El Nuevo Aeropuerto Internacional de
México no sólo es la obra de infraestructura más importante de esta
administración por el peso político y económico que representa para Enrique
Peña Nieto y su equipo, sino por la magnitud de la obra aeroportuaria y de lo
que se planea construir a su alrededor.
Para levantar esa obra se necesita
material y desde hace más de dos años, las empresas encargadas de rellenar el
suelo del NAIM comenzaron a explotar minas en diversos municipios del Estado de
México para extraer material pétreo. Oficialmente se dijo que sólo se requerían
16 puntos de extracción, pero hoy hay 180 minas en esa zona, de la cuales 30
por ciento podrían ser ilegales.
Ciudad de México, 24 de
agosto (SinEmbargo).– Desde hace más de dos años, los cerros de por lo menos 10
localidades del Estado de México, cercanas al terreno de lo que pretende ser el
Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), se convirtieron en minas que
surten de piedras a la principal obra de infraestructura de Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con documentos
oficiales, el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) dijo que sólo
necesitaba 16 puntos extractivos. Hoy hay 180 en total.
Desde entonces, los vecinos
comenzaron a organizarse en contra de las minas que llegaron a sus pueblos de
un día a otro a trabajar 24 días. Vieron cómo la cantidad exagerada y
permanente de polvo comenzó a afectar su siembra de nopal –producto de gran
importancia económica para la región– y sus casas cuarteadas por el uso de
explosivos.
Recientemente, el GACM
informó al equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador, que no existe
algo que los obligue a evaluar los impactos ambientales que han ocasionado las
minas que surten el material pétreo con el que se levanta el NAIM y además, que
no se ha podido demostrar ninguna afectación que los habitantes de esas
localidades han denunciado.
Y sostuvo que todo lo
relacionado con la explotación de minas, es responsabilidad de las empresas
contratistas.
Las consecuencias ambientales
de esta actividad son las que más preocupación generan a la población, que con
las explosiones y el traslado de material han visto modificado su estilo de
vida.
Según la Manifestación de
Impacto Ambiental (MIA) del NAIM, desde un inicio se aprobaron solo 16 minas
que surtirían el material para el relleno del polígono del NAIM, para lo que se
requería 16 millones de metros cúbicos, en teoría, 1 millón de metros cúbicos
por mina (lo equivalente al Estadio Azteca).
Pero no fueron 16 minas. Hoy
se tiene registro de 180, todas situadas en el Estado de México.
Los habitantes de Tepetlaoxtoc, Edomex,
alertan que la extracción de minerales afecta el medio ambiente, principalmente
las cañadas. Fotos: Crisanto Rodríguez, SinEmbargoMX
En entrevista con SinEmbargo,
Juan Pablo Mourillo, habitante de Tepetlaoxtoc, afirmó que hubo una evaluación
deficiente de los impactos a nivel regional y nunca se dio una cifra real del
número de minas para cubrir la demanda de 16 millones 986 mil metros cúbicos.
“Más allá de lo que ellos digan,
que eso es responsabilidad de los contratistas, ellos en principio son
responsables por no haber evaluado de modo impreciso todo el asunto”, comentó.
De acuerdo con el dictamen
sobre el cual se analiza la viabilidad de seguir o no con la construcción del
NAIM, el GACM sostiene que no existe una medida o condicionante que establezca
evaluar los impactos ambientales ocasionados en las zonas donde se ubican las
minas que surten de material pétreo a las empresas del NAIM, “debido a que cada
mina cuenta con su propia autorización ambiental que establece las medidas de
mitigación y compensación ambiental, las cuales son obligación del dueño o
bien, del responsable de la explotación”.
Agrega que “sí tiene la
obligación de verificar que todo el material pétreo que ingresan las empresas
contratistas, provenga de minas con autorizaciones vigentes al momento del
ingreso”.
LA REALIDAD DE LOS PUEBLOS
Pero está el caso de
Tepetlaoxtoc, que es un territorio de minas: se tienen contabilizadas alrededor
de 60, de las cuales 24 están en zona de uso de suelo forestal y seis son
clandestinas. Y las autorizaciones no han parado.
Las consecuencias ambientales
son las que más preocupación generan, aunque las actividades mineras cuentan
con el cobijo autoridades ambientales tanto estatales como federales.
En Tepetlaoxtoc se tiene una
saturación oficial de 50 puntos de extracción, la mitad de ellos en zona de uso
de suelo forestal, de acuerdo con el Ordenamiento Ecológico Territorial vigente
del Estado de México, lo que supuso el cambio de uso de suelo forestal para
poderlos llevar a cabo.
Los habitantes han
documentado puntos que contravienen con las leyes vigentes sobre recarga
acuífera, preservación del suelo, calidad del aire y en específico en el Inciso
4 del Artículo 12 del Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y
la Protección al Ambiente, que dice que a la hora de autorizar y evaluar uno de
esos proyectos, el promovente [en este caso los empresarios] tiene que
manifestar en su Estudio de Impacto Ambiental o Documento Técnico Unificado,
cuál es la problemática ambiental en el área de influencia de la mina que se pretende
aprobar, que es de 2 kilómetros a la redonda, según la Comisión Nacional para
el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Los habitantes han solicitado
a las autoridades estatales y federales que se revisen los procedimientos de
las minas autorizadas, sobre todo de las que son más nocivas por el lugar en el
que fueron aprobadas, para que se clausuren y se revoquen los permisos, además
de que se realice una evaluación y cuantificación de daños para ver si se
pueden emprender acciones que permitan resarcir en alguna medida los ya hechos.
Está el caso de Tlaltica y la
empresa Coconal S.A.P.I. de C.V. –una de las más beneficiadas con el proyecto
en cuestión–. Fue en marzo de 2017 cuando la empresa Coconal S.A.P.I. de C.V.
llegó a esta región del Estado de México, ubicada a 37.2 kilómetros del terreno
donde se prevé, estará el NAIM.
Los pobladores saben que los
camiones que entran y salen, día y noche, llevan basalto para “rellenar” el
Nuevo Aeropuerto. Tan sólo en ese municipio se estima que hay 27 minas que
están en activo.
La distancia entre esa mina y
las primeras casas es corta y algunas ya están fracturadas de las paredes y los
pisos. El campo alrededor está impregnado del polvo que sale de las actividades
como moler piedra o las explosiones.
A San Francisco Tlaltica,
formar parte de la construcción del NAIM, hasta el momento, no le ha traído
algún beneficio. Ni siquiera en los empleos que las actividades de construcción
generan en la etapa previa de cualquier proyecto de infraestructura.
En su rendición de cuentas
más reciente, el GACM señaló que a la fecha, no ha sido notificado por parte de
alguna autoridad u organismo, que “avale mediante algún tipo de peritaje”,
algún daño o afectación a viviendas por los trabajos de explotación de las
minas que surten a las empresas contratistas del NAIM.
“Si bien han existido
pronunciamientos por parte de algunos habitantes de comunidades y asentamientos
en zonas aledañas a minas que han surtido al proyecto, de la revisión que GACM
ha realizado, no se han podido verificar o acreditar estas afectaciones, debido
a que algunas minas sólo explotan tezontle, que no usa explosivos o mecanismos
que pudieran afectar viviendas, y en otros casos, los frentes de explotación
que usan explosivos se ubican a distancias considerables respecto de los
asentamientos humanos, con lo cual difícilmente pudieran ocasionar daños a
estructuras de viviendas”.
Y remata: “Es importante
señalar, que GACM no realiza la explotación de minas, son las empresas
contratistas quienes adquieren el material debiendo cumplir con todas las
autorizaciones y condiciones de normatividad en las minas que les surten”.
Tepetlaoxtoc es perforado por más de 60
minas. Foto: Crisanto Rodríguez, SinEmbargo
EL DESLINDE DEL GACM
De acuerdo con Mourillo, el
decir que no hay afectaciones a pesar de lo que se está viviendo en esas zonas,
es una postura reciente del GACM para deslindarse de las responsabilidades que
tienen
“La postura reciente del
GACM, no concuerda ni siquiera con lo que está en los documentos oficiales para
ese proyecto. Son posturas que obedecen más a una lógica de intentar
desorientar y repetir esa versión que los deslinda de responsabilidades. Es un
hecho que desde la MIA hay una caracterización, como lo marca el reglamento de
la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental (LGEEPA), del
sistema ambiental regional, de toda la región en la que se tienen que
contemplar los impactos acumulativos. Hay elementos presentes en los documentos
que no sostienen la postura actual del GACM”, comentó en entrevista.
Contó que hasta el momento el
GACM había sido omiso y que incluso en unas mesas de trabajo en San Lázaro,
negaron que hubiera problemas en muchos de los lugares que señalaron los
vecinos, diciendo que no podían demostrar que los materiales que se obtenían de
ahí fueran utilizados en el proyecto del Aeropuerto, a pesar de que estaba
escrito en documentos y por la coincidencia en las fechas de explotación con la
implementación del proyecto.
Pero lo que queda son las
consecuencias ambientales; esas son una realidad.
“El resultado es injusto. No
se respetaron leyes vigentes y en el caso particular de toda la región, no se
atendió una historia larga de lucha por restaurar espacios naturales remotos.
Es una historia larga de deforestaciones que ahorita se repite, después de
etapas en las que hubo esfuerzos serios por recuperar en alguna medida el carácter
forestal de estos territorios. Es excesivo y preocupante a la luz de las
políticas de manejo de residuos que están vigentes en el Estado de México,
porque aprovechan los socavones de las minas para hacer rellenos en tierra con
residuos, basura. Ellos les llaman rellenos sanitarios, pero de eso no tienen
nada”, concluyó Mourillo.
(SIN EMBARGO/ DANIELA BARRAGÁN/23 DE AGOSTO 2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario