Las encuestas en El Financiero y El Universal
publicadas este lunes muestran al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong, como el priista mejor evaluado para ser candidato a la
Presidencia de ese partido. A Osorio Chong, quien revivió como precandidato por
su trabajo durante los sismos de septiembre, parecen pintarle muy bien las
cosas, salvo por lo que la Casa Blanca piensa de él, aunque indirectamente por
ahora, por la crisis de seguridad, donde el incremento en la violencia ha
fortalecido la idea del Presidente Donald Trump para levantar una barrera entre
los dos países. “México está teniendo un momento difícil en cuanto al crimen”,
dijo Trump este lunes. “Más que nunca, necesitamos el muro”.
Trump reunió a su gabinete el
lunes, y ratificó su creencia de que México es un país sin leyes, por lo que se
requiere incrementar la seguridad fronteriza. “Tenemos muy buena relación con
México, pero hay muchos problemas allá”, agregó al insistir insistió que pese a
las intensas relaciones bilaterales, necesitan aislar a Estados Unidos del
narcotráfico y la violencia criminal. Las palabras de Trump reforzaron la
declaración del jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, quien afirmó la
semana pasada que definitivamente se requiere una barrera física entre los dos
países.
El tema de la seguridad en
México está descontrolado, que es lo que estimula la narrativa en Estados
Unidos sobre un estado fallido, en donde las autoridad entregó territorio y
control a grupos criminales. La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción
sobre Seguridad Pública del INEGI, estima que en 2016 hubo 23.3 millones de
victimas por un delito, lo que representa una tasa delictiva de 28 mil 202 víctimas
por cada 100 mil habitantes. No se trata sólo de percepciones. En este espacio
se registró que durante los primeros 54 meses del gobierno peñista, el número
de homicidios dolosos denunciados llegó a 83 mil 209. En comparación, en ese
periodo, en el gobierno de Calderón hubo 70 mil 693.
La cifra en el actual
gobierno puede ser mayor por la cifra negra, que son los delitos no
denunciados, o por variables en la medición. Una de estas es que si no está
identificada la persona asesinada, no se contabiliza. Otra es que a diferencia
del pasado, ya no se cuantifica el número de víctimas de manera individual en
cada averiguación previa, sino suma a una sola en cada expediente. Aun así,
según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad
Pública, durante el sexenio de Peña Nieto se denunciaron en ese periodo 12 mil
516 homicidios más que el total de denuncias en el gobierno de Calderón, lo que
representa un incremento de 17.7 por ciento en lapsos asimétricos.
El argumento de Osorio Chong
es que el repunte en la violencia es por ineficacia de gobiernos estatales y
municipales. Es cierto que la debilidad institucional en genera altos índices
de delincuencia, pero el problema no es nuevo y, sin embargo, no lo atacaron.
Desde el principio del gobierno de Peña Nieto, dijeron que todo se
circunscribía a una mejor coordinación en el gabinete y a una estrategia de
prevención. Mejoró la coordinación pero no funcionó la prevención. La
simplificación del diagnóstico produjo una estrategia de seguridad equivocada,
que se colapsó en 2015, cuando la criminalidad retomó su paso y produjo una
violencia inédita.
El Gobierno reaccionó con
planes y decálogos sin sustento en políticas públicas, y discursos que se
reciclan. Tres veces, por ejemplo, anunció un plan de seguridad para Guerrero,
pero las cifras de criminalidad van al alza. Osorio Chong anunció que hablaría
con los gobernadores de manera para diseñar estrategias que permitieran el
retiro gradual de las Fuerzas Armadas de sus estados, mientras se reforzaba la
seguridad en los más vulnerables. Nunca hizo nada. Sus fallas y omisiones,
buscando responsabilidad en terceros, fueron adoptados por el Presidente Peña
Nieto, quien niega errores en la estrategia federal y achaca el incremento de
la violencia a gobernadores y alcaldes.
Al no ejercer una
autocrítica, el diagnóstico y la solución es equivocada. Peña Nieto no está
enterado de la verdadera situación de inseguridad en el País, como lo puede
atestiguar cualquier persona que haya platicado con él sobre el tema. Está
engañado sobre lo que su Secretario de Gobernación hizo y deshizo. La
ignorancia sobre las deficiencias de Osorio Chong, ocultas por la urgencia para
resolver la inseguridad y la forma como lo vio operar durante los sismos, se
encuentran entre las posibles variables que llevaron a que lo volviera a ver
como candidato a la Presidencia.
Las declaraciones en
Washington, sin embargo, debían llamar su atención, y preguntarse si Osorio
Chong es realmente la opción que tiene para sucederlo. Difícilmente lo hará,
porque en las últimas semanas, entre los asesores externos a los que ha
recurrido Peña Nieto para pedirles su opinión, se encuentran algunos que
arrancaron el sexenio en el Gabinete de seguridad y son en parte responsables
del desastre en la política de seguridad pública por sus equivocados consejos.
Es decir, pide asesoría a quienes lo hundieron en la materia.
Osorio Chong, sin embargo,
puede sentirse seguro. Su jefe no tiene las herramientas para medirlo
adecuadamente y lo puede mantener viviendo en el error analítico, que lo lleve
a considerar, como lo ha dicho a sus interlocutores en México, que lo que
piensan en Washington es erróneo, que lo que han hecho en su gobierno es lo
correcto y que van por buen camino, aunque los muertos continúen creciendo en
su país.
rrivapalacio@ejecentral.com..mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 18/10/2017 | 03:00 AM)
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