sábado, 20 de febrero de 2016

AL PAPA LE FALTARON NOMBRES Y APELLIDOS, NO SÓLO REGAÑOS A LA ÉLITE CLERICAL, DICEN ACTIVISTAS


El Papa Francisco criticó severamente la conducta del clero mexicano en la Catedral Metropolitana y en diversos momentos de su gira por el país, pero generalizó y dejó las acciones para “el que le quede el saco o la sotana, que se lo ponga”.



El Arzobispo Primado de México Norberto Rivera Carrera es señalado por algunos analistas como el destinatario de los mensajes del Papa. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).- El Papa Francisco le habló a la jerarquía de la Iglesia Católica en México como ningún otro antes, pero le faltó ser más directo y presentar un proyecto evangelizador que se pueda poner en práctica inmediatamente, coincidieron expertos entrevistados por SinEmbargo.

Pero, aunque le faltó precisión y llamarle a cada quien por su nombre, las palabras del Pontífice no pueden ser echadas “en saco roto” por el clero mexicano, porque tiene poder de acción sobre él. En lo que va de su mandato ha realizado 25 cambios entre los jerarcas católicos.

“Todo lo que dice está bien, pero yo noto una insuficiencia, y eso que yo lo quiero, lo admiro. A los obispos no les habla de forma explícita. Habla de la formación, pero de forma genérica, no menciona la Aparecida Brasil, el documento de la Quinta Conferencia Episcopal Latinoamericana, el último antecedente importante que tenemos. Es importante que el Papa la retomara, porque es una teología latinoamericana, tiene metodología, nos dice cosas importantes después de presentar la crítica realidad del continente, pero también de la Iglesia Católica”, dijo el padre Alejandro Solalinde Guerra, activista por los derechos de los migrantes.

Para Solalinde Guerra el Papa habló en México como un Jefe de Estado. Pero no le dio a la Iglesia mexicana, un programa de evangelización y no cuestionó realmente la forma en la que está trabajando en el país.

Hace una semana, el Papa envió un primer mensaje crítico al clero mexicano. Durante su discurso a los obispos, durante la reunión que sostuvo con ellos en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, les dijo: “No tengan miedo a ser transparentes”, y les habló sobre la necesidad de que el Episcopado resuelva sus problemas de frente y a la cara.

“No tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”, aconsejó Francisco.

El tema del narcotráfico también fue mencionado en el encuentro que sostuvo con obispos mexicanos en la Basílica de Guadalupe, a quienes pidió no desestimar los retos que este negocio ilícito representa para México.

“Me preocupan particularmente tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de monedas que, al final, ‘la polilla y el óxido echan a perder, y por lo que los ladrones perforan muros y roban’. Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”, dijo.

El domingo, después de la misa en Ecatepec, Estado de México, se reunió en una comida privada con seminaristas del Seminario Diocesano, en donde, de acuerdo con una fotografía “tuiteada” por el padre italiano Antonio Spadaro, Francisco dejó un mensaje escrito en el que pide a los seminaristas no ser “clérigos del Estado”.



“SEAN CHICOS BUENOS”

Pero para Alejandro Solalinde, uno de los sacerdotes más críticos del país y de la Iglesia, consideró que, en el discurso, al Papa Francisco le faltó cuestionar a los obispos sobre sus fallas en la tarea de evangelización. La conclusión, dice, fue decirles “que sean chicos buenos”, pero dejó de lado a la población y a la misión de la Iglesia Católica.

“Con decirles no sean príncipes, pero él lo está diciendo desde una posición de Jefe de Estado, porque es una condición de él, es real. Toda la visita estuvo marcada por el aprisionamiento de Jefe de Estado, quién estaba hablando es el Jefe de Estado, cómo les dice que no sean príncipes, si él, está bien, está viviendo en una hospedería, es un hombre sencillo, pobre, pero es Jefe de Estado y ese Estado no lo fundó Cristo. Aquí lo que está en juego es la crisis de México, el cómo surgió la impunidad, la violencia, la falta de derechos humanos en un país tan católico. Acaso, ¿no hay obispos? ¿No hay sacerdotes? ¿No todos esos políticos son católicos la gran mayoría? ¿No le besaron la mano al Papa? ¿Cómo pueden explicar que tengan a un México así? ¿No fueron evangelizados?”, cuestionó Solalinde.



Alberto Athié aseguró que al Papa le faltó pronunciarse abiertamente sobre el tema de la pederastia en la Iglesia Católica. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Con el padre Solalinde coincidió el ex sacerdote Alberto Athié Gallo, quien desde hace años realiza activismo en favor de las víctimas de pederastia clerical.

Athié Gallo resaltó que el Papa se quedó en reflexiones genéricas cuando se dirigió a los obispos en la Catedral Metropolitana, con temas simbólicos, pero difícil de llevarlas a la práctica de forma puntual, pues el destinatario no fue preciso.

“Habría que esperar que los apliquen entre ellos mismos. Eso es digamos el riesgo que tiene ese tipo de discursos, en donde no hay líneas muy precisas, hay exhortaciones, ‘pónganse las sandalias del pescador’, ‘dejen de ser burócratas’, ‘no hagan arreglos por debajo de la mesa’, ‘no se suban a los carros de los faraones’, ‘peleen abiertamente’. Esas cosas suenan bien, pero, ¿cómo se aplican en un momento dado a todos? ¿A quién se lo van aplicar? Si me preguntas, creo que Norberto Rivera es el destinatario de ciertos mensajes, pero si vas con él y le preguntas, ¿qué va a contestar?, dirá: ‘No me dijo a mí, se lo dijo a todos’. Estuvo hablando sobre las actitudes, y asumir un discurso basado en actitudes, tiene su novedad, pero no sé si se vaya a considerar un llamado de atención a todos y cada uno, o si están esperando que se lo apliquen al que se deba aplicar”, opinó.

Alberto Athié destacó que una acción concreta hubiera sido una reunión con las víctimas de pederastia y una instrucción clara al clero mexicano a cooperar con la justicia civil en los casos de curas pederastas. Pero no lo hizo. No habló ni en público ni en privado.

Al final, cuando su gira concluyó y volaba de México a la Santa Sede, habló sobre pederastia y dijo: “Un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”.

Para Athié no fue suficiente.

“Aquí ya se puede relacionar claramente esta afirmación del Papa con la conducta de los obispos, que actúan en base a un protocolo del Vaticano, no hay que olvidarlo, pero imagínese esa frase del Papa en Catedral, es una bomba. Entonces sí podrían preguntarle a Norberto Rivera: sabemos que usted ha cambiado de parroquia a curas acusados de abusar de niños, ¿va a renunciar?, o al Arzobispo de Oaxaca, al de San Luis Potosí, al Obispo de ciudad Obregón, Sonora. Pero no hubo instrucciones ni nada. Ni encuentros, ni determinaciones. Hubo un silencio brutal en el tema”, dice.

Alberto indicó que el llamado del Papa fue un: “a quién le quede el saco o la sotana, que se lo ponga”.

EL ANÁLISIS DEL MENSAJE


El Papa le contesta a Trump abordo del avión papal. Foto: Especial

El Papa habló de la pederastia en la Iglesia Católica, pero ya sobre el avión que lo llevó de regreso a Roma. Foto: Especial

Para expertos como Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, el Papa hizo un “llamado a misa” a los obispos mexicanos.

“El mensaje fue duro, faltó el tema de la pederastia, por supuesto, pero el llamado que hizo a los obispos, a los políticos y a la sociedad, será escuchado y seguido por quienes ya lo hacen”, dijo.

Acuña Murillo explicó que en México y el mundo existe una Iglesia que realiza trabajo pastoral, separada de la jerarquía y de algunos obispos en particular, que están ligados a las élites políticas, económicas y mediáticas del país.

“Una Iglesia separada de aquellos que su vida se desenvuelve en palacios episcopales y lujos. Es claro que su mensaje va dirigido a personajes muy en particular. Me parece que sí tocó puntos nodales, él quiere vivar a su Iglesia al trabajo pastoral”, detalló.

Aunque la jerarquía católica mexicana no camina en la misma dirección del Papa Francisco, su mensaje no puede ser “echado en saco roto”.

El Papa es el jefe de la Iglesia Católica y tiene elementos para actuar. En lo que va de su pontificado ha realizado 25 cambios en México.

Pero Francisco no tiene el camino fácil para realizar sus cambios. Sólo el 20 por ciento de la curia romana lo respalda, el 70 por ciento es indiferente y el 10 por ciento está en su contra, dijo la investigadora.

“Finalmente le cuesta más trabajo, pero es la cabeza del Estado Vaticano, ha estado haciendo movimientos estratégicos. Al final los obispos en México quizás hagan no una lectura religiosa y de fe, sino de hacia dónde les conviene moverse”, dijo.

Acuña Murillo aclaró que los cambios que pueda realizar el Papa dependerán del poder real que pueda ejercer sobre los obispos. El trabajo que el pontífice se ha propuesto, llevará décadas y será concluido posiblemente por otro Papa, argumentó.

EL LLAMADO A MISA EN UN PUEBLO CATÓLICO

Jorge Navarrete, director del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), opinó que el mensaje del Papa Francisco a la Iglesia mexicana, contrasta con el estilo y magisterio de la jerarquía clerical en el país.

Pero indicó que está por verse cuántos de esos mensajes serán asimilados y puestos en práctica por los obispos, y también por los católicos mexicanos.

“Si hay mensajes generales, pero también específicos, esperemos que serán tomados en cuenta o al menos analizados por la jerarquía católica. Pero más allá de lo que diga el Papa, es importante que la comunidad de la Iglesia participe, ayudando a los pastores a que den este paso”, dijo.

El cambio no será radical, opinó. No habrá un antes y un después de la visita del Papa Francisco. Pero quizás habrá un ver, juzgar y actuar de acuerdo con el método de la doctrina cristiana.

Aunque el Papa le habló a un pueblo en su mayoría cristiano y 80 por ciento católico de acuerdo con la encuesta más grande e importante realizada hasta hoy en México Percepción de la Iglesia Católica y los Católicos realizada en 2013, sólo el 25 por ciento son practicantes.

Los católicos mexicanos son de “bodas y bautizos” y la mayor parte no conoce la doctrina cristiana.

La encuesta reveló que sólo 61 por ciento ha tomado clases de catecismo, pero entre los ocho y 15 años, es decir, sólo para hacer la Primera Comunión.

“Les das la primera comunión y les das las gracias”, dijo Navarrete.

Además que 80 por ciento de los católicos no conocen su diócesis, y sólo 7 por ciento conoce a su obispo.

De acuerdo con la encuesta, el 94 por ciento de los católicos contestó que no participa en ningún voluntariado u organización civil sin fines de lucro.

“Eso significa que la fe en México, no los ha llevado a ese compromiso social”, dijo.


(SIN EMBARGO.MX/ SHAILA ROSAGEL FEBRERO 20, 2016 - 00:05H)

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