Comparecencia histórica.
La Santa Sede
será evaluada el jueves en Ginebra por el Comité de los Derechos del Niño de la
ONU sobre su respuesta ante los casos de pederastia. Ningún organismo
internacional se había atrevido hasta ahora a cuestionar a la Santa Sede.
El Vaticano tiene
una cita inédita el próximo jueves en Ginebra. El Comité de los Derechos del
Niño de las Naciones Unidas evaluará, entre otras cuestiones, la respuesta de
la Iglesia ante los abusos sexuales a menores cometidos durante décadas por su
personal en todo el mundo. La comparecencia es histórica. Ningún organismo internacional
se había atrevido hasta ahora a cuestionar a la Santa Sede.
Organizaciones y
víctimas estadounidenses, europeas y mexicanas han aprovechado la ocasión para
hacer llegar al Comité en Ginebra informes con sus denuncias y numerosos casos
de pederastia documentados. Desde México, que presenta más de 200 incidentes
particulares, 169 organizaciones y ciudadanos, algunos de ellos víctimas,
solicitan que el caso sea tratado como un crimen de Estado y que el Vaticano
sea juzgado por las Naciones Unidas, aunque eso solo podría producirse en otro
proceso ya que el Comité se limita a hacer una evaluación.
"Padre, suerte
con la ONU", le decía este sábado un espontáneo al exsacerdote mexicano
Alberto Athié en el barrio de Coyoacán, al sur del Distrito Federal. Athié
llega este lunes a Ginebra para reunirse con algunos de los relatores del
Comité antes del jueves. El exsacerdote que colgó los hábitos después de que
México y Roma desoyeran sus denuncias sobre el fundador de los Legionarios de
Cristo, el mexicano Marcial Maciel, reconocido como pederasta por la propia
Iglesia años después, cree que Ginebra brinda “una oportunidad histórica” para
que se haga justicia. “La Iglesia es responsable porque hubo indicaciones de la
máxima autoridad para proteger a los abusadores y encubrir la pederastia, lo
que multiplicó y prolongó los casos en el tiempo”, dice.
El camino hasta
Ginebra comenzó en 1990 cuando la Santa Sede firmó como Estado la Convención
sobre los Derechos del Niño. El tratado obliga a todos los firmantes a
presentar informes quinquenales sobre el cumplimiento de los artículos en sus
países. El Vaticano no cumplió. Solo entregó un primer informe en 1995 y no
volvió a hacer otro hasta 2011, cuando los escándalos de pederastia ya habían
golpeado de frente a la institución. “En todo el documento no hay una sola
mención a los abusos sexuales”, dice Athié.
El Comité aprovechó
el pasado mes de julio la entrega atrasada del informe para cuestionar a la
Iglesia por primera vez en la historia. Solicitó, entre otras cosas,
“información detallada de todos los casos de abusos sexuales cometidos por
clérigos, monjes y monjas o puestos en conocimiento de la Santa Sede”. El
Vaticano, en su respuesta, conocida a principios del pasado mes de diciembre,
no cita casos concretos y alega que la investigación corresponde a los países
en los que se cometen los delitos. “Cuando la Santa Sede accedió a ratificar el
tratado, no lo hizo en nombre de todos los católicos del mundo. Cada miembro de
la Iglesia Católica está sujeto a las leyes del país en el que vive”, dice el
documento.
La explicación no
convence a las organizaciones ni a las víctimas, que luchan desde hace años
para demostrar la responsabilidad de la institución en el encubrimiento y
protección de los pederastas y en el desamparo de las víctimas. El escándalo de
una conducta que ha resultado ser recurrente en todo el mundo saltó a la luz
pública a comienzos del siglo XXI gracias a una investigación periodística en
EE UU, pero el tema de los abusos ya se mencionaba en el seno de la Iglesia
desde hacía décadas. Una instrucción de 1962 obligaba a todos sus miembros
guardar silencio sobre los casos bajo pena de excomunión y, aunque el documento
fue modificado a lo largo de los años, la esencia se mantuvo incluso en la
revisión de 2001: ante casos de abusos sexuales, secreto absoluto.
“Así se procedió en
todos los países, eso es una bomba. Al cura abusador se le cambiaba de lugar
para no crear un escándalo o se le daba atención psicoterapeuta durante un
tiempo para volver a reintegrarlo. Nunca nadie les dijo a los obispos que
denunciaran los casos ante la justicia”, denuncia Athié. El documento de las
organizaciones mexicanas hace especial hincapié en la figura del fundador de
los Legionarios de Cristo. “En el caso de Maciel el encubrimiento es más
explícito porque hubo una intervención directa del papa Juan Pablo II”, abunda.
En 1994, después de varias denuncias internas, el entonces pontífice nombró a
Maciel líder de la Juventud. En el documento enviado a Ginebra también se exige
que la Santa Sede paralice el proceso de canonización del polaco Wojtyla.
La Iglesia es
incapaz de sacudirse el caso de los abusos sexuales que renquea desde hace tres
papas. El pontífice Francisco ha querido enfrentarse al tema con la creación de
una comisión específica para luchar contra la pederastia que anunció el
Vaticano el pasado mes de diciembre. Entre las novedades se incluye el apoyo a
las víctimas y la colaboración de la institución con la Justicia. Esta nueva
comisión será con toda seguridad uno de los avances esgrimidos por el Vaticano
en Ginebra el próximo jueves. Para conocer la resolución del Comité de los
Derechos del Niño habrá que esperar al próximo día 31.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/13/actualidad/1389582367_778688.html
(Dossier Politico/
Inés Santa Eulalia / El País / 2014-01-13)
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