Agueda Barojas Ontiveros
La periodista y escritora Guadalupe Loaeza, en uno de sus artículos publicados en el Periódico Reforma, citaba que Humberto Moreira era a su juicio el perfecto priísta, que igual seria un priista de antaño que uno de los del siglo XX.
Y es que para la escritora, la conducta presentada por el ex dirigente,
cumple con lo que los priistas siempre han sido, con honrosas
excepciones.
Para la escritora la mayoría siguen siendo igual, mentirosos,
faltos de moral, o con una doble moral, soberbios, gandallas, etc., etc., con la
agravante de que los priístas modernos o los nuevos jóvenes del PRI son
peores.
Y al parecer ese decálogo de trapacerías que escribo y luego puso en
práctica el profesor Moreira, el ex alcalde Antonio Aztiazarán también lo puso
en práctica y con resultados a la fecha muy redituable.
Muy similares en su
conducta, ambos personajes tienen cuentas pendientes y han hecho del engaño una
cualidad en ellos, la única diferencia es que Moreira hizo sus movimientos en
Coahuila Estado que está bastante lejos de nosotros como para que nos
afecte.
Las cuentas no aclaradas del toñito están aquí en Guaymas y sus
acciones siguen causando mella.
El juego con el que se pretende mostrar en
sociedad a la “fórmula de la unidad priísta” no es el resultado de una
negociación, mucho menos de un consenso, peor aún tampoco es el resultado aunque
suene increíble de un amarre de intereses.
La fórmula priísta proviene de la
postura de un sólo individuo, el cual se encuentra en la búsqueda del poder por
el poder mismo, no para realizar cosas o trascender, la insana idea es solo
tenerlo, para no perderlo, la gran farsa de Antonio Astiazarán cual ilusionista
es el ofrecerles la nada a cambio de la entrega de todos.
Lo que les ofreció
realmente no es nada palpable, mucho menos visible.
Y es que en realidad no
tiene nada que ofrecer mas que su perversa idea, ahí el engaño.
Para cuando
el priismo se de cuenta, todo estará perdido, más no para él.
De lo que pase,
el tendrá una oportunidad de seguir en la impunidad y prófugo de todos, en este
caso como ejemplo la complicidad de la actual administración que no obstante de
querer revertir la concesión del servicio de recolección de basura, por
encontrar una lista de irregularidades, no pretende buscar culpables, menos si
ya los conoce, el toño si sabe como arreglarse con la oposición.
La
estrategia del Toñito es ir al centro del país y asegurar que tiene todo un
pueblo a sus disposición, haya le creen por que les conviene y aquí se vende
como el único guaymense que tiene la llave para entrar con Peña Nieto.
El
Toño en todo este entramado sólo da lo que quiere, no lo que le piden, con la
condición de que si no es así no da nada.
Lo curioso es que todos le siguen
siendo leales, no cabe dudad que maneja y vende bien la esperanza.
Las
complicidades con las que el Toñito cuenta han sido una parte de su plan
maestro, desde la misma dirigencia priísta, pasando por la familia feliz de
Mundo Chávez, el diputado Otto Claussen, ex líderes, ex funcionarios y demás,
todos se mueven al son que toca el Toñito.
Incluso los de otros partidos, en
esta intentona de nueva cuenta tiene la intención no sólo de controlar al
priismo portense, va por todas la canicas, pasando por el PT, El Verde
Ecologista, si se puede Convergencia, el PRD y demás partidos que se le
atraviesen.
Los hechos son claros el Toño ha crecido proporcionalmente a la
ausencia y desinterés o temor de otros grupos políticos al interior del partido,
habrá que esperara si en estas pizcas lo dejan seguir siendo el que reparta el
pastel.
El Toño tiene una peculiaridad todo lo agradece con el revés de la
mano, jamás muestra sus palmas, de hacerlo pensaríamos que se está despidiendo y
el nunca se despide por que jamás se ha ido. Aquí está porque jamás se
fue.
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