Con
sólo nueve días en el gobierno del estado, Aristóteles Sandoval sintió la
presión de la delincuencia organizada con el asesinato, de día y en la vía
pública, de su secretario de Turismo, Jesús Gallegos Álvarez. Armado el
rompecabezas de testimonios, se ve a un oscuro personaje que movía dinero a
raudales, que hizo aportaciones a la campaña de Sandoval y cada tanto quedaba
mal con sus socios. Falta comprobar si el nuevo gobierno del viejo PRI apuesta
por una investigación creíble o le gana la genética y opta por enterrar el
problema.
Alberto Osorio M. Y Felipe Cobián R.
GUADALAJARA,
JAL.- La tarde del sábado 9, la recién estrenada administración de Jorge
Aristóteles Sandoval Díaz se cimbró con el asesinato del secretario de Turismo,
José de Jesús Gallegos Álvarez, y puso de manifiesto el endeble método del
gobernador priista para seleccionar a sus colaboradores.
Con
apenas nueve días en el poder, ya enfrentaba sospechas de que un miembro de su
gabinete estaba involucrado en lavado de dinero, turbios negocios inmobiliarios
y casinos.
El
secretario general de Gobierno, Arturo Zamora Jiménez, se apresuró a afirmar
que los motivos del crimen “probablemente estarían ligados a sus actividades
empresariales” anteriores al cargo. Esta afirmación le acarreó al exsenador
fuertes críticas, sobre todo en las llamadas redes sociales.
El
excandidato a la gubernatura por el partido Movimiento Ciudadano, Enrique
Alfaro Ramírez, señala que el asesinato de Gallegos hace obligatoria una
explicación clara por parte de Sandoval Díaz, quien por cierto no apareció en
actos públicos hasta miércoles 13.
Y
el penalista Fernando Espinoza de los Monteros, investigador de la Universidad
de Guadalajara, dice en entrevista que con este crimen se abren interrogantes
sobre la posible conexión del funcionario con el lavado de dinero.
Señala
que Zamora Jiménez intentó desmarcar al gobierno del estado de cualquier
revelación comprometedora de Gallegos, pero “la carga del hecho a sus
actividades empresariales significa mucho; quiere decir que este hombre tenía
compromisos a lo mejor no confesables y eso lo lleva a la ejecución”.
Añade:
“Hace seis años lo habían baleado y eso motivó que se fuera a vivir a Houston.
El antecedente nos habla de un compromiso con el crimen, esa es la verdad, con
el crimen organizado… y creo que lo más cercano es el lavado de dinero”.
Comenta
que con problemas como este a dos semanas de tomar posesión, Aristóteles
Sandoval tendrá que ofrecer una investigación creíble y presentarla lo más
rápido posible, pues de otro modo perderá la confianza de la ciudadanía: se
percibirá que, si se puede tocar a las personas de alto nivel, se puede tocar a
quien sea.
Por
el bien de los jaliscienses, enfatiza Espinoza de los Monteros, conviene pensar
que la posibilidad de riesgo de cualquier otro atentado está superada: “Sería
gravísimo que ocurriera otro hecho igual, porque entonces dónde nos vamos a
esconder, no podemos hacer una Guadalajara fuera de esta ciudad. Creo que sería
un problema político social, de orden nacional”.
Por
la ejecución de Gallegos, el diputado local panista Alberto Esquer propuso que
los funcionarios de primer nivel se sometan a pruebas de control de confianza.
Hasta
el cierre de esta edición el fiscal central del estado, Rafael Castellanos, no
ha podido determinar ni el móvil ni la autoría del asesinato.
(Fragmento del reportaje que se publica
en Proceso 1898, ya en circulación)
(PROCESO/ Alberto Osorio M. Y Felipe
Cobián R./17 de Marzo 2013)
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