MÉXICO, D.F. (apro).- El empresario tamaulipeco Armando
Hinojosa Cantú y Enrique Peña Nieto hicieron grandes negocios durante la
administración de este último en el gobierno del Estado de México.
Hinojosa Cantú creció al amparo del hoy Ejecutivo federal; gracias a
él obtuvo la licitación para construir el hospital de Zumpango por un
monto de siete mil millones de pesos y no sólo eso, además lo
administrará por 30 años cobrándole una respectiva cuota al Estado de
México.
Siendo gobernador Peña Nieto, una de las empresas de Hinojosa Cantú,
HIGA Edificaciones, se convirtió en la favorita del sexenio. Tuvo a su
cargo varias carreteras, la construcción de la Universidad Autónoma del
Estado de México y participó, junto con la empresa española OHL y el
Grupo de Abogacía Profesional (GAP), en la construcción del aeropuerto
de Toluca.
Hinojosa Cantú llegó al Estado de México desde la administración de
Arturo Montiel, tío de Peña Nieto y, cuando éste se desempeñaba como
diputado local. En esa época HIGA Edificaciones empezó a ganar
licitaciones de obras públicas del Estado de México, de Veracruz, con
Fidel Herrera (hasta se volvieron consuegros, aunque más tarde los hijos
se divorciarían), y en el gobierno de Chiapas, con Juan Sabines.
En 2004, la Secretaría de la Función Pública inhabilitó a esa
empresa por tres meses, e incluso emitió la resolución SAN/102/2004,
“mediante la cual se resolvió el procedimiento de sanción administrativa
incoado a la empresa HIGA Edificaciones SA de CV”, según se publicó en
el Diario Oficial de la Federación, en que además se insta a gobiernos
estatales y al federal abstenerse de cualquier entrega de obra pública.
Pero el arribo de Peña Nieto al gobierno mexiquense le trajo suerte
de nuevo al polémico empresario; como ya se mencionó, no sólo fueron
obras estatales, también creó la empresa de servicios aéreos EOLO, la
cual se convirtió en la predilecta de Peña para su campaña presidencial.
Armando Hinojosa Cantú engrosó su cartera de clientes y sus
bolsillos y, en los círculos cercanos al peñismo, se llegó a comentar
que EOLO era empresa de Peña Nieto, fungiendo Hinojosa como
prestanombres, aunque nunca se pudo comprobar tal señalamiento.
Lo que sí fue real es que GAP, propiedad de la reconocida familia
Fraga dentro del priismo, construyó, junto con OHL, donde se desempeñaba
como uno de los principales ejecutivos el hoy director de Pemex, Emilio
Lozoya, e HIGA de Armando Hinojosa, dieron el hoy aeropuerto de la
ciudad de Toluca.
Todo esto viene a cuenta porque aunque Peña Nieto ya no está en el
Estado de México, la suerte sigue acompañando a Armando Hinojosa Cantú.
Las grandes beneficiadas no son sólo HIGA y EOLO, también destaca una
empresa más de este próspero empresario tamaulipeco: Autovan SA de CV o
Autopistas de Vanguardia.
La empresa fue elegida para construir una nueva autopista, la
llamada Toluca-Naucalpan que, como su nombre lo dice, correrá desde el
aeropuerto de Toluca (construido por HIGA) hasta Naucalpan.
Esa autopista formó parte de los más de 600 compromisos de Peña
Nieto como gobernador, pero hasta hoy se pretende concretar. Porque como
diría el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, “Peña sí cumple”
y, aunque ya no es gobernador sino Ejecutivo federal, pues se impulsa la
construcción de esa autopista.
Pero con lo que Peña y su amigo Armando Hinojosa Cantú no cumplen es
con respetar la Constitución, donde claramente se reconocen los pueblos
indios. Destaco esto porque la carretera que pretende construir el
constructor predilecto de Peña Nieto afectará 23 kilómetros del bosque o
Parque Estatal Otomí-Mexica, Santuario del Agua, subcuenca del río San
Lorenzo y que el propio gobierno mexiquense declaró área protegida.
La autopista mencionada atraviesa siete pueblos otomíes, los que se
rigen por la práctica de usos y costumbres y para quienes el bosque
forma parte de las tierras que por decreto presidencial de 1951 les
fueron dadas en posesión; además del reconocimiento como pueblo regido
por usos y costumbres.
La autopista no sólo dañará la tierra que tienen en posesión los
indígenas otomíes de siete comunidades ubicadas entre los municipios de
Lerma, Huixquilucan y Naucalpan, sino que además afectará uno de los
principales “pulmones” del Estado de México y del cual se abastece
(prioritariamente) el Sistema de Aguas Cutzamala, que lleva agua a los
20 millones de habitantes que viven en el Distrito Federal y su zona
conurbada.
El gobierno de Enrique Peña Nieto inició el proyecto desde 2008,
siendo gobernador y, para engatusar a los habitantes de las siete
comunidades, las dividió; por ejemplo, cada una de las siete comunidades
de otomíes que se rigen por usos y costumbres tiene entre 4 y 8 mil
habitantes, sin embargo, el gobierno “registró” como comuneros a 440
habitantes y a ellos les dio el reconocimiento legal para que se
constituyeran en “asamblea”, y sea en ese núcleo donde se decida si
están de acuerdo o no con la construcción de la autopista.
Así, son los 440 comuneros registrados (en cada una de las siete
comunidades) los que el gobierno toma en cuenta para construir la
autopista; el resto de los habitantes son ignorados, lo que ha generado
enfrentamientos con las policías estatales y municipales.
La mayoría de los pobladores de las siete comunidades determinaron
en sus “asambleas de usos y costumbres” que no están de acuerdo con la
autopista de la empresa de Armando Hinojosa, ya que afectará su bosque,
se derribarán árboles en peligro de extinción y se afectará incluso
fauna endémica.
Pero no sólo ello, la tala de árboles provocará que se
rompa el ecosistema del cual el sistema Cutzamala se beneficia y por
consiguiente los 20 millones de habitantes del Distrito Federal y zona
conurbada.
Los otomíes sostienen que lo más importante para ellos es su
relación con su creador y él se manifiesta a través de la naturaleza,
por ello, desde hace más de 400 años han cuidado del bosque que los
alimenta y hoy abastece de agua al sistema Cutzamala.
Sin embargo, el proyecto de Peña Nieto y su constructor favorito
pretende hoy destruirles, por lo menos, 2,300 hectáreas de bosque. Por
eso, el Frente del Pueblo Indígena en Defensa de la Madre Tierra está
hoy en lucha, en resistencia contra la voracidad de Peña Nieto y de
Armando Hinojosa Cantú.
Sólo esperemos que en estas comunidades no ocurra lo que
pasó en Atenco, cuando Peña Nieto mandó a sus policías para aplastar a
la población que se oponía a la construcción del aeropuerto de Vicente
Fox y cuyo saldo fue un estudiante y un niño muertos, así como de varias
mujeres violadas.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
Twitter: @jesusaproceso
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