El choque entre poderes del
Estado mexicano que se está dando en este país, es más profundo de lo que se
ve. Hay una mezcla de intereses que se están moviendo detrás, no sólo por la
defensa de sus privilegios, como lo afirma el presidente Andrés Manuel López
Obrador, sino por un desafío directo a su Presidencia por parte del sector
conservador dentro del máximo tribunal que busca, si no le alcanza para
boicotear, estorbar. La cabeza de la rebelión de las togas es el presidente de
la Corte, Luis María Aguilar, quien llegó a esa posición en enero de 2015, tras
derrotar a Arturo Zaldívar en 32 votaciones, y que utilizó como instrumento de
choque al ministro Alberto Pérez Dayán.
El ministro Pérez Dayán
detonó el conflicto el viernes pasado al ordenar la suspensión de la Ley de
Remuneraciones de Servidores Públicos, tras un recurso de inconstitucionalidad
presentado por senadores de oposición, quienes argumentaron que la ley violaba
los artículos 75 y 127 constitucionales. La respuesta de López Obrador y de los
coordinadores parlamentarios de Morena, provocaron que el desafío de los jueces
contra el presidente se expresara con protestas en 30 estados este lunes,
afirmando que la decisión de recortar salarios afectaba la autonomía del Poder
Judicial y dañaba el equilibrio de poderes. La paradoja es que Pérez Dayán
mismo, violó la ley que dice defender.
El artículo 64 de la Ley
Reglamentaria del artículo 105 constitucional que aborda los actos de
constitucionalidad, establece: “Iniciado el procedimiento, conforme al artículo
24 (que habla de las libertades), si el escrito en que se ejercita la acción
fuere obscuro o irregular, el ministro instructor prevendrá al demandante o a
sus representantes comunes para que hagan las aclaraciones que correspondan
dentro de un plazo de cinco días. Una vez transcurrido este plazo, dicho
ministro dará vista a los órganos legislativos que hubieren emitido la norma y
el órgano ejecutivo que la hubiere promulgado, para que dentro del plazo de
quince días rindan un informe que contenga las razones y fundamentos tendientes
a sostener la validez de la norma general impugnada o la improcedencia de la
acción de inconstitucional”.
Esto quiere decir que Pérez
Dayán no tenía la facultad para suspender la Ley de Remuneraciones de
Servidores Públicos. “En acciones de inconstitucionalidad no procede la
suspensión de la norma”, dijo un experto. “No importa el fondo de la
controversia; no procede la suspensión, que está expresamente prohibido por los
artículos 64 (de procedimiento) y 14 (de suspensión) de la Ley Reglamentaria”.
Su acción incorrecta no alcanza para fincarle un juicio político, como dijo el
abogado constitucionalista Gabriel Regino en una entrevista en W Radio con
Enrique Hernández, al no considerarse un delito. Lo que sí procedería, en
opinión de los expertos, es una sanción por responsabilidad administrativa, lo
cual tendría que aplicar el órgano interno de la Suprema Corte de Justicia, lo
que significaría una medida histórica.
Difícilmente podría
entenderse como un error del ministro el haber suspendido la ley que recorta
salarios. Para comprender la magnitud de lo que desató, hay que entender lo que
está sucediendo dentro de la Corte en función de cómo iban a quedar los
equilibrios dentro del tribunal, tras el final de la gestión del ministro José
Ramón Cosío. Abogados que conocen los manejos internos de la Corte, dijeron que
Aguilar buscó retrasar la comunicación al Ejecutivo y al Legislativo de la
salida de Cosío con el propósito de que la votación para un nuevo presidente,
prevista para el próximo 2 de enero, se diera únicamente entre los 10 ministros
que hay en este momento, sin darle la oportunidad a López Obrador que colocara
su primer ministro y eventualmente modificar el resultado de la elección.
El viernes pasado, en un
texto sobre la Corte titulado “Conservadores contra Liberales”, se publicó en
este espacio: “Si se diera la votación hoy, la probabilidad de que Gutiérrez
Ortiz Mena ganara la presidencia es muy alta. Esto obedece, de acuerdo con
observadores de la Corte, a que el bloque conservador es amplio, compuesto por
Javier Laynez, Eduardo Medina Mora, Mario Pardo y Aguilar. En el lado liberal
respaldan a Zaldívar Fernando Franco y Norma Lucía Piña, que perdieron un
aliado al retirarse José Ramón Cosío. Dos ministros pueden inclinar hacia
cualquier lado la balanza, pero no se sabe cómo van a comportarse. Una es Margarita
Luna Ramos, y el otro es Alberto Pérez Dayán, con tinte conservador, pero que
se han aproximado a posiciones liberales en el pasado. Dos factores adicionales
juegan para colocarlos actualmente, ligeramente más hacia el lado de Zaldívar.
La ministra Luna Ramos quiere mejorar su posición dentro de la Corte, mientras
que Pérez Dayán le debe parte del apoyo que tuvo para ser ministro, al equipo
de la ex ministra y actual secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero”.
De la correlación de fuerzas
dentro de la Corte se puede argumentar que el ministro Aguilar buscaría impedir
que Zaldívar fuera electo presidente, y garantizar a un conservador como su
sucesor. También se puede apreciar un choque de posiciones dentro del equipo de
López Obrador, entre Sánchez Cordero, que estaría por la opción conservadora, y
el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, que respalda a
Zaldívar.
El estruendoso ruido por el
choque entre poderes está ocultando las intrigas dentro de la Suprema Corte y
el intento del ala conservadora de cruzársele al Presidente, para impedir que
comience a construir un tribunal acorde con su proyecto de nación. La
confrontación no sólo es por la autonomía, sino ideológica y política,
afrontando a López Obrador.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(EJE CENTRAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ESTRICTAMENTE
PERSONAL/12 DE DICIEMBRE DE 2018)
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