Foto: Archivo
El ex jefe de células del CAF exige ser
enviado al CERESO de Tijuana o al Hongo en Tecate, para estar cerca del lugar donde se encuentra
su proceso penal. En febrero, un juez federal le negó esa posibilidad y el capo
ahora combate el fallo mediante un juicio de amparo. Gustavo Rivera Martínez
y/o Carlos Herrera Ávalos ha sido un reo conflictivo en el penal Altiplano,
donde ha protestado las acciones de la autoridad penitenciaria para
controlarlo, en tanto llega la fecha en que habrá de ser extraditado a los
Estados Unidos
El presunto narcotraficante
Gustavo Rivera Martínez “El EP1”, preso en un penal de máxima seguridad en el
Estado de México, solicitó su traslado a una prisión de Baja California. Como
la petición le fue negada, ahora promueve un juicio de amparo para lograr su
propósito.
Desde hace más de ocho años,
el otrora poderoso jefe de células del Cártel Arellano Félix, se encuentra
privado de su libertad en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO)
Número 1 Altiplano, en Almoloya de Juárez.
Rivera Martínez, cuyo nombre
real es Carlos Herrera Ávalos, está clasificado como un recluso subversivo.
Desde el primer día y a la fecha, ha combatido todo tipo de determinaciones de
las autoridades judiciales y penitenciarias, a través de amparos.
Su principal batalla es
contra la extradición hacia Estados Unidos de América para juzgarlo por
distribución de drogas y asociación delictuosa, que ha frenado en más de una
ocasión.
Sin embargo, el resto de sus
esfuerzos se han encaminado a luchar en diversos tribunales contra la falta de
una adecuada atención médica a sus padecimientos gastrointestinales, la no
implementación y uso de altas tecnologías de control penitenciario en su
persona, y salir del penal federal de máxima seguridad.
Fue a principios de 2016
cuando, a través de sus defensores el “EP1” promovió un incidente no
especificado para ser trasladado del Altiplano a uno de los reclusorios de
mediana seguridad de Baja California.
El argumento del capo fue que
no reúne las características de peligrosidad para estar en una cárcel de máxima
seguridad y que requería estar una prisión próxima al sitio donde se encuentra
radicada la causa penal que le mantiene preso.
El 7 de febrero, el Juez
Primero en Materia de Procesos Penales Federales en la entidad negó el
traslado.
El juzgador señaló en sus
razonamientos que no existe violación constitucional, pues el reo ya no se
encuentra a disposición de una autoridad jurisdiccional, sino de la Secretaría
de Relaciones Exteriores (SRE).
Hace unas semanas, los
abogados del “EP1”, encabezados por Aydee Guadalupe Hernández Alvarado,
presentaron una demanda de amparo en contra de la resolución del juzgado
bajacaliforniano.
El juicio de amparo 1084/2016
fue radicado en el Juzgado Quinto de Distrito en Materias de Amparo y Juicios
Federales en el Estado de México.
DETENCIÓN Y EXTRADICIÓN
Carlos Herrera Ávalos se
encuentra internado en el Altiplano desde el 12 de marzo de 2008, cuando se
autorizó su ingreso en cumplimiento a una orden de detención provisional con
fines de extradición internacional.
Desde el 4 de diciembre de
2003, el Juzgado Quinto de Distrito de Procesos Penales Federales en Ciudad de
México emitió el fallo (procedimiento de extradición 7/2003).
El mandamiento judicial,
formulado con base en la solicitud del gobierno de los Estados Unidos de
América, fue librado en contra de Gustavo Rivera Martínez alias “Gus Martínez”,
alias “Check”, alias “Pancho”, alias “Lorenzo”, alias “Gus Rivera”, alias
“Ernesto”, alias “Fidel”, alias “P-1”. La orden de captura señalaba como
destino del extraditable el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente en Ciudad de
México.
Por eso cuando fue detenido y
enviado al CEFERESO Número 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México, “El EP1”
protestó.
Fue su primer amparo, de los
más de cincuenta promovidos hasta ahora.
“Yo no soy Gustavo Rivera
Martínez, yo soy Carlos Herrera Ávalos”, alegaba en su defensa. “Tenían que
enviarme al Reclusorio Oriente, no a un penal de máxima seguridad”, ha
insistido durante estos ocho años.
Una vez consumada la
detención del presunto mafioso, el 8 de mayo de 2008 -mediante nota diplomática
número 722- la Embajada de los Estados Unidos de América en México realizó la
petición formal de extradición en contra del supuesto Rivera Martínez.
De la declaración jurada,
rendida por Peter Ko, fiscal auxiliar para el Distrito Sur de California, se
desprende que el extraditable pertenece a la organización delictiva de los
hermanos Arellano Félix y era el encargado del contrabando de cocaína y
marihuana de México hacia su país.
Los cargos contra el “EP1”
dentro de un proceso superveniente en la Corte Federal de Distrito para el
Distrito Sur de California son asociación delictuosa para importar marihuana y
cocaína, y asociación delictuosa para su distribución. La SRE concedió la orden
de procedencia de extradición el 5 de noviembre de 2014.
PADECIMIENTOS EN PRISIÓN
La estancia del ex
colaborador del CAF ha sido un tanto accidentada en el penal federal del
Altiplano, donde en 2011 los servicios médicos le diagnosticaron una mala
absorción intestinal que motivó una dieta especial.
Además, tuvo problemas
urológicos y en su dentadura. Los galenos del centro carcelario recetaron al
interno el suplemento alimenticio Ensure.
El suministro del producto se
acordó por un tiempo determinado. Sin embargo, Carlos Herrera pretendía que se
le proporcionara de manera permanente y promovió diversos amparos contra los
médicos del CEFERESO Número 1.
Argumentando la constante
pérdida de peso corporal, el reo consiguió que en una ocasión le volvieran a
dotar del suplemento.
También obtuvo mejores dietas tras alegar la
“afectación a su derecho a la salud, al haberle dejado de suministrar el
tratamiento prescrito para la mala absorción intestinal que padece, consistente
en doble ración de alimentos y suministro de multivitamínicos”.
Las resoluciones dictadas en
diversos juicios de garantías permitieron al “EP1” ser atendido por las áreas
de traumatología, medicina interna, dermatología, oftalmología, psiquiatría,
odontología y medicina general.
Otros de sus reclamos no
prosperaron porque no pudo probar su certeza, como cuando señaló como actos
reclamados “comunicación escasa con mi familia, en atención a que me dan una
llamada cada quince o veinte días, restringiéndome la comunicación con mi
esposa e hijos, lo cual es una grave afectación a mi núcleo familiar, toda vez
que el suscrito no tengo calidad de procesado o sentenciado, simplemente soy
custodiado”.
También peleó jurídicamente
actos de restricción a su libertad ambulatoria, ya que dijo, permanecía
encerrado las 24 horas del día, sin tener actividades de deportes, biblioteca,
ludoterapia ni bajar al comedor.
Le molestaba que la luz de su
celda estuviese encendida permanentemente.
FUERA
TECNOLOGÍA
El prisionero se hizo famoso
entre sus compañeros de encierro en 2012, cuando se opuso a que le fueran
tomadas las muestras de ADN (prueba genética molecular del Ácido
desoxirribonucleico), y de la grabación de su voz.
Herrera Ávalos obtuvo un
amparo en contra de dicho procedimiento de las autoridades penitenciarias. La
acción del “EP1” motivó que otros reclusos le imitaran, lo que retrasó la
implementación de todo un proyecto gubernamental que alimentaría el Sistema
Único de Información Criminal, una base nacional de consulta obligatoria, sobre
personas indiciadas, procesadas o sentenciadas, en la que se incluye su perfil
criminológico, medios de identificación, recursos y modos de operación.
El 13 de enero de 2012 se
había autorizado el ingreso de personal y equipos especializados adquiridos por
el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social
(OADPRS) para capacitar a los servidores públicos del Área Médica en la toma de
muestras de ADN y así apoyar el Registro Nacional de Información Penitenciaría
(RNIP) y alimentar el SUIC.
Las autoridades
penitenciarias -que informaron verbalmente a todos los presos sobre el
inminente levantamiento de información biométrica- justificaron ante el juez de
amparo que se trataba de una medida y herramienta necesaria “para cumplir con
los fines de prevención y persecución del delito, ejecución de sentencias, así
como el fin de la reinserción social”.
El Juzgado Segundo de
Distrito en Materias de Amparo y de Juicios Civiles Federales en el Estado de
México falló en favor de Carlos Herrera Ávalos y le concedió la protección de
la justicia porque la orden de tomar las muestras referidas se hizo de manera
verbal.
“Por su naturaleza,
transgrede directamente la constitución, toda vez que se carece de mandamiento
escrito es el que se funde y motive esa pretensión”, resolvió el juez.
En otra ocasión, en noviembre
de 2015 “El EP1” fue castigado por rehusarse a subir al escáner corporal
adquirido por el sistema penitenciario federal para prevenir la posesión de
armas, objetos o sustancias prohibidas por parte de los internos cuando son
conducidos a los locutorios para entrevistarse con sus abogados.
El sicario aseguró que el
aparato era dañino para su salud. Debido a la sanción, Herrera Ávalos promovió
un nuevo juicio de amparo ante un juez federal de la Ciudad de México,
argumentando “todo por la negativa de subir a una máquina RADDPRO SECURPASS, en
dicho centro federal, que está comprobado científicamente, ocasiona perjuicios
a la salud”.
El juez se declaró
incompetente por cuestiones de territorialidad y el asunto fue derivado a un
Juzgado de Toluca, pero el quejoso no respondió a algunos requerimientos de la
autoridad judicial y se tuvo por no presentada la demanda de amparo.
Ahora “El EP1” insiste en ser trasladado a un
penal de mediana seguridad en Baja California, y entre las opciones se apuntan
el Centro de Reinserción Social “Lic. Jorge A. Duarte Castillo” y el CERESO El
Hongo, en Tecate. La determinación se conocerá en próximas semanas.
LA SEGUNDA CAMIONETA CON DROGA EN CASINO CALIENTE
La noche del martes 2 de
agosto, cuando elementos de la Policía Comercial asignados al Casino Caliente
reportaron una camioneta abandonada dentro del estacionamiento, ya había
detenidos en el sitio, y se sabía que en su interior se encontraban diversos
paquetes de droga.
Todo inició con el ingreso de
una grúa al estacionamiento del hipódromo con dos trabajadores que se aparcaron
a un lado de la camioneta tipo van de color café, con placas del Estado de
California, Estados Unidos, y en sus puertas el logotipo de The Salvation Army.
Al ver las maniobras para
llevarse el carro, dos policías comerciales se acercaron y percibieron el
fuerte olor a marihuana, luego se asomaron y vieron los paquetes.
En ese momento llegan una
mujer y un joven que dicen ser los dueños de la camioneta, muestran una llave y
la abren, los agentes comerciales al confirmar la presencia de la droga
aseguran a la mujer, el joven y los dos gruyeros y llaman a la Policía
Municipal; también se presentan elementos de la Policía Estatal Preventiva
(PEP) y del Ejército Mexicano. ZETA fue testigo de que una
mujer y dos hombres más fueron subidos en dos patrullas dentro del
estacionamiento del casino.
Ante la presencia de más de
media tonelada de marihuana, los asegurados fueron entregados a la PGR, donde
los dos hombres que iban en la grúa, afirman haber recibido una llamada donde
les solicitaban un servicio de traslado porque el auto se había descompuesto.
Dieron el número de teléfono,
el nombre con que se identificó el cliente, las descripciones y direcciones que
recibieron, y fueron liberados.
La mujer y el joven que
traían las llaves y dijeron ser los propietarios e intentaron mover el
vehículo, quedaron detenidos y serán judicializados.
Los investigadores consideran
este hecho como extraño: “Si los detenidos sabían que tenía droga y vieron que
había policías, está raro que se acercaran y dijeran que era de ellos. Y los de
la grúa también debieron decirles donde debían entregar la camioneta cargada”.
Este Semanario buscó a The
Salvation Army tanto en Tijuana como en California. En Tijuana, el mayor Andrés
Saldaña mencionó que la camioneta no pertenece
a esa zona de la organización, pues tiene placas de California.
Mientras que el área
estadounidense, el departamento de comunicación informó que corrieron las
placas 4Y0W861 en sus bases de datos, sin encontrar datos del vehículo, ni en
México, ni en el Oeste de Estados Unidos.
El mayor Saldaña reflexionó
que los que viven del narcotráfico buscan cualquier forma para trasladar su
mercancía, y no le resultaría extraño que los delincuentes hayan conseguido el
logotipo de la organización.
Desestimó que esto les
resulte en un más sencillo tráfico de la droga, pues hasta ellos son objeto de
rigurosas revisiones en las fronteras.
Hace poco más de un año, el
viernes 22 de mayo de 2015, también fue encontrada una camioneta con droga
dentro del estacionamiento del casino propiedad del ex reo de El Hongo, Jorge
Hank Rhon.
Aquel día, quien se
identificó como asistente personal de Hank y asesino liberado del cofundador de
ZETA, Héctor Félix, también aseguró que el vehículo había sido abandonado.
(SEMANARIO ZETA/ Reportajez/
Investigaciones Zeta/ Lunes, 8 agosto, 2016 12:15 PM)
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