Ocho días después,
los LeBarón, junto con el activista Javier Sicilia, encabezaron una caminata
para pedir justicia y paz, y fueron agredidos en el Zócalo por simpatizantes de
López Obrador, y hubo actitudes xenófobas contra los LeBarón, que tienen la
doble nacionalidad estadounidense, como su nieto, por cierto. López Obrador se
negó a deslindarse de esa turba violenta, minimizando las agresiones e
insultándolos por reclamar el fin de la violencia y pedir justicia para sus
víctimas.
3.-
El problema del desabasto de medicinas llevó al extremo comprensible a los
padres de niños con cáncer, que tomaron acciones radicales para llamar la
atención a la situación en la que se encontraban, donde sus hijos están entre
la vida y la muerte. La reacción del presidente fue relegar el problema y enfocarse
en acusaciones de corrupción, señalando a directores de hospitales infantiles
de conspirar contra el gobierno y amenazar a funcionarios con meterlos a la
cárcel acusándolos de sabotaje con las medicinas.
En
estos tres ejemplos, el presidente no ha mostrado empatía, pero sí ha dejado
claro que todo aquello que está fuera de su agenda electoral, es visto como un
virus político que hay que erradicar. El caso de la familia LeBarón es lo más
diáfano: cuando creció la presión en la opinión pública y Estados Unidos por
esa matanza, y ante la eventual injerencia de Trump, entró rápido a controlar
daños. Cuando esa presión bajó, los insultó. El maltrato a los padres con los
niños de cáncer entra en esa categoría, y la doble moral política en el caso de
los mexicanos que buscaban ser evacuados de China, ignorados por su gobierno,
se compara con la manera como se desplegaron todos los recursos y un avión
militar para ir por Evo Morales a Bolivia, a quien le otorgaron un asilo que no
solicitó y le dieron trato de jefe de Estado.
¿Mezquino?
Por supuesto.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter:
rivapa
(EJE CENTRAL/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 4 DE FEBRERO DE 2020)
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