sábado, 29 de junio de 2013

MARIDO CELOSO MATA A 4 EN MAQUILA JUARENSE


              

Ciudad Juárez— “Yo no sabía quiénes eran, yo lo que quería era matarlos, andaba muy tomado”.

Daniel Adrián Chico Hernández, de 47 años, confesó así el multihomicidio que perpetró la madrugada de ayer contra cuatro empleados de la maquiladora donde trabaja su esposa.

Atosigado por los medios, Daniel Adrián, de oficio mecánico electricista, narró que desde hace seis meses había visto a su mujer con otro hombre en la empresa maquiladora en la que trabaja y la madrugada de ayer finalmente desahogó la ira que le provocaron los celos.

Como resultado del ataque dos guardias de seguridad de la empresa Lear, del parque industrial Omega, perdieron la vida, así como el encargado de recursos humanos y un empleado y delegado sindical del turno de noche.

Tras estos hechos, el hombre intoxicado por el efecto de las drogas y de alcohol que consumió huyó a esconderse, pero fue su propia mujer la que le dijo a los policías dónde lo podrían encontrar.

Todo comenzó un día antes, cuando desde la madrugada del jueves Daniel Adrián había acudido a la entrada de la empresa ubicada en el cruce de las calles Sigma y Omega para llevarse a la fuerza a la que fuera su mujer.

En el lugar forcejeó con su ex esposa y fue gracias a la intervención de uno de los vigilantes de la maquila que no pudo llevársela a la fuerza.

Al día siguiente, desde las 10 de la mañana comenzó a ingerir bebidas alcohólicas y a drogarse.

Su propia madre le dijo que ya tenía que ponerle fin a la situación por la que estaba pasando, por eso le recomendó que buscara a su esposa y arreglara las cosas.

Desde hace un par de meses su pareja sentimental lo había dejado para irse a vivir sola en un departamento y eso lo tenía muy enfurecido “porque ni a sus hijos se llevó”.

“Una vez la vi junto a una columna haciendo cosas que no quiero repetir, yo ya sabía que me engañaba”, dijo durante su presentación en la Fiscalía General del Estado en la Zona Norte.

La madrugada de este viernes decidido a hacerle caso a su madre, fue a ponerle fin al problema, por lo que tomó una pistola calibre .40 que le habían regalado, con la intención de quitarle la vida a su mujer.

Al llegar de nueva cuenta a Lear el guardia lo vio a la distancia, por lo que le avisó a la mujer que su esposo venía a buscarla; le dijo que mejor la iba a sacar por otra puerta, mientras sus compañeros lo encaraban.

Una vez que Chico Hernández llegó al lugar en cuanto vio al personal de protección detonó su arma en contra de Abundio Grajeda Arguijo, de 52 años.

Otro de los guardias, identificado como Francisco Cano, de 52 quien intentó acercarse también fue agredido a balazos.

Instantes después llegó el delegado sindical del turno de noche Daniel Rubén Vélez Renteria, y Ernesto Zavala Navarro, de 36 años y quien se desempeñaba como encargado de Recursos Humanos de la compañía.

A todos les disparó Hernández Chico.

Dos murieron en el lugar, mientras que los otros dos fallecieron luego de ser llevados a un hospital.

El agresor salió huyendo a bordo de una camioneta pick up Ford, modelo 1960 a un domicilio de la colonia Libertad hasta donde acudieron agentes de la Unidad de Delitos contra la Vida.

En el domicilio le encontraron el arma que utilizó así como otra de calibre 9 milímetros con varios casquillos útiles.

Una fuente extraoficial refiere que el hoy imputado por homicidio fue elemento de seguridad personal de un empresario juarense y fue precisamente uno de sus superiores quien le regaló el arma homicida de calibre .40 desde hace muchos años, mientras que la de 9 milímetros la compró en El Paso, Texas.

El hoy detenido había estado en prisión tres de ocho años de sentencia por el mismo delito y en las mismas circunstancias en 1990 en contra de otro hombre.

En aquella ocasión el propio Chico Hernández había reconocido que lo mató por intentar violar a la que fuera su primera esposa.

Sobre estos hechos la empresa Lear Corporation se comprometió a pagar los gastos funerarios de los cuatro empleados.

Cuestionado por un reportero si aún se encontraba tomado, el presunto asesino se limitó a responder: “No, estoy crudo”.

redaccion@redaccion.diario.com.mx
(Staff/ El Diario | 2013-06-29 | 00:11)

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