Agueda Barojas Ontiveros
Las guerras se ganan con batallas y el PAN libra una muy adelantada que tiene pros y contras.
A
más de un año y medio del próximo proceso electoral hoy que el Partido
Acción Nacional no es gobierno en el puerto tiene un dinamismo del que
carece el Partido Revolucionario Institucional.
Al viejo estilo del PRI, el PAN local se disputa hoy el poder con dos cartas: la de un panista y la de un priista.
Quien diga que en política se puede llegar solo al poder, está equivocado.
La existencia de grupos, tribus y conexos al interior del PAN es una realidad como en los demás partidos políticos.
En el PRI se matan, es verdad, en el PRD se dan hasta con la cubeta, pero en el PAN no cantan mal las rancheras.
Siempre han guardado las formas, pero como que las están empezando a perder.
A
raíz de que tuvieron acceso al poder y probaron sus mieles, quedaron
arraigadas entres sus militantes, adherentes y uno que otro colado,
algunas máximas como aquella que dice el fin justifica los medios o el
haiga sido como haiga sido.
Por ello los panistas ya montan en cólera, ya gritan, se enojan y se deschongan.
De ahí que en la última reunión de partido algunos militantes del PAN alzaron la voz y reclamaron a su líder.
Detrás
de lo ocurrido el pasado miércoles, lo cual fue narrado en este mismo
espacio y está de más recordarlo, está la batalla que ya enfrentan los
grupos al interior del PAN por la candidatura a la presidencia
municipal.
La
batalla tiene sus pros y sus contras, por un lado habla de un partido
vivo y no adormilado a diferencia del Revolucionario Institucional donde
la presidenta de escaparate que tienen los priistas ni se para por el
partido.
Evidentemente
estas luchas los harán llegar desgastados a la elección del 2015 donde
los principales esfuerzos del PAN estatal se concentrarán en la
gubernatura.
Lo
insólito en el PAN no es la batalla que se libra al interior sino que
haya panistas que olvidando su ideología y la historia reciente de
Guaymas cobijen y apoyen a Manuel Villegas Rodríguez.
Manuel
Villegas, hoy funcionario del Gobierno del Estado, como muchos
recuerdan, dejó el gobierno de Antonio Astiazarán a medio camino y las
razones nunca se supieron, aunque se sospecharon.
Siempre
bailó al son de Antonio Astiazarán, hasta que, supuestamente se perdió
la relación, cosa que queda en supuesto porque la relación sigue.
Su
salida obedeció a las presiones del papá del ex presidente, quien no
quería a Villegas y que encontró con Eduardo Gaxiola el mejor aliado
dentro de la administración de su hijo.
Pero
antes de la salida, Manuel Villegas participó activamente junto con uno
de los ex presidentes más cuestionado en la historia de Guaymas, porque
el que le siguió fue César Lizárraga, la concesión del servicio de
limpia.
La
sospecha de actos de corrupción con PASA sigue vigente y los daños
económicos también. El y Antonio Astiazarán firmaron el contrato tan
cuestionado por el mismísimo alcalde Otto Claussen Iberri.
Existe
otro grupo que apoya a Lorenzo De Cima Dworak, quien incursionó en el
servicio público a penas hace cuatro años como Agente Fiscal.
Lorenzo
De Cima obtendría de calle un victoria moral, pero el panista debe
saber que la victoria cuando no es matemática siempre será derrota.
Evidentemente
no hay comparación entre uno y otro. Lorenzo De Cima tiene probada
calidad moral, pero esta batalla se gana con balas, estrategia y dinero y
lo debe de saber.
Dinero
es el que le sobra a Manuel Villegas y también poder. Al estar cerca
del Secretario de Gobierno, Roberto Romero, se le facilita la seducción
con los panistas resentidos porque no les dieron trabajo o con aquellos
que tuvieron la oportunidad de trabajar en el NEW SON pero que no la
aprovecharon y quedaron fuera de la nómina a la mitad del camino.
Nombres:
el principal operador de Manuel Villegas, Gregorio Almodovar, quien
tenía un cargo privilegiado dentro del gobierno estatal (SEDESSON), pero
que por actos de corrupción tuvo que dejarlo.
Hay un grupo que le apuesta a la división porque ese escenario es el que más les conviene, el caminito ya lo conocen.
En
la elección pasada, el candidato del PAN, Manuel Aguilar perdió contra
Otto Claussen por sólo 1,500 votos. Nada para un político
"experimentado" como Claussen Iberri.
La
guerra ya comenzó, algunos panistas dejarán a un lado su ideología y
tomarán las armas porque están dispuestos a todo con tal de llevar a
candidatura a la presidencia municipal a un priista que les garantiza
privilegios que no han tenido o que perdieron por actos deshonestos.
Manuel
Villegas se deja querer, pues, por eso Rosy Lara le organizó hace días
en su casa una reunión con mujeres líderes de barrio, a quien llevó con
engaños.
Mientras
el aspirante a la candidatura se cuelga del COMUN, del bloqueo de los
yaquis y de cuanta efemérides del calendario para lograr un
posicionamiento que ya tiene en Guaymas, pero negativo.
Manuel
Villegas sabe, porque se lo han dicho, dejó muy malos recuerdos cuando
co-gobernó con Antonio Astiazarán y contra Carlos Zatarían González.
El hoy funcionario estatal sabe que tiene una carga negativa y que tendrá que hacer milagros para revertirla.
Su pasado lo condena y de eso nadie es culpable.
No debe extrañarle a Manuel Villegas Rodríguez que exista un grupo al interior del PAN que va a tratar de impedir que llegue.
Es
precisamente el grupo que fue perseguido por él cuando trabajaba bajo
las órdenes de Antonio Astiazarán Gutiérrez, el primer alcalde de
Guaymas en ser demandado penalmente por peculado y otras linduras.
La
mejor apuesta que el PAN tiene es la Lorenzo De Cima, su probada
honestidad es un garbanzo de a libra en los actuales tiempos políticos
en donde el más rata, el que más dinero reparte, el más corrupto y el
más inmoral, es siempre presidente municipal en Guaymas.
Los
panistas tienen en sus manos la oportunidad de cambiar la historia de
Guaymas, de terminar de una vez por todas con la maldición que nos cayó y
que no hemos podido sacudirnos.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Columna La Viña del Señor por Agueda Barojas Ontiveros/ Domingo, 18 de Agosto de 2013 20:35)
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