lunes, 11 de enero de 2016

TOMA “EL NIÑO” SIN INFRAESTRUCTURA A PROTECCIÓN CIVIL


Con bajo presupuesto, equipo deteriorado y otro más en reparación, la Dirección Estatal de Protección Civil enfrenta este año una temporada de lluvias más intensa, más fuerte, más destructiva  y aparentemente desde la esfera oficial, se pierde la memoria y tragedias de décadas anteriores se esfuman entre el pleito presupuestal y la administración de recursos

Aun cuando la tormenta estaba anunciada para el arranque de 2016, específicamente lluvias más intensas que en años anteriores, sobre todo en la Zona Costa -Tijuana, Playas de Rosarito y Ensenada-, el gobierno no se preparó para la contingencia. Por ejemplo, el vehículo anfibio para rescate, la llamada “Oruga”, se encuentra en reparación y ha estado parado desde hace al menos tres años. Aunque aseguran estará listo “en una semana”.

Aparte, la infraestructura básica para la Dirección Estatal de Protección Civil ha quedado rezagada, no hay vehículos, la mayoría están en el taller, y en zonas como Ensenada ni siquiera hay personal; además de que el presupuesto de Protección Civil no ha variado en los últimos 11 años.

Con decir que hasta las oficinas principales de la Dirección en la colonia Francisco Villa, tienen goteras.

Sin embargo, Antonio Rosquillas, titular de Protección Civil, se muestra cauto en sus declaraciones sobre la precariedad de su infraestructura. Asegura que la UEPC es un organismo que coordina esfuerzos y que una buena parte de la prevención operativa le corresponde a otras instancias, sobre todo a las relacionadas con el ordenamiento territorial.

Igual se muestra reticente a criticar la burocratización de los recursos, aunque sí cuestiona que sea el área administrativa de la Secretaria General de Gobierno, la que defina tiempos y acciones, mientras el responsable de esa instancia, José Valdivia, enfatiza que hay que cuidar muy bien “los chelines”, ya que se trata de dinero público y hay que hacer eficiente el gasto.

“NIÑO” FUERTE O DÉBIL, PREOCUPAN LLUVIAS: ROSQUILLAS

Según Antonio Rosquillas Navarro, el fenómeno “El Niño” tiene implicaciones a nivel global, explicando cómo ese fenómeno se presenta en la zona ecuatorial del Océano Pacifico y a distancia influye en el clima de las regiones del mundo. En el caso de Baja California provoca mayor cantidad de lluvias en invierno, por consiguiente, cuando se espera mayor influencia del “Niño” con precipitaciones -como las que se presentan esta semana- durante enero y febrero. El funcionario agrega que toda esta información se ha estado proporcionando desde hace varios meses.

Dice que el fenómeno meteorológico tiene que ver con el calentamiento superficial del agua en la zona ecuatorial del Pacífico y se espera sea más fuerte incluso que el de 1950 o similar al de 1998. “Independientemente de la magnitud de la fuerza del ‘Niño’, a nosotros nos ha provocado lluvias muy importantes ‘Niños’ débiles -1977,78 o el 80-; en el 93 ‘El Niño’ estaba neutral, con aguas superficiales dentro de la normalidad.

“Para mí como Protección Civil no tiene un peso específico que sea un ‘Niño’ muy fuerte o no, a mí me preocupan las temporadas de lluvia, todas las temporadas de lluvia, ‘El Niño’ cada dos a siete años puede ir y venir, pero las temporadas del lluvia son todos los años”.

Rosquillas considera que debemos estar preparados todo el tiempo ante la temporada de lluvias, y en la de este año se eleva muchísimo la probabilidad de fuertes, abundantes chubascos por el fenómeno “El Niño”.

El experimentado funcionario refiere las principales zonas de riesgo en toda la entidad.

Menciona el caso de Mexicali, en la zona del Rio Nuevo -en las colonias Agualeguas y El Vidrio-, que históricamente se han inundado y se van a seguir inundando hasta que no se haga todo un sistema pluvial que incluya la reubicación con el involucramiento de diferentes niveles de gobierno, sobre todo de quienes se encargan del ordenamiento territorial.

Se le plantea que pareciera no se ha hecho nada para contrarrestar esa situación, Rosquillas responde: “A mí no me gustaría meterme a fondo en eso, porque yo no soy el que determina el ordenamiento territorial...”.

- Pero ¿a ustedes les toca lidiar con las repercusiones de esa situación?

“A nosotros nos toca avisarle a la gente, coordinarnos para que la gente que vive en zonas de alto riesgo esté lista para enfrentar el problema y básicamente coordinar la atención”, dice al mencionar áreas como la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano a nivel federal, o a la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano estatal y municipal, entre otras instancias encargadas de ese ordenamiento territorial y determinar si se reubica o no, o si se hace una obra más grande, un mejor desarrollo y cuánto se invierte. “No es mi tema”, elude Rosquillas.

En el caso de Tijuana, indica que la ciudad está asentada sobre 32 cuencas, la mayoría ya tienen infraestructura pluvial, pero hay dos que le preocupan: la que está en la delegación El Centenario -Cañón Las Torres y Nido de las Águilas, que vienen del cerro de Otay desde Estados Unidos, traspasa la frontera y cruza una zona con importante densidad poblacional para desembocar en el Río Alamar.

“Aquí hay asentamientos irregulares y no hay infraestructura pluvial”, sugiere en relación a que se trata de un cauce natural, además de invadido. En esa zona no ha llovido fuerte como en el 78, 80 o el 93, aparte de que en ese entonces estaba despoblada en un 90 por ciento.

En Ensenada -aclara se trata de detalles más del Municipio- señala una cuenca “preocupante”, la del arroyo que desemboca en El Sauzal, por un lado del CICESE.

De Rosarito, Rosquillas apunta el Cañón de Huauatay, que inicia cerca del Corredor 2000, cruza una extensión despoblada pero cuando entra a la zona poblada de la ciudad no hay infraestructura, y con asentamientos prácticamente en el lecho del rio. “Ahí hubo siete muertos en el 98 y no se ha hecho ninguna modificación a su estructura”, anota. Otras áreas de riesgo en esa misma zona son los cañones del Morro y del Descanso, aunque en este último hay gente viviendo ahí desde hace muchos años.

“ORUGA”, ADMINISTRACIÓN DE SECRETARÍA Y RESPONSABILIDAD DE PROTECCIÓN CIVIL

Para el presente año, a la Dirección de Protección Civil -parte de la Secretaría General de Gobierno- se destinaron 9.5 millones de pesos, exactamente lo mismo que en 2015 y el mismo monto que han recibido desde hace 11 años.

En el caso de la “Oruga”, Antonio Rosquillas detalla que el vehículo anfibio está en reparación en los talleres de Mexicali, ya que de acuerdo al Reglamento Interno de la Secretaría, corresponde al área de administración repararla, pero con presupuesto de Protección Civil.

Afirma que desde que entró esta administración -diciembre de 2013- el vehículo estaba parado y tenía seis meses en esa situación. El vehículo especializado es de origen noruego con motor Mercedes Benz, pero todas sus piezas son muy especiales, entre ruedas guía, bandas, rótulas de tracción, dirección.

Rosquillas Navarro refiere que son cerca de 200 mil pesos el monto necesario para la reparación. El vehículo adquirido por el gobierno estatal en 1992 fue prestado hace unos años al gobierno de Tabasco durante las inundaciones.

Le han asegurado que la “Oruga” estará lista en dos semanas y funcionando al 100 por ciento.

El titular estatal de Protección Civil se muestra cauto al abordar el tema de la burocratización del mantenimiento del equipo y solo cita que de acuerdo al Reglamento Interior de la Secretaría, corresponde al administrador tomar la responsabilidad de esas acciones. Aun así suelta:

“Debería de ser mía, yo debería tener la autonomía total, porque yo soy el responsable de responder, de tener el equipamiento adecuado, pero eso tendremos que buscar la manera de corregirlo”. 

- ¿Eso implica que el seguir ese reglamento hace lento el proceso de reparación?

“No me gustaría meterme en camisa de once varas, el pisar los cables con la misma gente de mi gobierno. Pero como no ha estado en mis manos arreglarla y yo no soy ‘el jefe de’, ahora sí que estoy en manos de que cuando él considere llevarlos a reparar y dónde los va  reparar, con qué y cómo, pues ahora sí que la responsabilidad interna recae en el administrador”.

- Pero a ustedes les recae la responsabilidad en cuanto a poder desarrollar sus tareas…

“La responsabilidad ante la población es mía, ante el propio gobernador es mía, ante el propio secretario es mía, lo cual no debería ser una excusa decir que no lo han arreglado. Creo que son de esas inercias que es muy sano romperlas para que, si voy a ser el responsable de atender una emergencia y de mí dependa que muera o viva gente, que se destruya o no infraestructura, pues que yo sea cien por ciento autónomo”, expone en referencia a la reparación de vehículos, equipo de comunicación y demás equipamiento.
“Esa responsabilidad la tiene el administrador y él aplica sus tiempos, los suyos, no los míos...”.

“Espero que todo eso haya servido, la población haya tomado su lugar, hayan hecho sus planes familiares de protección civil y estén listos y preparados porque la lluvia ya está; si no lo hiciste en los últimos cuatro meses, te queda un día para hacerlo”:
Antonio Rosquillas
  
CUIDAR EL DINERO

José Guadalupe Valdivia, director de Administración de la Secretaría General de Gobierno, justifica que el vehículo anfibio tenía más de tres años averiado, que las piezas para la reparación se mandaron pedir a China y se esperaba que llegasen esta semana. Se trata de unos engranes que hacen girar las cadenas.

Calcula que por las piezas se gastaron 80 mil 759 pesos, aunque aclara que originalmente les habían dado un presupuesto de 200 mil pesos, pero se buscó reducirlo. Un tercer presupuesto era por cerca de 250 mil pesos.

Valdivia explica que desde octubre del año pasado dio inicio el trámite para la reparación que -asegura- quedará concluida esta semana. “Una de las tareas del administrativo es cuidar el dinero como si fuera tu lana”, reflexiona en alusión a un primer presupuesto para reparar la “Oruga” por 252 mil pesos.

En cuanto a otro equipo de Protección Civil pendiente de reparar, hace mención de dos unidades pick-up Ram en las que calculan gastar cerca de 18 mil pesos y que estarán listas en un par de semanas.

Aparte, existe un paquete de infraestructura que se está entregando, incluida la reciente dotación de diez aparatos de televisión -para monitores- más un par de teléfonos satelitales que costaron 120 mil pesos el par.

Además de un equipo de cómputo, sillas y escritorios, también le aportaron a Protección Civil diez mil sacos para arena y lo que llama “diverso equipamiento”.

En cuanto al presupuesto de 9.5 millones de pesos para la Coordinación de Protección Civil, Valdivia refiere que desde hace 11 años es el mismo monto destinado a esa instancia. Del tema presupuestal, la tramitología y burocratización del proceso para reparación y adquisición, sintetiza:

“Presupuestalmente ha crecido poco porque no hay más lana, si le destinas más recursos habría que ver a que otra área se lo quitas. La lana es de todos y a veces unos queremos el recurso de otros, la sábana es la misma, tienes que buscar cómo armonizar todo el recurso.

“Estamos articulados, de alguna forma tenemos comunicación, yo confío en que él (Rosquillas) sabe lo que tiene que hacer y espero que él confíe en lo que yo tengo que hacer. Tenemos que ajustarnos a la normatividad. Protección Civil tiene su razón de ser porque es el seguro de que alguien va a tomar el liderazgo y sabe todas las posibles eventualidades que se pueden  presentar en determinado fenómeno, y va a estar para conducir los trabajos y saber a dónde los tiene que llevar. En el momento en que ocurran las cosas la lana va a salir, de donde tenga que salir…”, concluye.


(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ Sergio Haro Cordero / Fotos. Sergio Haro/   11 de Enero del 2016 a las 12:00:46)

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