Hay tensiones en el
gabinete del presidente Enrique Peña Nieto. Dos secretarios de Estado, Miguel
Ángel Osorio Chong de Gobernación, y Emilio Chuayffet de Educación, están
hartos del subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda. La razón es
simple: la Coordinadora Magisterial, cuyo corazón y músculo es la Sección 22,
fue históricamente un problema de gobernabilidad de Oaxaca, hasta que Miranda
lo convirtió en un problema de gobernabilidad nacional. Todo, en menos de tres
años. Los problemas que causa Miranda son imperdonables en cualquier gobierno,
y afecta la operación de ellos. Pero eso no pasa en el de Peña Nieto, porque
Miranda está blindado por su íntima amistad con el Presidente. La marca de Los
Pinos es la de su amigo por sobre la gobernabilidad, aunque haya zonas del país
en zozobra y confrontación permanente.
La nueva
movilización de la disidencia magisterial sobre las calles del Centro Histórico
de la Ciudad de México y el estrangulamiento de la vida cotidiana, es el
recordatorio permanente de su fracaso. Con dinero todo es más sencillo –como
decía, se repite aquí otra vez, el legendario Fernando Gutiérrez Barrios-, pero
habría que añadirle que repartir recursos políticos tiene que ser un ejercicio
inteligente. Otro mexiquense, Chuayffet, cuando fue secretario de Gobernación
en el gobierno de Ernesto Zedillo, sacó de la caja chica 300 millones de pesos
que entregó cada mes al sindicato del Hipódromo de las Américas durante una
larga deuda. La racional es que mejor que tuvieran para comer durante la
negociación, que llevarlos al extremo y a acciones radicales por hambre.
El dinero político
bien utilizado, genera gobernabilidad. El dinero político mal empleado, al
desastre. En menos de dos semanas, esto se comprobó cabalmente. Empezó el
viernes 29 de mayo con un escueto comunicado de la Secretaría de Educación
Pública donde anunciaba la suspensión indefinida de las fechas publicadas para
la realización del proceso de evaluación de docentes, “con motivo de nuevos
elementos a considerar”. Con ello, el gobierno federal violó al menos 10
preceptos constitucionales que llevó al Poder Judicial ordenar la reposición
del proceso, porque la dependencia se había extralimitado en sus funciones.
El lunes 8 de junio,
Chuayffet reapareció para explicar que la evaluación se reanudaría como estaba
previsto, y dio dos razones de la suspensión previa. Una es que no había
computadoras ni conectividad en varios estados para realizarla, lo que parece
una bufonada: ¿en una semana se resolvió el problema de infraestructura? La
segunda, que aporta el contexto real de la medida, es que fue una acción “prudente”
para no afectar las elecciones—que eran amenazadas por la Coordinadora de ser
boicoteadas si no se suspendía la evaluación de maestros. El secretario de
Educación mostró que en el tema de la disidencia magisterial, es un pelele de
Miranda y a quien desde Los Pinos obligan a dar la cara y sufrir el desgaste
político en lugar del subsecretario.
La decisión de
suspender la evaluación, aún a costa de violar la Constitución, se dio como un
acto ingenuo de negociación de Miranda con la dirigencia magisterial. Inútil,
además, porque los experimentados maestros entendieron que era una farsa el
dulce que les ponían en la boca. Desde el primer momento ratificaron su boicot
a las elecciones y aceleraron sus movilizaciones. El argumento de Chuayffet es
sofista. No hubo prudencia en la medida sino incompetencia. Quería engañar e
incendió la pradera. La suspensión no facilitó las elecciones, sino una acción
secreta hasta ahora del secretario Osorio Chong, el viernes, cuando los líderes
magisteriales iban a entrevistarse con Miranda.
Funcionarios
federales revelaron que los maestros fueron interceptados por la escolta del
secretario del Estado Mayor Presidencial, quienes les dijeron que Osorio Chong
quería platicar antes con ellos. Según la descripción del encuentro, un muy
enérgico secretario les advirtió que no iba a permitir que boicotearan las
elecciones, y que si ellos continuaban con su propósito, “los iban a chingar”.
Les anticipó que desde esa misma noche comenzaría el despliegue del Ejército en
el sur del país, principalmente en Oaxaca. Los funcionarios dijeron que los
líderes magisteriales salieron desencajados de esa reunión. Al día siguiente
comenzaron su repliegue.
En el sur del país,
en la cuenca del descontento, las elecciones se realizaron con un territorio
militarizado, y acciones de violencia donde históricamente ha habido conflictos
electorales. El desaseo de Miranda en las negociaciones había llevado las cosas
a ese extremo en materia de la gobernación, y obligó a Chuayffet a seguir el
desgaste sobre su persona por un tema del cual siempre ha estado excluido.
Pasadas las elecciones, el escenario volvió a ser el que construyó Miranda. La
Coordinadora se fue una vez más al movimiento y la presión, en negociación y
confrontación.
Osorio Chong rescató
el proceso electoral de la mano del secretario de la Defensa, general Salvador
Cienfuegos. Chuayffet tendió la cortina de humo para ocultar sus fracasos e
incapacidades del subsecretario. Los dos no trabajaron por Miranda, sino por el
presidente Peña Nieto, cuya debilidad por su compadre ha nublado su juicio y le
impide ver que el subsecretario es el Caballo de Troya inopinado de la
disidencia magisterial en Los Pinos.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(EJECENTRAL.MX/
Columna ESTRICTAMENTE PERSONAL de Raymundo Riva Palacio/ 11 de Junio 2015)
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