sábado, 27 de febrero de 2016

BALEAN AUTOBÚS DE PASAJEROS EN LAS AFUERAS DE CULIACÁN


Apenas habían conciliado el sueño cuando un estruendo despertó a los pasajeros del autobús 7002 que se dirigía a la Ciudad de Monterrey. Era alrededor de las 10:30 horas de la noche cuando el autobús pasaba por las afueras de Culiacán, ahí arriba los pasajeros compararon esa pesadilla con una escena de guerra, de esas que sólo habían visto en las películas.

Cuatro disparos de grueso calibre se impactaron en las ventanas del camión de pasajeros de la línea Futura Selec, el taca taca taca retumbó al interior del vehículo. Algunos reaccionaron de inmediato y se tiraron al piso, otros, confundidos, ni siquiera se movieron de sus asientos. “Fue una pedrada”, alcanzó a decir un hombre que recién despertaba pero las miradas aterrorizadas del resto le confirmaron que no era así.

Visiblemente asustado, el chofer detuvo su camino. Están todos bien?, preguntó. Una mujer que viajaba acompañada de su hijo de apenas cinco años le respondió. “Si, nada mas me cayeron los cristales”, dijo mientras se quitaba los pequeños trozos de cristal de su ropa. Su hijo, cobijado por el sueño, ni siquiera despertó.

Por los enormes hoyos que dejaron los impactos comenzó a colarse un helado viento nocturno, los dos choferes y su ayudante hacían llamadas mientras algunos pasajeros comentaban su mayor temor, en cualquier momento llegarían los autores a asaltarlos.

“Nos van a asaltar, porque se detuvo?, hay que irnos, nos van a asaltar”, exclamaba una mujer que esa noche había abordado el camión para llegar al día siguiente a Torreón, en Coahuila.

Pero los supuestos asaltantes nunca llegaron y el autobús volvió a andar. Se dirigió a la Central de Culiacán donde sigilosamente los choferes pidieron ayuda para reparar las ventanas o cambiar de unidad. Aun restaba un viaje de más de 14 horas hasta Monterrey, Nuevo León, con escalas en Mazatlán, Durango, Torreón y Saltillo.

Luego de casi una hora, las cuatro ventanas impactadas se encintaron con cinta canela y los impactos se cubrieron con cartón. La posibilidad de cambiar de unidad fue descartada porque simplemente no había otro autobús.

El camión continuó con su destino y este sábado por la mañana a la altura de la caseta de Gómez Palacios en Durango, el chofer bajó del autobús para atenderse en una unidad médica del Grupo Estrella Blanca. “Nada más por el susto”, respondió a algunos pasajeros que le cuestionaron el porqué de su revisión.


(RIODOCE/ MIRIAM RAMÍREZ/ 27 FEBRERO, 2016)

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