sábado, 11 de noviembre de 2017

POLICÍA DE COAHUILA LO DETIENE, LE CREA DELITOS, LO TORTURA ANTE SU HIJO DE 4 AÑOS Y, SIN MÁS, LO DEJA IR


Sergio, de cuatro años de edad, iba dormido en la parte trasera de la camioneta, una Endeavor 2008. Los policías de Fuerza Coahuila acusaron a Moisés, su padre, de manejar un vehículo robado. Lo subieron a la parte trasera de su propio auto y un policía comenzó a manejar; además, narra, amenazaron al pequeño.

Esta es la crónica de un abuso de autoridad de la corporación con más quejas ante la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila.

Francisco Rodríguez
Coahuila/Ciudad de México, 11 de noviembre (Vanguardia/SinEmbargo).- El 25 de octubre, Moisés y su hijo Sergio de 4 años, (nombres ficticios), fueron detenidos en Torreón por policías de Fuerza Coahuila. A Moisés, a quien golpearon y torturaron frente a su hijo, lo quisieron incriminar por el robo de una camioneta y posesión de droga, mientras que al niño de cuatro años lo amenazaron que lo echarían con los perros para que se lo comieran.

Esta es la crónica de un abuso de autoridad de la corporación con más quejas ante la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila.

Eran las tres de la tarde cuando Moisés conducía la camioneta de su suegra, por Diagonal Las Fuentes. “Ya me pararon, al rato te hablo”, fue lo último que dijo Moisés a un amigo cuando hablaba por celular. Pensó que esa había sido la razón de la detención.

Sergio, de cuatro años de edad, iba dormido en la parte trasera de la camioneta, una Endeavor 2008. Inmediatamente los policías de Fuerza Coahuila acusaron a Moisés de manejar un vehículo robado, lo subieron a la parte trasera y un policía comenzó a manejar.

–Nos vas a decir dónde conseguiste la camioneta –amenazó un policía que iba atrás.

–No sé de qué me hablan –decía Moisés.

El policía comenzó a golpear a Moisés con el puño en la espalda, en la cabeza, con la pistola. “Lo pusieron a ver los tapetes”, contó después el niño, quien comenzó a llorar y a pedir que no golpearan a su papá.

–Tú papá es muy malo, no te ama a ti, lo tenemos que castigar –le decían los policías.

Condujeron hasta las instalaciones de Fuerza Coahuila, llamada “La Fortaleza”. Los policías taparon con trapos la cara de Moisés y le manitaron con cinta mientras seguían golpeándolo y gritándole groserías. Todo frente al niño. “Ya ves que tu papá no te ama, ya se va”, asustaron al hijo cuando metieron a Moisés a un cuarto. “Ya se va, ya te abandonó. No te quiere”, le decían.

Después le pusieron a Moisés una bolsa de plástico en la cabeza hasta que se desmayó. “No supe cuánto estuve desmayado, pero desperté y ya no escuché al niño”, relata.

Cuando despertó, los policías lo obligaron a tomarse una foto frente a una mesa con droga. A espaldas un escudo de la corporación. “O te la tomas o desaparezco al niño”, lo amenazaron. “Papito, papito”, alcanzaba a escuchar Moisés el llanto de su hijo. Le tomaron la foto y después lo quisieron obligar a firmar unos papeles. “No voy a firmar nada”, les dijo. Y lo volvieron a golpear.

“Si sigues de chillón te vamos a echar a los perros para que te coman”, le dijo un policía al niño y lo llevaron a un cuarto donde había una tele.

EL CALVARIO

Eran las 18:00 horas y Moisés no regresaba con la camioneta y el niño. La suegra y la esposa de Moisés le llamaron 25 veces y nunca contestó. Moisés había ido a visitar a su abuelita pero nunca llegó. El amigo con el que estaba hablando les platicó lo sucedido y pensaron que un tránsito lo había detenido.

Ya eran las 19:00 horas. La familia se movilizó y promovió un amparo con el que se prohíbe la incomunicación de un detenido. “Tienen que avisar si lo detienen”, cuenta la suegra de Moisés.

El actuario comenzó a llevar el amparo a todas las corporaciones, primero a la ergástula municipal, donde pensaron estaría. Pero no. La familia se movió en hospitales, pensando que quizá se había accidentado.

“Hablé con una conocida que trabaja en el C4 y a partir de un favor, lograron obtener en horas la Alerta Amber por la desaparición del menor y de Moisés”, dijo la suegra.

Por la noche, el actuario se presentó en “La Fortaleza”. Moisés escuchó a un policía: “Ya valió, andan buscando a este wey, ¿quién es?. Ya nos cayó como con el otro cabrón”. Los policías sacaron por otro lado a Moisés y se llevaron su camioneta. Fuerza Coahuila no avisó de la detención al actuario.

Los policías “pasearon” a Moisés. “Ya está libre, pueden regresar”, escuchó Moisés que decían por el radio. Cuando lo regresaron, un guardia que había entrado en el cambio de turno le preguntó por la droga.

—¿Estas chingaderas son tuyas?

—No, sólo quiero a mi hijo.

—Si esto no es tuyo no vayas a firmar. Te van a hundir. Fue el único que le ayudó.

Después la Alerta Amber llegó a Fuerza Coahuila. “Quién es este wey, ya está circulando la foto de los dos. El pedo se va a hacer grande”, dijo un policía.


QUÉ PODEMOS ESPERAR

Alrededor de la 01:30 horas, según recuerda Moisés, una grúa llegó a las instalaciones.

A las dos de la mañana, la familia recibió una llamada, informándoles que Sergio estaba en una casa cuna. Fuerza Coahuila lo entregó a la Pronnif argumentando que el padre estaba detenido.

“En la casa cuna no quisieron abrir. Nos dijeron que no podían entregar al niño. Que abrían hasta las ocho”, cuenta la abuela de Sergio.

A las 04:30 horas Moisés se comunicó. Estaba en la cárcel municipal. “No sé dónde está el niño”, dijo. A Moisés lo habían entregado los policías de Fuerza Coahuila. “Ten los papeles, arregla tu pedo”, le dijeron y le dieron las llaves de la camioneta con la boleta de la grúa.

Moisés estaba todo golpeado. Le arrancaron también el vello del pecho. Pero la prioridad era Sergio.

Pronnif promovió desde la mañana estudios psicológicos de la madre, un estudio de campo para investigar el contexto en el que vivía el niño. Fueron a la casa, tomaron fotografías, inspeccionaron el hogar. Hasta las seis de la tarde entregaron al niño.

Después, el menor contaría que Javier, un encargado de Pronnif, lo había recogido y llevado a la casa cuna. En el traslado conoció a dos amigos, que eran un niño y un bebé que también había entregado Fuerza Coahuila.

“Llévame a la casa”, cuenta el niño que le pedía a Javier. “Te compro una paleta, te llevo a la guardería y le avisamos a tu abuela”, convenció el funcionario al niño.

“Yo sé que mi familia me ama, sé que van a venir por mí. El policía es muy mentiroso”, decía Sergio.

“Estás tratando de que tengan algo mejor de lo que tú tuviste para que lleguen y desbaraten todo. No se vale”, se queja la abuela de Sergio. “Queremos que se sepa la forma como trabaja Fuerza Coahuila. Si se ponen así con un niño qué podemos esperar de otras cosas”.

A Sergio le explicaron que los policías habían detenido a su papá porque iba recio. Días después, cuando iba en el auto con su abuela, miró a unos policías cerca. “No manejes recio abuela, vienen unos policías atrás de nosotros y nos quieren pegar”.

PROCEDEN

Pronnif promovió desde la mañana estudios psicológicos de la madre, un estudio de campo para investigar el contexto en el que vivía el niño.

Fueron a la casa, tomaron fotografías, inspeccionaron el hogar.

Hasta las seis de la tarde entregaron al niño.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE VANGUARDIA.


(SIN EMBARGO/ REDACCIÓN /  NOVIEMBRE 11, 2017, 2:30 PM)

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