El caso abierto en contra del
ex Gobernador de Chihuahua, César Duarte, es la explosión en las Torres Gemelas
de Nueva York en cámara lenta. Comenzó hace 13 meses con una acusación contra
él por un desvío de poco más de 14 millones de pesos para campañas electorales
del PRI y se fue incrementando, en recursos para el partido en el poder y para
personas de poder.
El último gallo tricolor en
ser desplumado fue Alejandro Gutiérrez, quien era alto funcionario del PRI y
responsable en 2015 y 2016 del Proyecto Zafiro, utilizado por el entonces líder
Manlio Fabio Beltrones, para diseñar la estrategia electoral en las elecciones
de aquél año. La Policía Federal lo detuvo en Saltillo en diciembre, por
petición del gobierno de Chihuahua, como parte del proceso contra Duarte. La
detención le pegó a Beltrones, y al entonces Secretario de Hacienda, Luis
Videgaray. Pero esta nueva novela de altos vuelos que tanto prometía, a los
pocos días se apagó.
Beltrones declaró que era una infamia la
acusación y tendrían que probar que Gutiérrez realmente había hecho lo que
dijeron que hizo. Hacienda también negó que se dedicara a distribuir dinero
presupuestal a campañas políticas. No se podía esperar nada distinto, pero ante
una defensa tan débil y un beligerante e intrépido Gobernador de Chihuahua como
Javier Corral, ¿por qué todo paró en seco? Si la convicción en el entorno
cercano de Duarte es que el aliado de Corral en todo esto es el Secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ahí se podría encontrar, al menos como
hipótesis de trabajo, la razón sobre la súbita parálisis. ¿Se estaba comenzando
a salir fuera de control?
Las acusaciones que ha
formulado la Fiscalía contra Duarte tienen un patrón criminal: el ex Gobernador
ordenaba al ex Secretario de Hacienda, Jaime Ramón Herrera Corral, que dinero
presupuestal fuera trasladado al PRI para ser utilizado en campañas
electorales, y que se disfrazara bajo rubros distintos en diferentes
dependencias. El caso escaló en diciembre con la captura de Gutiérrez, señalado
de ser el ingeniero financiero del desvío de 250 millones de pesos en 2015, y
que llevó todo a las más altas instancias del partido y el Gobierno federal.
El tema dejó de ser local y
pasó a ser federal. En la declaración ampliada de Herrera Corral señala que
“Gutiérrez (le) comentó que había un acuerdo con la Secretaría de Hacienda
federal para que a través de tres estados, siendo estos Veracruz, Tamaulipas y
Chihuahua, apoyaran con la operación electoral a nivel nacional del año 2016
para aquellos estados en donde no se tenían gobiernos priistas, y requerían
recursos”.
La afirmación del ex
funcionario chihuahuense refuerza los dichos del ex Gobernador de Veracruz,
Javier Duarte, sobre 2 mil 500 millones de pesos que le habían dado dentro del
presupuesto, destinados a campañas electorales -que decía haber usado para el PRI
y Morena-, pero dejaba abierto el mecanismo que presuntamente utilizaron desde
el partido en el poder y el gobierno mismo.
Pero el caso se detuvo en
Gutiérrez, la más alta figura priista involucrada en un tema de presunto
financiamiento ilegal de campañas, como si en ese momento se hubieran dado
cuenta que el elefante en la sala podría empezar a ser visto. Para poder
entender la trama, hay que observar cómo funcionaba el sistema de recaudación
de fondos dentro del PRI, en el entendido de que el partido no se maneja de
manera independiente a lo que se le indica en Los Pinos. Cada vez que el
Presidente en turno es priista, el partido juega más como una secretaría de
Acción Electoral.
En ese sentido, Gutiérrez no
era responsable único o final del dinero dentro del partido. Quien lo es, Luis
Vega, había sido colocado en la Secretaría de Finanzas y Administración desde
antes iniciar el gobierno del Presidente Peña Nieto, por el entonces Gobernador
del Estado de México.
Vega llegó al PRI en 2011,
directo del PRI mexiquense donde hacía una función similar. Hombre de absoluta
confianza de Peña Nieto, durante años ha sido el responsable de recibir y
administrar los dineros y las aportaciones -legales y aquellas que no fueran
registradas-, para redirigirse hacia donde le indicaran. Ese nombramiento fue
parte de los ajustes que realizó Peña Nieto pensando en el futuro. Otro
estratégico, Videgaray, a quien envió al Congreso para presidir la Comisión de
Presupuesto, donde se encuentra el origen de algunas de las ampliaciones
presupuestales a estados cuyos gobernadores han sido acusados de desviarlos a
campañas priistas.
Si la acusación contra
Gutiérrez es probada, será sólo un eslabón que conduzca a Vega Aguilar y al
corazón del peñismo. Si esto continúa, salpicará también a Nuvia Mayorga,
directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas,
que también ha sido uno de los conductos por donde llegan al PRI recursos para
campañas, y es incondicional de Osorio Chong. Cercanos a Duarte comentaron que
si Osorio Chong quiere saldar cuentas con el ex Gobernador y los tecnócratas
que le quitaron la candidatura presidencial, está acotado porque el
financiamiento irregular al PRI, también lo mancha.
Corral tiene en sus manos una
bomba para hacer explotar la candidatura presidencial del PRI y romper el
blindaje que hasta hoy tiene Peña Nieto. La pregunta es si Corral es real, si
actúa por convicciones más allá de sus fobias personales, o si sus supuestos
compromisos con Osorio Chong lo limitarán. Si no fuera así, el proceso contra
Duarte puede ser, de comprobarse las acusaciones, el final histórico del PRI.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 09/01/2018 | 04:01 AM)
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