‘Los caballeros templarios’ pidieron ese monto a la empresa
Prodemex, encargada de edificar una cárcel federal en ese municipio. La
obra se suspendió un tiempo, luego se reinició para volver a frenarse
nuevamente. MILENIO estuvo en la zona.
Juan Pablo Becerra-Acosta
Buenavista Tomatlán • La pregunta que se hace,
y que al mismo tiempo lanza al aire en infructuosa búsqueda de que
alguien la responda, es elocuente:
—Los narcos matan, secuestran, extorsionan, ya sabemos, pero, ¿hasta dónde llega su insolencia?
Hasta dónde llega su insolencia. Su violencia. Eso cuestiona un joven
ingeniero que sale en coche de la construcción, la obra en proceso de
una nueva prisión federal ubicada a 10 kilómetros de La Ruana, municipio
de Buenavista Tomatlán, en la Tierra Caliente de Michoacán. Aquí, en
esta región ardiente, esa insolencia, esa violencia, llega a
obstaculizar e impedir que concluya la edificación de la nueva cárcel.
El sexenio pasado el gobierno federal anunció que construiría ocho
penales, cuya elaboración sería concesionada a empresarios. Uno de esos
reclusorios se concibió en este lugar y es la empresa Promotora y
Desarrolladora Mexicana (Prodemex) la encargada de erigirlo. Sólo que
hacerlo en esta zona sumida en conflictos de narcotraficantes y
autodefensas, quizá no era muy buena idea: en cuanto se enteraron de la
multimillonaria inversión (4 mil millones de dólares y una ganancia
calculada en 20 años de más de 12 mil millones de pesos por prestar
servicios como alimentación y limpieza en el penal), miembros de un
grupo criminal (Los caballeros templarios, según los pobladores de La
Ruana) decidieron extorsionar a los constructores: les exigieron 20
millones de pesos a cambio de dejarlos trabajar.
La empresa no cedió, el gobierno federal protegió la obra y los
delincuentes empezaron a aterrorizar a los trabajadores: arquitectos,
ingenieros, albañiles y choferes fueron objeto de amenazas para que no
laboraran y se suspendiera la edificación. Y así ocurrió: en diciembre
pasado se detuvo. Meses después se reanudó “al 100 por ciento”, según
policías federales que custodian el lugar, pero ahora, de nuevo, la
construcción, muy avanzada en obra negra, yace prácticamente abandonada.
Marcos es uno de los choferes contratados para transportar desde
Morelia hasta La Ruana (250 kilómetros de distancia) a ingenieros
provenientes de otras entidades, como Puebla y Estado de México, quienes
fueron contratados para edificar la prisión. Marcos, como decenas de
trabajadores más, renunció por amenazas del crimen organizado y narra
cómo hicieron lo mismo otros ingenieros y obreros…
—¿Los empezaron a amenazar?
—Sí, nos dijeron que no querían que fuéramos por la gente, a
recogerla, llevar y traer a los que yo transporté. Y sí, ellos también
empezaron a dejar de ir porque estaban amenazados…
—¿Cómo los amenazaban?
—De muchas maneras. Decían que así como habían investigado sus
números de celular, podían investigar dónde vivían, quién era su
familia, cuánta familia tenía y que iban ir sobre ellos. Que ya no
querían que siguieran construyendo el Cefereso…
—¿Se les acercaban?
—Sí, nos buscaban en el camino y nos amenazaban o simplemente nos
echaban las camionetas para asustarnos. En los hoteles nos dejaban
recados de que ya no querían que siguiéramos trabajando…
—¿Había contacto directo?
—Sí. Por ejemplo, afuera había puestos de comida. Los albañiles
salían a comer tortas o quesadillas. Una vez la señora de un puesto le
pasó un radio a uno de los trabajadores. Le dijo: “¿Es usted fulano de
tal? ¿Sí? Ah, pues aquí le hablan unas personas”. Y le apachurra con la
mano un botón del radio, que era como walkie talkie: “Para hablar, usted
apriétele aquí. Y cuando quiera escuchar, suéltele”. Y empezaron a
amenazar al señor, y se metió rápido al Cefereso. Y les dijo a los
jefes: “¿Saben qué?, sáquenme de aquí, ya me amenazaron, ya no quiero
salir para nada. Denme de comer, denme esta semana nomás de trabajo y
llévenme ya, sáquenme de aquí…”
—¿Se siente feo ese miedo?
—Pues algo, jajaja… —ríe nerviosamente, con mirada de pánico, las
pupilas dilatadas—.Ya cuando venía uno en la carretera manejando era
cuando daba un poquito de pánico…
El líder de las autodefensas de La Ruana, Hipólito Mora, asegura que
los narcos, para aterrorizar a trabajadores y presionar a los
empresarios, mataron a dos obreros. Funcionarios del gabinete se
seguridad confirmaron a MILENIO al menos uno de estos casos, el de un
ingeniero que fue plagiado y ejecutado por criminales.
—Tengo entendido que alguien les filtró el presupuesto de la
construcción de la cárcel, de lo que iban a invertir los empresarios, y a
ellos se les prendió el foco de que para dejar que siguieran
construyendo tenían que entregarles 20 millones de pesos…
—Asustaron a los trabajadores…
—Vinieron a amenazar a empleados, ingenieros, albañiles, desde el más
grande al más chico, que nadie podía trabajar ahí y la obra se paró un
tiempo. La gente se asustó y mataron a algunas personas para que los
demás tuvieran miedo…
A la empresa Prodemex, constructora de la mayor parte de hoteles
Camino Real y Hospitales Ángeles en todo el país, se le buscó por una
semana para que fijara su postura sobre el asunto. Todos los días la
asistente personal del ingeniero encargado de la obra remitía a la
jornada siguiente para entregar un posicionamiento. No fue así…
En la obra hay decenas de policías federales custodiando la
construcción. Solo unos cuantos trabajadores se mueven en el interior.
El sitio se ve desolado, la obra negra visible, abandonada. No se
escucha ni una sola máquina trabajar, ni un solo golpeteo de obreros
laborando. Solo el viento que sopla fuerte en los sembradíos aledaños.
Silencio provocado por la insolencia, por la violencia de los
criminales…
***
“Ya no hay extorsiones”
Consultado por MILENIO sobre este asunto, el gobierno federal
confirmó las extorsiones que desde hace año y medio fueron denunciadas
por la empresa Prodemex, aunque éstas se remontan al sexenio pasado y ya
cesaron.
El subsecretario de Normatividad de Medios y vocero del gabinete de
seguridad, Eduardo Sánchez, dijo en entrevista que al inicio de este
gobierno se reforzó la vigilancia en la obra y aclaró que nunca ha sido
suspendida. Más aún, sostuvo que se ha garantizado 100 por ciento el
suministro de insumos usados en la construcción.
Indicó que personal del Ejército y la Policía Federal han escoltado a
trabajadores y directivos de la empresa cuando se ha requerido.
El vocero aseguró que el gobierno federal tampoco ha vuelto a tener
información de que trabajadores de la nueva cárcel hayan sido objeto de
amenazas de delincuentes.
Sánchez precisó que en ningún momento de este sexenio la empresa se
ha quejado de extorsiones y comentó que desconoce las razones por las
cuales la obra está parada.
Juan Pablo Becerra-Acosta/México
(MILENIO/ Juan Pablo Becerra-Acosta/
4 Septiembre 2013 - 11:59pm )
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