Río Grande— Hace
diez años un trabajador chileno en la zona de Río Grande, en el extremo sur de
Argentina, se desempeñaba en las estancias de la zona como peón, rutina en la
cual adoptó un perro callejero como mascota y a quien bautizó como
"Calafate", en alusión al tradicional arbusto de la Patagonia
trasandina.
Todo acabó esta
semana, cuando tras ser atacado por otros dos perros, "Calafate"
sufrió heridas que le provocaron la muerte.
En 2004, Pedro Vera
Cárcamo falleció debido a un accidente laboral, dejando en total desamparo a su
perro, quien pese a ser adoptado por una estancia, hizo habituales las
escapadas al cementerio local para acudir a la tumba de su desaparecido amo.
Según el diario
local “El Sureño de Río Grande”, los responsables del panteón hicieron los
esfuerzos por impedir la entrada del animal, no obstante, la insistencia de
"Calafate" fue más fuerte, terminando por hacerse un residente
habitual del lugar.
Desde entonces y
durante una década, el humilde can resguardó la tumba de su amo chileno,
haciéndose conocido en toda la ciudad patagónica por su particular historia,
por lo cual no eran pocos los vecinos que le llevaban alimento y abrigo.
Sin embargo, todo
acabó esta semana, cuando tras ser atacado por otros dos perros,
"Calafate" sufrió heridas que le provocaron la muerte, siendo
sepultado por los mismos funcionarios del cementerio de Río Grande.
Calafate fue
sepultado muy cerca del quincho donde compartía sus días con el personal
municipal, dentro del predio que eligió para seguir al amo perdido.
(EL DIARIO, EDICION
JUAREZ/ Excélsior | 2014-02-15 | 22:17)
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