viernes, 21 de marzo de 2014

EMPIEZAN LAS HOSTILIDADES

Raymundo Riva Palacio
La guerra política entre Miguel Ángel Mancera y Marcelo Ebrard comenzó oficialmente este miércoles, con el cese de Enrique Horcasitas como director de Proyecto Metro, responsable de la obra de la Línea 12. A Mancera le tomó 264 palabras informar de la destitución del funcionario que contrató su predecesor en la jefatura de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, pero lo más importante en su escueto y cuidadoso pronunciamiento, fue otro párrafo de sólo 43 palabras donde anuncia que la Contraloría Interna capitalina aseguró los archivos digitales y físicos de la oficina de Horcasitas. Con esto, la ruptura entre los dos quedó formalizada.
Para entender la magnitud de lo que esto significa, hay que regresar a la estrategia que siguió Ebrard la semana pasada, luego de que el director del Metro, Joel Ortega, anunció la suspensión parcial de operación de la Línea 12, que transporta diariamente a casi medio millón de pasajeros, por un asunto de seguridad. De no haberse detenido el servicio, anticipó, podría haberse dado una tragedia. Inaugurada en octubre de 2012, mes y medio antes que Ebrard terminara su periodo como jefe de gobierno, su magna obra fue inmediatamente estigmatizada como un capricho por haberla inaugurado antes de que fuera terminada, por un propósito político. Pero también, las condiciones en las que se realizó y ocultó la información sobre la obra, generó insinuaciones de corrupción.

Ebrard convocó a sus leales a sus oficinas particulares en la Ciudad de México y armó su cuarto de guerra. Entre los participantes de qué estrategia seguirían estaba el senador Mario Delgado, secretario de Finanzas capitalino que firmó –junto con Horcasitas- los contratos de la Línea 12, René Cervera, quien dirige la fundación que es la placenta de su movimiento político, el diputado local Adrián Michel, que fue su secretario particular y más adelante contralor, y Alfonso Brito, director de Comunicación Social de la Asamblea Legislativa. Entre Ebrard y Brito buscaron espacios en los medios para que dijera su verdad.

Al salir a defenderse públicamente, el ex jefe de gobierno incurrió en errores que pueden generarle complicaciones legales. En sus primeras intervenciones en medios mostró copias de documentos oficiales de su gobierno para apuntalar sus afirmaciones y deslindar su responsabilidad. Algunos documentos fueron colocados en su página de Facebook. Hacerlo lo hizo un delincuente confeso de sustracción de documentos. Todos los originales y sus copias pertenecen al Gobierno capitalino, que al terminar la gestión de una administración se proporcionan a la siguiente mediante el acta de recepción. Es ilegal que él pueda poseer esa documentación, donde también viola la ley de datos privados, por el cual podría ser denunciado por quien se pudiera considerar afectado.

Tras hacer su defensa en radio, recurrió a periódicos y columnistas políticos, a quienes les proporcionó otros documentos, fechados el año pasado. ¿De dónde salieron? Sólo había dos fuentes: las empresas constructoras o la oficina de Horcasitas. En cualquier caso, la persona que proporcionó esa información a Ebrard violó también la ley y retiró de manera clandestina documentación que es propiedad del Gobierno del Distrito Federal. En esta divulgación no autorizada de reportes oficiales se puede encontrar la razón del aseguramiento de los archivos de Horcasitas.

Horcasitas jugó con Ebrard hasta el final, en esta lógica dibujada por Mancera, que al cortar de tajo con él, plantea claramente que su relación con el ex jefe de gobierno está rota. La pradera días ardiendo. Mancera habló con Ebrard sobre la Línea 12 poco antes que se suspendiera parcialmente la ruta, y el encuentro no debe haber sido nada positivo, pues tan pronto como Ortega hizo el anuncio, el Canal 21 que dirige Marcela Gómez Zalce, jefa de oficina en la administración pasada, transmitió crónicas de la molestia de los usuarios contra el Metro. Canal 21, por si no se sabe o recuerda, es la televisión por Internet del gobierno del Distrito Federal.

Mancera tiene francotiradores al servicio de Ebrard dentro de su gobierno, lo que significa que las hostilidades están en sus primeros escarceos. Hasta dónde llegará Mancera, no se sabe. Hay elementos para proceder en contra de Ebrard –la sustracción de documentos gubernamentales-, pero sería un tour de force contra su ex jefe para el cual necesita buen músculo y estómago profundo. Mancera tiene lo segundo, pero lo primero, no se sabe con certeza. 
 
(ZOCALO/  Columna de Raymundo Riva Palacio/ 21 de Marzo 2014) 

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