Un intento más de algunos alumnos homosexuales del
Tecnológico de Monterrey por agruparse fue bloqueado por las autoridades
de ese centro de estudios regiomontano, considerado conservador. El
argumento es que está prohibido hacer proselitismo en las instalaciones
del ITESM… Es decir que para las autoridades de esa institución –con
campus prácticamente en todo el país– los estudiantes de la comunidad
LGBT equivalen a un partido político o a un grupo religioso.
MONTERREY, NL (Proceso).- Miguel Díaz Rizo intentó fundar una
asociación de alumnos homosexuales en el Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). No lo logró
Guatemalteco de 22 años y abiertamente homosexual, este joven cursa
el séptimo semestre de la licenciatura de animación y arte digital en el
ITESM campus Monterrey. En 2011, junto con otros estudiantes, buscó
formar una asociación de alumnos de la comunidad lésbico, gay, bisexual y
transgénero (LGBT).
Pero la institución rechazó su propuesta con el argumento de que en
sus instalaciones no se permite hacer proselitismo. Esto desconcertó a
Díaz Rizo, pues su interés era ofrecer apoyo a los homosexuales, no
pedirle al alumnado cambiar sus preferencias sexuales.
Explica en entrevista con Proceso: “Hubo apoyo de parte de las
primeras personas de la cadena directiva a las cuales les presentamos la
propuesta. Les interesaba el tema pero –y en esto evitaré dar nombres
para no comprometer a nadie– se llegó a un punto en el que se nos puso
una barrera y nos dijeron: ‘Esto no, porque en el reglamento se dice que
no se puede hacer proselitismo dentro de la institución’”.
Los directivos del ITESM consideraron que al permitirse una
asociación de ese tipo, sus fundadores harían proselitismo por la causa
homosexual, como si fuera un partido político o un grupo religioso.
Antes, la comunidad estudiantil referida emprendió por lo menos
cuatro intentos en otros campus del ITESM para crear agrupaciones
similares con la bandera de la equidad de género, la diversidad sexual y
el respaldo al sector homosexual, dice Díaz Rizo.
Cuenta que en 2010 –después de que en el Distrito Federal se
legalizaron los matrimonios entre personas del mismo sexo–, se gestó un
movimiento en el campus capitalino del ITESM encaminado a impulsar su
propia asociación LGBT. Pero la iniciativa, apunta, fue rechazada por el
Departamento de Desarrollo Estudiantil y por el Área de Grupos
Especializados.
Actualmente, afirma Díaz, en el Tec de Monterrey hay homosexuales en
prácticamente todos los niveles, desde el estudiantil hasta el
magisterial y el directivo. Es algo que no se dice pero “se sabe”,
señala.
Cuando quiso formar la agrupación encontró que no hay un solo grupo
de ese tipo en ninguna universidad del país. En Estados Unidos, en
cambio, muchas tienen fraternidades gay. Harvard, una de las
instituciones educativas de mayor prestigio en el mundo, es reconocida
como una de las más respetuosas de la comunidad LGBT.
Cuestionado al respecto, el ITESM respondió en un breve comunicado:
“Ante todo es muy importante señalar que el Tecnológico de Monterrey
respeta a todas las personas. No discrimina por su preferencia
religiosa, política u orientación sexual. En cuanto al reconocimiento
oficial de grupos estudiantiles, la institución sólo reconoce a aquellos
que a su juicio enriquecen la formación curricular de sus alumnos”.
“No estaba listo”
Díaz Rizo reitera que está orgulloso de estudiar en el Tec
–institución fundada en 1943 por el industrial regiomontano Eugenio
Garza Sada– y sabe que si se expresa inapropiadamente de la institución
puede ser sancionado.
Por eso señala que su intención al tocar el tema de la negativa a
formar las asociaciones gay en el Tec es abrir el debate, pues el
sistema de la institución enseña a los alumnos a luchar por lo que
quieren y él lo hace.
Se respalda en el código de ética del sistema Tecnológico de
Monterrey, cuyo punto 2 establece: “Tratamos a todos con equidad y
evitamos cualquier tipo de discriminación”. También se apoya en la Lista
de Valores del ITESM, donde se dice: “Vivimos en una cultura global y
fomentamos la diversidad”.
Apunta que en el campus Monterrey hay homosexuales en prácticamente
todos los ámbitos; algunos alumnos gay, dice, se expresan afecto tomados
de las manos o con gestos socialmente aceptados, como abrazarse. Dice
que a él nadie le impide hablar del tema, aunque sabe que hay quienes se
incomodan por ello.
La institución sabe y acepta la existencia de personas de la
comunidad LGBT desde el momento en el que hay grupos de apoyo
psicológico para los alumnos que exponen su necesidad de aceptación por
su orientación sexual.
Afirma que nunca ha acudido a estas terapias pero indica que algunos
de sus compañeros lo han hecho y le han comentado que les han ayudado
para avanzar en sus vidas.
Díaz no tuvo la oportunidad de presentar la propuesta por escrito ni
accedió al formulario para acreditarse como asociación dentro del
sistema.
“Cuando propusimos abrir el grupo queríamos representar a la
comunidad, ser vínculo de personas que desean salir del clóset o con
dudas sobre su sexualidad. Hay muchas universidades en Estados Unidos
con grupos de diversidad sexual permitidos y aceptados”, señala.
Agrega que tradicionalmente en el Tec hay apertura. Los candidatos
presidenciales acuden a la institución y exponen sus ideas, aunque no
reparten gorras ni hacen proselitismo. Lo mismo ocurre cuando van los
fieles de cualquier religión y pueden exponer sus creencias, aunque no
le piden a nadie convertirse, algo que la institución no permitiría.
Pero los directivos consideraron que una asociación de homosexuales caería en ese supuesto propagandístico.
Díaz ha sabido de intentos similares en otros estados. “Al final –y
no sé cuáles hayan sido las razones– se tomó la decisión de que no se
iba a permitir, porque decían que el Tec no estaba listo para tener una
asociación de este tipo, lo que sea que eso signifique. Y así ha habido
otros grupos a los que les han dado los mismos motivos para no
permitirles existir.
“El Tec cuida mucho su imagen. Quiere evitar que haya controversias.
Busca siempre mantener el prestigio de la institución”, dice.
Por eso, considera, en el ITESM hay homosexuales que no pueden
manifestar públicamente su orientación, pues temen la reacción del
personal docente y de los directivos, quienes nunca se han pronunciado
institucionalmente al respecto.
Díaz se manifiesta en desacuerdo con la negativa del ITESM de
permitir una asociación de homosexuales, sobre todo si se considera que
en la institución hay otro tipo de agrupaciones de género, como el Foro
de Mujeres Líderes, el cual busca abrir más espacios para ellas y luchar
contra el estereotipo.
“Los derechos homosexuales están establecidos en la Carta de Derechos
Humanos de la Naciones Unidas. Pero a mí y a muchas personas nos causa
conflicto que algo como crear un grupo para promover mi integridad
física y para que mis derechos no se discriminen, sea tomado como
proselitismo, porque esto implica una falta de reconocimiento
institucional al hecho de que la sexualidad es parte de la naturaleza
humana”, dice.
Alega que nadie elige su sexualidad – “y esto es un hecho, así como
existe la gravedad” –, y los psicólogos pueden constatarlo, pues hay un
consenso para señalar que la homosexualidad no es una enfermedad ni algo
aberrante o antinatural.
Según Díaz, el propósito de la agrupación que pretendió crear es
representar a la comunidad LGBT existente en la institución, la cual
carece de apoyo activo, no sólo formalizarse en una sociedad para
levantar la mano y hacerse visible.
“Queremos que se abra un foro donde se hable de sexualidad, de
libertad sexual y que las personas sepan que existimos. Vivimos en una
sociedad donde esto no se ve de una manera aprobatoria y aclaro que esto
no es culpa del Tec”, refiere.
“En mi grupo lo que queríamos era aceptarnos, hablar del tema,
apoyarnos, compartir nuestras historias y formar una comunidad dentro
del Tec. Y no era exclusiva para chavos gay, porque la diversidad sexual
está compuesta por todo el mundo”, señala, y agrega que no existe el
dato de cuánta población LGBT hay en el ITESM.
Dice entender la reticencia de la escuela debido a su naturaleza
conservadora, además de tener presente que se trata de una institución
privada y con reglamentos que deben acatarse.
“Estoy muy orgulloso de ser parte del Tec y nos inculcan mucho esto
de la responsabilidad social. En todos sus discursos el rector habla de
la hipoteca social, que dice que al tener una educación superior,tengo
un lugar privilegiado en la sociedad y debo hacer algo para mejorarla.
“Nos corresponde luchar por lo que queremos y si el Tec piensa que
alguna parte del grupo va contra los preceptos de la institución, está
bien. Nadie va a obligar al Tec. Pero estamos en nuestro derecho y es
nuestro deber luchar por lo que creemos correcto”, concluye.
El ITESM tiene 31 campus en México y 19 oficinas de vinculación en el
extranjero; 99 mil 203 alumnos de bachillerato, licenciatura y
posgrado; 8 mil 831 profesores; 60 carreras profesionales –18
especialidades médicas y 15 en otras disciplinas–; 42 maestrías; 12
doctorados y cuatro programas de preparatoria.
Una página de internet, Campus Pride Index, enlista 382 universidades
estadunidenses que aceptan a integrantes de la comunidad LGBT. Se
califica con un marcador de una a cinco estrellas para medir el grado de
aceptación a los homosexuales.
Este índice lo elabora la organización estudiantil Campus Pride, que
cual busca crear condiciones más seguras y cordiales para la comunidad
LGBT en Estados Unidos.
La Universidad de Harvard está aprobada con la más alta calificación
en tolerancia –las cinco estrellas– por su total aceptación a la
identidad de género, así como a las expresiones de la comunidad y a las
políticas de inclusión, de apoyo y compromiso, de seguridad y de cuidado
de la salud.
Su organización es el Harvard Gay and Lesbian Caucus, con cinco mil integrantes entre estudiantes y directivos.
/8 de noviembre de 2013)
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