MÉXICO,
D.F. (Proceso).- El general Alejandro Saavedra Hernández era comandante de la
35 Zona Militar de Chilpancingo en septiembre de 2014. Tenía bajo su mando al
polémico 27 Batallón de Infantería de Iguala la noche del 26 de ese mes, cuando
fueron agredidos los normalistas de Ayotzinapa.
Poco
después fue ascendido a general de división. Durante un tiempo su nombre
permaneció entre las sombras, pero ahora comienza a salir a la luz.
De
acuerdo con el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes
(GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, días después del
ataque a los estudiantes invitó al médico Ricardo Herrera, dueño del Hospital
Cristina, a tomarse “un café” en el 27 Batallón de Infantería. El militar dejó
una instrucción en la puerta: que nadie supiera de esa visita.
El
médico era testigo del comportamiento del capitán José Martínez Crespo, que
estuvo a cargo de la patrulla que salió del 27 Batallón la noche del ataque,
cuando se encontró a los estudiantes en dicho nosocomio, y que, según los
sobrevivientes, les negó atención médica, los amenazó y los trató como
delincuentes.
El
pie de página 196 del informe refiere que “el médico fue llamado –según sus
palabras– por los militares debido ‘a que el general Saavedra quería que
platicara con unas personas de justicia militar, y me dijo que si nos veíamos
en el hospital o en el 27 Batallón. Yo fui al batallón. El capitán (Martínez)
Crespo pide que no lo anoten en el libro de entrada porque es invitado de mi
general. Después lo llamó el mayor T y le dijo que la primera declaración había
sido informal y que le iba a tomar otra, así que esa sí la firmé y le puse la
huella”…
Fragmento
del reportaje que se publica en la edición 2028 de la revista Proceso,
actualmente en circulación.
(PROCESO/
REPORTAJE ESPECIAL/ MARCELA TURATI Y JUAN VELEDÍAZ/ 15 DE SEPTIEMBRE DE 2015)
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