Este
país es muy extraño en sus comportamientos. Es contradictorio e inconsistente,
pero sobre todo, cualquiera puede hacer lo que quiera sin rendir cuentas ni
sufrir las consecuencias. Pocos casos ayudan a comprender mejor la irracionalidad
de muchas facetas de la vida pública mexicana que el de Jorge Bernal Reyes,
candidato de la coalición Morena, PT y Encuentro Social a la Presidencia
Municipal de Chignahuapan, en Puebla.
Bernal
Reyes, según sus patrocinadores, es la mejor carta que tienen para ganar la
Alcaldía, al cual llegó después de pedir una licencia al Poder Judicial en
febrero. El candidato era hasta entonces secretario de Acuerdos del Juzgado
Sexto de Procesos Penales Federales en la Ciudad de México, donde se lleva el
caso de Elba Esther Gordillo, y fue pieza fundamental para, como quería el
Gobierno, mantenerla en la cárcel. ¿Cómo explica el verdugo de la PGR contra la
maestra que ahora sea candidato de una coalición que está políticamente cerca
de ella? No lo explica. Después de todo, ¿a quién le importan las
incongruencias en este país?
Bernal
Reyes era el abogado detrás de las decisiones del juez Alejandro Caballero
Vértiz, que convirtieron a Gordilla en una prisionera política del gobierno del
Presidente Enrique Peña Nieto. En este espacio se argumentó en enero de 2015 por
qué la maestra podría ser considerada una prisionera política. Su expediente
mostraba un alto número de fallas, omisiones y errores que parecían grotescos,
como, por ejemplo, aparecieron en el pliego de consignación para ejercer la
acción penal en su contra. Los dictámenes de los peritos del Sistema de
Administración Tributaria y de la PGR fueron emitidos el 21 y 22 de febrero, un
día después del pliego de consignación.
Otra
aberración fue que la querella fue firmada por Alonso Israel Lira Salas,
director adjunto de Procesos Legales de la Unidad de Inteligencia Financiera de
Hacienda, que acreditó la representatividad legal de la Secretaría de Hacienda
el 14 de febrero de 2013. El problema fue la averiguación previa que tenía
fecha del 13 de febrero de 2013, un día antes de acreditarse esa
representatividad legal. Esta anomalía, en sí mismo, hubiera sido motivo de
anulación del proceso en un país donde se respetan las leyes. No fue así en el
proceso contra la maestra, cuyo expediente, adicionalmente, fue tomado de
manera irregular cuando llegó al Juzgado, según las fuentes judiciales, por
Bernal Reyes.
Bernal
Reyes, sin embargo, no actuó solo. De acuerdo con fuentes judiciales que han
comenzado a hablar sobre las presiones políticas del gobierno al Poder
Judicial, otra figura importante en la estrategia para forzar las leyes en
contra de Gordillo es Silvia Carrasco Corona, magistrada del Quinto Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, que sistemáticamente ha fallado
a favor de la PGR en amparos para evitar que salga la maestra libre. De todos
los delitos por los que originalmente la acusaron, todas las acusaciones por
los delitos por defraudación fiscal fueron desechadas en tribunales que,
dijeron las fuentes judiciales, no están bajo el control de la PGR. Pero en los
delitos por delincuencia organizada y lavado de dinero, la defensa de la
maestra se enfrentó con Carrasco Corona.
En
el primer amparo que solicitó la PGR, la magistrada resolvió a favor del
gobierno con el argumento que no de requería una querella. La defensa peleó ese
fallo y la magistrada lo modificó posteriormente a que el delito de lavado de
dinero no requería la existencia de un delito previo, lo que confrontó la
defensa de Gordillo con la Convención de Palermo, que contradice el criterio de
Carrasco Corona. La defensa de Gordillo inició en otra instancia, el Primer
Tribunal Unitario en Materia Penal, una acción de sobreisimiento donde establece
que si el sindicato de maestros autorizó los delitos supuestos no puede haber
delito, para darle la vuelta a las irregularidades en el manejo de Carrasco
Corona sobre el supuesto del delito de lavado de dinero.
La
injerencia de la PGR en el Poder Judicial ha provocado el alargamiento del
proceso contra Gordillo mediante triquiñuelas jurídicas, que según fuentes
judiciales, involucra varios niveles del Poder Judicial, apoyando a los
distintos tribunales en la lucha jurídica contra Gordillo. Una de las personas
señaladas como parte de esta red de apoyo es la consejera de la Judicatura
Federal, Martha María Hernández, vehículo de influencia para ir colocando al
frente de la decisión de los procesos a jueces y magistrados que actúan en
coordinación de la PGR. A quien ha expresado un punto de vista independiente,
lo han removido, como fue el caso de Horacio Hernández Orozco y Reynaldo Manuel
Reyes Rosas, magistrados del Quinto Tribunal Colegiado, quienes votaron en
contra del dictamen de Carrasco Corona en el caso del delito de lavado, y fueron
enviados a otros tribunales.
La
colaboración de jueces y magistrados con la PGR, no ha llegado a los niveles de
Bernal Reyes, que es quien realmente llevaba la carga de trabajo por encima del
juez Caballero Vértiz, y que pese a haber solicitado licencia para contender
por una alcaldía arropado por Morena, el PT y Encuentro Social, mantiene
injerencia e influencia en los acuerdos que se dictan contra la maestra. Las
contradicciones que en él se unen no parecen significativas para el gobierno.
Lo importante es dilatar el proceso contra Gordillo y bloqueando a la defensa.
A la coalición tampoco parece interesarle que sea clave en el entramado contra
la maestra. O quizás, no se han dado cuenta de a quién seleccionaron como
candidato en Puebla.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
@rivapa
(NOROESTE/ESTRICTAMENTE PERSONAL/
RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 15/05/2018 | 04:04 AM)
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