El
ritual con que el PRI y su interesado compañero de la derecha, el PAN,
festejan la reforma en materia energética sólo encuentra paralelo en
la ingenuidad del PRD, partido que al sumarse al Pacto por México
convalidó un supuesto acto “pluralista” cuyas consecuencias hoy vemos:
Una Constitución ultrajada para permitir el saqueo legalizado de los
recursos energéticos de la nación por parte de intereses privados, sobre
todo extranjeros.
MÉXICO, D.F. (Proceso).-
La reforma constitucional aprobada por el Congreso “no es sólo un cambio
en la estructura de la propiedad de los hidrocarburos, sino un cambio
en la estructura del Estado”; se fortalece el “hiperpresidencialismo”,
se genera una “severa mutilación de las facultades del Congreso”, se
pierde soberanía ante los tribunales internacionales y el gobierno “se
queda sin el instrumento legal necesario para la intervención y la
expropiación” en el sector energético.
Con esa contundencia resume
Diego Valadés –exministro de la Suprema Corte, exprocurador capitalino y
general de la República, y exdirector del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM– las consecuencias más graves de los cambios a los
artículos 25, 27 y 28 constitucionales, además de los 21 transitorios
que, afirma, se volverán “la auténtica trampa” de la reforma
energética.
“Es una reforma que no necesitábamos. Bastaba con
modificar el artículo 10 de la Ley de Asociaciones Público-Privadas,
donde existía una prohibición de firmar contratos con Pemex. Hubiéramos
modificado esto sin necesidad de tocar la Constitución. Era mejor porque
la asociación no le da al socio derechos reales sobre la propiedad de
los hidrocarburos. En los contratos aprobados sí se los dan”, explica el
experto en derecho constitucional en entrevista con Proceso.
–Entonces, ¿sí hay una privatización de los recursos del subsuelo?
–Por
supuesto que la hay. Después de la extracción, por supuesto que hay
privatización. Puede ser por las cuatro modalidades de contratos que
proponen: por utilidad compartida, por producción compartida, por
licencia o por una combinación de éstas.
“No pueden decir que no
privatizan porque eso sería forzar los términos. La situación real es un
resultado directo del orden jurídico que aprobaron. Es un cambio
radical en los recursos en materia de petróleo, de gas, hidrocarburos y
derivados”, abunda.
No hay espacio para el optimismo en la reflexión del doctor Valadés. Entrevistado por este semanario apenas
horas después del largo monólogo legislativo en el Senado, donde la
oposición infructuosamente planteó objeciones, argumentos y datos para
echar abajo la iniciativa, el especialista va más allá y observa un
“diseño perverso” en la mecánica de esta reforma.
“Mi impresión es
que quien planeó esto lo diseñó para que así saliera. Le dijo a Peña
Nieto: vamos a aguantarnos el primer año sin presupuesto, con un
crecimiento menor al 1 por ciento; va a haber protestas, pero
necesitamos sacar las reformas primero, sobre todo la energética, para
que fluyan las inversiones el próximo año y entonces tengamos un
crecimiento de 3 ó 4 por ciento”.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en Proceso 1937, ya en circulación)
/14 de diciembre de 2013)
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