La renuncia de Tere García de
Madero a su militancia panista podría marcar un antes y después en el PAN de
NL. Con ella podrían irse integrantes afines al ala tradicional, y dejar el
camino libre a la neocúpula en su lucha por el control del partido
Como secretario del PAN, en el 2003 Raúl
Gracia extendió su influencia en San Pedro y negoció con Mauricio Fernández
para tener un control de la militancia de ese municipio
Como secretario del PAN, en el 2003 Raúl
Gracia extendió su influencia en San Pedro y negoció con Mauricio Fernández
para tener un control de la militancia de ese municipio
35,000 militantes registra el padrón del
PAN en nuevo León
14,785 militantes acudieron a votar en
la elección del domingo
El rompimiento que se avecina
en el PAN de Nuevo León es un plan fraguado desde hace años por la neocúpula
panista, encabezada por el senador Raúl Gracia.
Esta maniobra la inició hace
12 años el legislador para tener el control total de Acción Nacional, proyecto
que llegó con la victoria de Mauro
Guerra Villarreal como dirigente estatal de este partido.
Y con la salida de panistas
tradicionales como Fernando Elizondo Barragán, Fernando Canales Stelzer,
Mauricio Treviño, Carlos Domínguez Ahedo y ahora Teresa García de Madero, el
PAN no tendrá un contrapeso de opiniones.
La democracia de esta partido
quedará prácticamente en cenizas.
Gracia, como secretario del
PAN cuando era dirigido por Rebeca Clouthier en el 2003, comenzó su propósito
de controlar a este partido, así como a su millonario presupuesto.
Extendió su influencia en San
Pedro y negoció con Mauricio Fernández para tener un control de la militancia
de ese municipio.
Fernández, con apoyo de
Gracia, se postuló como candidato a la gubernatura de Nuevo León, pero perdió
abrumadoramente ante el exgobernador Natividad González Parás.
El plan del senador Raúl
Gracia por el control del partido estaba en marcha.
Clouthier presentó su
renuncia en el 2006 al cargo con carácter de irrevocable, aludiendo motivos
personales; Raúl Gracia se quedó como presidente interino de este instituto
político y comenzó a marcar su dominio.
Negoció con la cúpula
tradicional para llevar a Juan Carlos Ruiz como dirigente del PAN local en el
2006.
Sabía que al tener influencia
en el PAN, podría imponer a sus candidatos afines para los escaños de diputado
local y federal.
Pero en esa época la vieja
cúpula aún tenía peso en el panismo nuevoleonés, y decidieron lanzar a Fernando
Elizondo Barragán como candidato a la gubernatura en el 2009.
Durante su estancia en la
dirigencia, Ruiz comenzó la polémica afiliación masiva de panistas para
conseguir el control del padrón de militantes en municipios clave como
Monterrey, San Nicolás, Guadalupe, Santa Catarina y San Pedro.
Juan Carlos Ruiz simbolizó a
la neocúpula durante su periodo como dirigente blanquiazul, incluso acompañó a
Mauro Guerra en su bunker durante la elección interna del domingo pasado.
CRECE DOMINIO DE GRACIA
El senador hizo una alianza
con Zeferino Salgado, líder del grupo San Nicolás, y junto con Fernando
Larrazabal y su División del Norte, para tener mayor dominio hacia el interior
del partido.
La neocúpula año con año
tomaba fuerza en el PAN, y hasta se hicieron llamar la Santísima Trinidad,
integrada por el Grupo San Nicolás, División del Norte y el grupo del senador
Raúl Gracia, mientras la cúpula tradicional se debilitaba.
Sin embargo, la vieja cúpula
resurgió y mantuvo a Sandra Pámanes como dirigente de Acción Nacional del 2009
al 2011.
La llegada de José Pérez
Bernal a la dirigencia hizo creer que el panismo de Nuevo León estaba unido,
pero sucedió lo contrario.
Aunque Pérez Bernal contaba
con el apoyo de Tere García de Madero, Fernando Elizondo y Fernando Canales
Stelzer, éstos comenzaron a renunciar al partido desde hace tres años.
La más reciente fue García de
Madero, y con eso se aviva la amenaza de una desbandada de integrantes del ala
tradicional del blanquiazul.
Sin un contrapeso de
opiniones en el PAN local, la neocúpula dirigida por el senador Gracia, Salgado
con su grupo San Nicolás, y la División del Norte de Serrano, no habrá otra
fuerza que seleccione a los candidatos idóneos.
… Y SIN CREDIBILIDAD
La elección para la
renovación de la dirigencia estatal del PAN evidenció que este partido está en
declive y sin credibilidad.
La poca participación de la
militancia, que sólo llegó al 42 por ciento, abre la puerta para cuestionar qué
está sucediendo con este partido, que quedó en cenizas en las pasadas
elecciones electorales del 7 de junio al situarse como la tercera fuerza
política.
Esta cifra contrasta con lo
que esperaba la Comisión Organizadora de Elecciones, pues pronosticaba una
participación del 80 por ciento ya que sería abierta a la militancia.
Cabe recordar que antes el
dirigente panista era elegido por medio de grupos del Consejo Directivo Estatal
del PAN.
Las cifras no mienten. En las
votaciones del pasado domingo, la Comisión Organizadora de Elecciones informó
que un total de 14 mil 785 militantes acudió a elegir quién sería el próximo
líder de Acción Nacional en la entidad.
En la comparación con las
elecciones internas para elegir a su candidato a la gubernatura, la respuesta
fue mucho mayor de los militantes panistas.
La misma Comisión informó que
se tuvo una asistencia del panismo de Nuevo León de 16 mil 400 militantes.
La celebración de los
panistas al ser elegido Felipe de Jesús Cantú como su candidato fue lleno de
colorido y apoyo, en contraste con el pobre festejo en el bunker de Mauro
Guerra Villarreal, como nuevo líder estatal del PAN.
LA VIEJA CÚPULA EXTINTA
La vieja cúpula, precursora
del panismo en esta entidad, está desapareciendo. La salida de Tere García de
Madero podría ser el antes y después del PAN local.
Se estima una posible
desbanda de al menos unos 4 militantes, quienes votaron por ella el pasado
domingo en la lucha por la dirigencia estatal de Acción Nacional.
Con la salida obligada de
Carlos Domínguez Ahedo de la dirigencia estatal en el 2003, este grupo comenzó
a perder poder dentro del PAN.
Y con la llegada del senador
Raúl Gracia como secretario del partido, empezó a escribirse una nueva historia
de grupos hacia el interior del organismo.
La fuerza de la vieja cúpula
es casi nula hoy en día, por lo que perdió posiciones simbólicas en las pasadas
elecciones internas.
Con el triunfo de Mauro
Guerra Villarreal como el nuevo dirigente de Acción Nacional, la vieja cúpula
no tendrá voz ni voto en este partido.
Todo quedará en manos de la
neocúpula panista integrada por el Grupo San Nicolás, de Zeferino Salgado; la
División del Norte, de José Serrano e Iván Garza, y el grupo del senador Raúl
Gracia.
Los panistas identificados
con el ala tradicional fueron prácticamente excluidos del proceso de selección
y designación de candidatos para cargos federales y locales en las elecciones
de julio del 2012.
(REPORTE INDIGO/ JESÚS PADILLA/ MARTES
18 DE AGOSTO DE 2015)
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