domingo, 27 de agosto de 2017

GRITOS DE DOLOR AL ENCONTRAR LOS RESTOS DE SU ROBERTITO


Tuvieron que pasar 3 años y un mes para que Mirna Medina, líder de Las Rastreadoras, encontrara los restos de su hijo Roberto Corrales

Los Mochis, Sinaloa.- El 14 de julio de 2014, Roberto Corrales Medina llegó desde el municipio de Choix a la gasolinera ubicada en la entrada principal de El Fuerte donde él trabajaba, con su cajón en el que guardaba su mercancía dispuesto a ofertar las canciones para todos los gustos, sin imaginar lo que le esperaba.

Eran las 17:45 horas y era una calurosa tarde, cuando una camioneta camioneta tipo Explorer color negra se detuvo y alguien le habló. Roberto dejó su cajón junto a una de las bombas de la gasolinera y se dirigió al llamado de los ocupantes del vehículo.

Esa fue la última ocasión en que se le vio con vida ya que los sujetos lo obligaron a que subiera a la unidad y se lo llevaron. Su mercancía quedó abandonada y ya no contestó su teléfono celular. 

Cuando él desapareció, nacieron Las Rastreadoras....


"Te buscaré hasta encontrarte", fue el lema que su madre, Mirna Nereyda Medina Quiñonez se tatuó desde ese día en sus pensamientos.

“Cuando te hacen esto no saben el dolor que te van a causar, la angustia a la que te van a someter, te quitan parte de tu vida”.

Sentada tras su escritorio en la recién inaugurada oficina del grupo Las Rastreadoras, Mirna Nereyda recordaba la última vez que vio a su hijo, quien se despidió de ella para trasladarse al municipio de Choix para reunirse con su padre, del cual ella se encuentra separada.

A partir de ese día el joven se trasladaba todas las mañanas de ese municipio a El Fuerte para laborar en la venta de discos y memorias. 

“Cuando salimos a buscar cuerpos y hallamos uno todas las madres deseamos que sea nuestro hijo, pero a la vez mantenemos esa luz de esperanza por encontrarlo con vida y deseamos que no sea, son sentimientos encontrados muy difíciles, pero le pedimos a Dios que nos los entregue como esté”.
  
En ese camino por localizar a Roberto, Mirna Nereyda ha encontrado a muchas madres de familia que padecen el mismo sufrimiento y que se han unido para que la lucha sea menos pesada.

Desde ese día la líder de Las Rastreadoras de El Fuerte, inició una implacable búsqueda en la que con sudor, cansancio y muchas lágrimas decidió encontrar a Roberto por sus propias manos.

Un grupo de mujeres se unió a su causa. También tenían hijos, esposos u otros familiares desaparecidos.

Unidas por el dolor que las embarga, el grupo Las Rastreadoras inauguró el 1 de julio del 2016 sus oficinas de gestoría para apoyar a quienes lamentablemente se encuentren en las mismas condiciones y poder encontrar una luz que los lleve a localizarlos. Se instalaron en el pasaje Don Eme, ubicado en calle Benito Juárez, entre Santos Degollado y Emiliano Zapata, en la ciudad de Los Mochis.


A poco más de tres calles de la Subprocuraduría de Justicia está la oficina de Las Rastreadoras. (Foto: Libertad Montoya/ EL DEBATE)

Con más de 400 carpetas sobre desaparecidos, la familia conformada por mujeres y algunos hombres, padres y hermanos, que se han ido sumando al objetivo único de dar con los restos de las víctimas de manos desconocidas que se llevaron y enterraron en algún solitario lugar, trabajan cada día para tratar de dar con ellos, sus seres queridos de quienes se ha dicho yacen bajo la tierra de nuestros pies.

En los años de búsqueda de su hijo, Mirna Nereyda recibió información de lugares donde podría estar su cuerpo y, con apoyo de otras madres que tienen a hijos desaparecidos, y de personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado, se dirigían a estos para iniciar las labores de localización, pero no habían tenido éxito.

“No sé si no hemos buscado bien, dos veces me dijeron que estaba en Hornillos, que estaba en Vivajaqui y después en Mochicahui frente a una gasolinera cerca de un guamúchil, yo pienso que él está entre Mochicahui y El Fuerte, pero también me resisto y  deseo que se encuentre vivo. Yo no descansaré hasta encontrarte, hijo, estés donde estés”.

Mirna Nereyda es considerada una mujer con mucha fortaleza, pero ella asegura no saber dónde tiene los pies y la cabeza.

“Yo estoy como loca, el perder a tu hijo es lo peor que te puede pasar, es un dolor muy fuerte que llevas dentro, pero que a la vez te hace luchar, y más si tienes a mucha gente detrás de ti”.



El grupo de mujeres buscan indicios que las ayude a encontrar restos humanos. (Foto: Armando Talavera/ EL DEBATE)

“Yo no sé quién o quiénes se lo llevaron ni por qué, le he preguntado a mucha gente y no he encontrado un comentario de que mi hijo haya estado relacionado con drogas ni nada de eso, Roberto el único defecto que tenía era que le gustaban mucho las mujeres, era muy noviero”.

Mirna Nereyda está plenamente convencida de que algún día encontrará a su hijo. “Mi corazón me dice que ya no está aquí, pero a esa persona que se lo llevó le ruego que me diga dónde está y se apiade de mí”.

Con más de 400 carpetas sobre desaparecidos, la familia conformada por mujeres y algunos hombres, padres y hermanos, que se han ido sumando al objetivo único de dar con los restos de las víctimas de manos desconocidas que se llevaron y enterraron en algún solitario lugar, trabajan cada día para tratar de dar con ellos, sus seres queridos de quienes se ha dicho yacen bajo la tierra de nuestros pies.



Rastreadoras salieron a la búsqueda de personas desaparecidas en Ocolome, El Fuerte. (Foto: Armando Talavera/ EL DEBATE)

Y sin descanso cada día sólo piensan en la pregunta ¿dónde?, dónde buscar, dónde encontrar...

Se preguntan esto mientras atraviesan espinas, caminan entre víboras y peligros mayores; mientras se acaban sus ojos entre la maleza y el monte para no dejar pasar algún indicio porque "no vaya a ser que pasemos encima de los restos de uno de los nuestros". Los buscan sin cansancio del alma pero con la fatiga del cuerpo.

Se acaba el agua, el lonche que prepararon desde la madrugada, los zapatos que no rinden y se parten de tanto caminar, el mismo espinal que les arrebata los sombreros con los que se cubren del sol y el día que las devuelve a la realidad, a sus hogares, desde donde se comunican y se apoyan porque esta vez no encontraron nada.

Las familias del grupo no claman justicia aunque en el fondo dicen "sabemos que la justicia llegará por los actos de cada quien, pero ahora solo queremos descansar de este dolor que no sabemos describir, porque al no saber dónde llorarle a nuestra propia carne vivimos una vida miserable, sin descanso. Hay demasiados desaparecidos como para quedarse un día sin pensar en ellos."

El grupo de mujeres se ha comprometido tanto en el grupo que si una de ellas muere por "equis circunstancia", las otras no olvidarán a su hijo y seguirán con su búsqueda. También se prometieron que aunque hallen el cuerpo de su ser querido seguirán apoyando a las demás hasta el final.

"Nos llaman 'las rastreadoras' porque dicen que somos como sabuesos, porque damos y damos y sí, es cierto", decía Mirna, quien a su vez expresaba que ella ya no tenía vida, pues se había terminado cuando se llevaron a su hijo.



Mirna Nereyda Medina Quiñónez estalla en llanto al encontrar huesos, uñas y otras partes del cuerpo de su hijo Roberto en la fosa donde sus verdugos lo enterraron, ubicada cerca de Ocolome, El Fuerte. (Foto: EL DEBATE)

Mirna Nereyda estaba plenamente convencida de que algún día encontraría a su hijo, y así fue...

El pasado 14 de julio de este año, se conmemoraron 3 años de la desaparición de Roberto Corrales. Mujeres de Guasave, Juan José Ríos, Los Mochis, de Choix y de El Fuerte, ayudaron a Mirna ese día más que nunca a buscar los restos de su hijo, buscaban sin cansancio algún indicio que les ayudara a dar con el paradero de cuerpos; en total fueron más de 60 personas entre hombres y mujeres los que ayudaron a rastrear ese día.

Se ubicaron en en el ejido Ocolome, El Fuerte. Desde muy temprana hora se unieron, y con sentimientos encontrados y lágrimas en los ojos, Mirna agradecía a todas esas personas la incondicional ayuda que le habían brindado en ese día, pues 3 eternos años habían pasado y los restos que hallaban no eran los de su Roberto.



 Mirna Nereyda se desploma al recordar a su hijo Roberto y lamentar lo que le hicieron. (Foto: Armando Talavera/ EL DEBATE)

Transcurrieron los días, y el 25 de agosto de este año en curso, la líder de Las Rastreadoras recibe la noticia de que los restos humanos encontrados ese día en Ocolome, El Fuerte, pertenecía a Roberto Corrales...

Con paso firme, Mirna regresó al sitio donde sus verdugos enterraron a Roberto, se arrodilló, tomó con sus manos un poco de tierra y explotó en llanto. 


“¿Por qué te hicieron esto?, tú no merecías pasar por esto”, gritaba mientras sus inseparables compañeras la rodeaban y le daban palabras de aliento.

Cada palada de tierra que era extraída de la fosa la pasaban a un colador para tratar de recuperar cualquier resto de su consanguíneo.

“Que no se te pase nada Liliana”, le sugirió Mirna a la persona que colaba la tierra y quien rápidamente le contestó: “Cómo crees que se me va a pasar algo, si estoy buscando como si se tratara de mi hijo, no te preocupes”.

La búsqueda se tornaba por momentos tensa y dramática porque Mirna de repente estallaba en llanto, pero de inmediato sus compañeras se acercaban a abrazarla y a pedirle fortaleza. 

“Es doloroso, Mirna, pero qué más quisiera yo que encontrar a mi hijo, aunque sea en estas condiciones”, le dijo una de sus compañeras que excavaba junto con ella en la fosa.

En el lugar localizaron más restos óseos, la tierra estaba impregnada de grasa humana, además de que despedía un fétido olor.

Mirna y su familia colocaron una cruz metálica con el nombre de su Roberto Corrales Medina, la cual fue clavada en el lugar al término de la recuperación de más restos óseos.

“Es un lugar de dolor, de duelo, es una especie de tumba para honrar donde quedó mi hijo. Ahí descansará Robertito junto a la tumba de su abuelo, que tanto lo quería”, manifestó Mirna a quienes la acompañaron en la búsqueda.

ENTREVISTA

"YO PENSÉ QUE ME IBA A MORIR SIN ENCONTRARLO"

Roberto Corrales Medina desapareció el 14 de julio del 2014 y fue localizado también un 14 de julio, pero del 2017. Curiosamente él nació en 1993 y su cuerpo fue el número 93 localizado por Las Rastreadoras en su incansable búsqueda en la zona norte.

De pie junto a la fosa donde fue enterrado su hijo Roberto, Mirna confiesa que por su cabeza pasó que iba a morir sin encontrarlo.

Sí, finalmente lo encontré; yo pensé que me iba a morir sin encontrarlo y le pedí a mis compañeras que me prometieran que si moría ellas continuarían buscándolo. Me voy a tomar un tiempo, sería muy cobarde de mi parte dejar solas a muchas madres que buscan también a sus hijos y yo las voy a seguir apoyando, ellas tienen la confianza de que unidas vamos a lograr algo.

¿Cuándo supo que los restos localizados aquí eran los de su hijo Roberto?

Nos hicieron la prueba de ADN a mí y a su papá y dieron positivo, pero desde el momento en que localizamos los restos supe que eran de él, mi corazonada de madre no me podía fallar.

SON MUCHOS AÑOS DE LUCHA, DE MUCHAS VIVENCIAS MALAS PARA PODER LOGRAR ESTO

Sí, esto que hacen con nosotras no se vale, es una lucha muy fuerte, yo ya la gané, pero quedan muchas compañeras luchando. Esto es muy pesado para mí, pero lo logré porque el 16 de julio del 2014 yo le hice la promesa a Roberto de que lo iba a encontrar y aquí está, nos llevaremos cada pedacito que encontremos de él.



Cerca de la fosa fueron localizados algunos restos óseos esparcidos entre la maleza. (Foto: Armando Talavera/ EL DEBATE)


(EL DEBATE/ REDACCION/ /27/08/2017 - 12:42 HS)

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