sábado, 9 de febrero de 2019

LAS DEFICIENCIAS EN IMSS, ISSSTE Y CENTROS DE SALUD OBLIGAN A 1 DE CADA 3 A PAGAR ATENCIÓN PRIVADA


México tiene hoy más médicos y hospitales públicos que hace 19 años, cuando inició el siglo XXI. Sin embargo, la insatisfacción promedio de los servicios de salud –particularmente en el IMSS, ISSSTE y Seguro Popular– se extiende al 52.6 por ciento de la población, por lo que cerca de un tercio de los mexicanos afiliados a un esquema de seguridad pública se ha visto obligado a pagar por servicios de salud privados luego de su última atención ambulatoria.

Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo).– El sistema de salud de México –pese a las mejoras de los últimos años– está “fragmentado” y tiene “inequidades marcadas en el acceso y la calidad” de sus servicios, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2016). En la actualidad, el sector público produce el 54.6 por ciento de los bienes y servicios de salud, mientras que el 45.4 por ciento restante es producido por el sector privado, refieren datos de la “Cuenta satélite del sector salud de México 2017”.

Aunque las cifras de la Secretaría de Salud (SSA) indican que el 82.2 por ciento de los mexicanos está afiliado a servicios públicos de salud, esto no implica que la población tenga la garantía de ser atendida de manera adecuada y oportuna.

En 2017, por ejemplo, el 56.7 por ciento de los usuarios de servicios públicos (IMSS, ISSSTE y Seguro Popular) reportó “deficiencias” que, según la información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), contribuiría a que los usuarios hayan “tenido que pagar por un servicio de salud privado”.

Así, al día de hoy, cerca de un tercio de los mexicanos afiliados a un esquema de seguridad pública optó por servicios privados luego de su última atención ambulatoria.

Lo anterior se debió, principalmente, a factores como la “conveniencia de los servicios” (ubicación, horarios y días de atención) y a la “calidad de la atención” (o el trato en el servicio), según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT).

Tan sólo en los últimos 17 años, las pólizas privadas vigentes –por accidentes personales, de gastos médicos mayores y de salud– experimentaron un boom en México.

Entre 2001 y 2017, el número de pólizas individuales fue seis veces mayor, al pasar de 860.9 mil a 6.2 millones, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). La cantidad actual de personas que tienen algún seguro privado, equivale al cinco por ciento de la población mexicana.

Hoy en día, el sector privado de la salud es tan importante que, sin él, la cantidad de médicos públicos por ciudadano (uno por cada 502) sería insuficiente para cubrir los estándares mínimos internacionales (uno por cada 333).

Las dos grandes retos del nuevo Secretario de Salud, Jorge Carlos Alcocer Varela, serán el financiamiento y la unificación del sector salud, para garantizar el acceso universal a los servicios. No obstante, el “ambicioso” plan podría no consolidarse en este sexenio, se lee en “AMLO. Equipo de trabajo y agenda” del PT. Foto: SSA.

LA SALUD PRIVADA

Desde la década de los setenta, “la medicina privada ha fortalecido su capacidad para prestar servicios […] a pesar de que este crecimiento esté asociado directamente con el gasto del bolsillo del consumidor”, se lee en el estudio “Desempeño del sector privado de la salud en México” (2013) de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud).

El crecimiento del sector privado –abunda– “no ha sido planeado ni regulado, y se ha generado aprovechando la sobreoferta de médicos de los años ochenta”. Pero con el transcurso de los años, además de haber más regulaciones, el desempeño del sector privado en la salud de los mexicanos ha cobrado importancia.

Hasta la fecha, del total de unidades hospitalarias y de consulta externa en todo el territorio nacional, “el 88 por ciento pertenece al sector público y solamente 12 por ciento a instituciones privadas”, refiere la SSA.

Durante el sexenio de Vicente Fox Quesada, entre 2004 y 2006, las unidades del sector privado aumentaron en 3.7 por ciento. No obstante, durante los mandatos de Felipe Calderón Hinojosa y de Enrique Peña Nieto, las unidades privadas experimentaron un encogimiento de -2.5 y menos cinco por ciento, respectivamente.

Como consecuencia, entre 2004 y 2017, las unidades hospitalarias y de consulta externa del sector privado pasaron de tres a 2.9 mil. En un periodo similar, de 2001 a 2015, las unidades del sector público aumentaron en 38 por ciento, al pasar de uno a 1.4 mil.

Pese a la reducción en infraestructura, entre 2001 y 2016, la cantidad de médicos privados explotó en 114 por ciento, al pasar de 59.1 a 126.3 mil en todo el territorio nacional. En cambio, entre 2011 y 2015, la cantidad de médicos públicos aumentó en 69.4 por ciento, al pasar de 142.8 a 242 mil.

La proporción de médicos privados –en relación con aquellos públicos– es tan importante que sin ellos, México no tendría la posibilidad de cubrir la demanda mínima de médicos a nivel nacional, que según los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asciende a un médico por cada 333 ciudadanos.

En la actualidad, por cada grupo de 502 mexicanos hay un médico público (esto es 51 por ciento menos médicos de los que recomienda la OMS). Si a ellos sumamos a los médicos privados (uno por cada 971 mexicanos), el país alcanza el nivel mínimo recomendado a nivel internacional.

Según las cifras oficiales del Inegi y de la SSA, fue hasta 2015 que México pudo superar el déficit de médicos, al alcanzar una proporción de uno por cada 326 ciudadanos (2.1 por ciento más médicos del mínimo establecido por la OMS).

Con Vicente Fox Quesada, entre 2001 y 2006, el promedio de ciudadanos por médico fue de 454 (36.2 puntos porcentuales por debajo del ideal); con Felipe Calderón Hinojosa, entre 2007 y 2012, fue de 383 (15 por ciento menos); y con Enrique Peña Nieto, entre 2014 y 2015, fue de 335 (0.5 por ciento superior al ideal de la OMS).

LA SALUD PÚBLICA

En México, según la OCDE, “el gasto empobrecedor en salud ha disminuido de 3.3 a 0.8 por ciento de la población” –lo que no implica que gasten menos– y “han mejorado los parámetros clave como la mortalidad infantil y las muertes por infartos cardíacos o accidentes cerebrovasculares”.

Sin embargo, asegura que hay problemas que despegaron de manera crítica, como el sobrepeso u obesidad en adultos (1 de cada seis tiene diabetes) y menores de edad (uno de cada tres niños sufre de sobrepeso). Hoy, México tiene más del doble de adultos con diabetes que el promedio de los países miembro de la OCDE y el mayor índice de sobrepeso infantil.

En su balance, la organización refiere que los esfuerzos del Gobierno federal –como la puesta en marcha (en 2004) del Seguro Popular, que extendió la cobertura de seguro de salud a 50 millones de personas más y que se tradujo en un ahorro para el bolsillo de los mexicanos de 12.6 por ciento desde 2009– “no han logrado traducirse en una mejor salud ni en un mejor desempeño del sistema [de salud] como se hubiera deseado”.

Esto tiene que ver con la manera en que el Estado invierte en seguridad social y con la forma en que opera.

Actualmente, la mayor parte (54.6 por ciento) de los bienes y servicios de salud del país son del sector público, hecho reforzado con el aumento de la cantidad de hospitales y médicos del Gobierno entre 2001 y 2015 (en 38 y 69.4 por ciento, respectivamente).

A pesar de contar con más médicos y hospitales que los del sector privado, “en el sector público es evidente la carencia de médicos especialistas, contrario a la afluencia en el sector privado”, se lee en el informe “Sobre la Salud de los Mexicanos 2016″ de la SSA.

Dicha situación ha obligado a que “los derechohabientes del sector público recurran a los servicios especializados privados, generando a la vez una deficiente calidad del servicio de salud, así como un gasto de bolsillo”.

Las cifras del Inegi indican que el 50.4 por ciento (122 de 242 mil) de los médicos de instituciones públicas son especialistas, aunque la SSA refiere que “se puede suponer que la mayoría de los médicos especialistas se encuentran en el área de hospitalización, mientras que [hay] muy pocos concediendo consultas externas”.

Lo anterior es preocupante si consideramos que, entre 2001 y 2014, las consultas externas en instituciones públicas aumentaron en 35.3 por ciento, al pasar de 245.7 a 332.3 millones (al cierre de cada año).

La falta de médicos en unidades de consulta externa y el creciente número de consultas externas coincide con el aumento de 33.9 por ciento (de 8.9 a 11.9 millones) en el número de consultas externas del sector privado, en el mismo periodo.

Por otro lado, la concentración de médicos especialistas en hospitales públicos coincide con el alza en la carga de trabajo hospitalaria, misma que se duplicó entre 2003 y 2013, al pasar de una a dos camas por médico.

Como consecuencia general al aumento de trabajo y a la mala distribución de los médicos del sector público, los indicadores de satisfacción con el servicio han ido a la baja.

Entre 2011 y 2017, la insatisfacción promedio de los servicios de salud públicos (en el IMSS, ISSSTE y Seguro Popular) pasó de 38.7 a 52.6 por ciento, de acuerdo con cifras del Inegi y de la SSA. Empero, en ese mismo periodo, la percepción negativa de las instalaciones hospitalarias del sector público mejoró, al pasar de 54 a 36.9 por ciento.

COBERTURA E INVERSIÓN

Para la OCDE, el sistema de salud público mexicano, “sin duda, ha progresado” en los últimos 10 años. Empero, en México aún persisten “grandes problemas” como la fragmentación y la inequidad relativas a su servicio.

Por un lado, el sistema de salud de México “continúa como un conjunto de subsistemas distintos, cada uno con diferentes niveles de atención, dirigido a diferentes grupos, con precios diferentes y con resultados diferentes”, se lee en su estudio “Sobre los Sistemas de Salud: México 2016”.

Por el otro, “la afiliación a un subsistema no está determinada por la necesidad, sino por el empleo de la persona. Junto con esta inequidad –abunda– existen muchas ineficiencias en el sistema”, siendo que “millones de mexicanos pertenecen a más de un esquema de aseguramiento y muchos millones más, parecían no saber si estaban protegidos por un seguro de salud público cuando fueron encuestados”.

De acuerdo con las cifras del Inegi y de la SSA, el conjunto de asegurados públicos (IMSS, ISSSTE, Pemex, Sedena, Semar, seguros estatales y Popular) asciende a 133.2 millones de personas, mientras que la población de México está compuesta por 125.3 millones, según las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Considerando la tasa de cobertura actual (82.2 por ciento), al menos 22 millones de registros serían resultado de la pertenencia de connacionales a más de un esquema de aseguramiento.

En contraste, toda vez que la cobertura médica avanzó en México entre 2008 y 2016 (la falta de acceso pasó de 38.4 a 15.5 por ciento poblacional), en el país aún hay 19 millones de personas que no cuentan con atención médica por parte del Estado, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

A este problema se suma el reto de proporcionar cobertura universal de salud con calidad, con impacto real en la mejora de los niveles de salud de la población.

En ese sentido, la OCDE señala que la esperanza de vida para los mexicanos (75 años) es inferior al promedio (81 años) del resto de sus 34 países integrantes.

La problemática sobre la calidad de los servicios públicos de salud, además de una “reforma de largo alcance” para acabar con el sistema fragmentado e inequitativo en el acceso (OCDE), requiere de una redistribución de la inversión pública, que estanca al desarrollo social y que golpea los bolsillos de la población.

En México, la inversión de la gente en salud (20.9 mil pesos anuales) es inferior a la media de los miembros de la OCDE (77.5 mil pesos anuales). Y según la Cuenta satélite del Gobierno federal, el gasto es destinado, sobre todo, a la compra de medicamentos (53 por ciento), seguido del desembolso en consultas (16 por ciento), bienes y servicios de apoyo (15.5 por ciento), servicios hospitalarios (11.1 por ciento) y “otros” servicios (4.4 por ciento).

Mientras que el gasto de los mexicanos en medicamentos, seguros y hospitales aumentó en 11 por ciento real desde 2011, en el último año (2017-2018) el gasto neto total en el Ramo 12 Salud del Gobierno federal se contrajo en 6.1 por ciento (equivalente a 7.5 mil mdp menos).

Esta tendencia es contraria al aumento presupuestario de los periodos 2003-2006 (105.1 por ciento), 2007-2012 (140.1 por ciento) y 2013-2018 (15.5 por ciento), de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

La reducción presupuestaria durante el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto abonó a la reducción de las inversiones directa y en inversión física del sector, a la baja continua durante su mandato.

Por un lado, entre enero y noviembre de 2013 y 2018, la inversión directa en salud del Gobierno federal decayó en 92.6 por ciento (al pasar de 351 a 26.1 mdp). Sólo entre 2017 y 2018, el presupuesto para el rubro retrocedió en 89.4 por ciento (220 mdp menos).

En cambio, la inversión física cayó, en ese mismo periodo, en 16.7 por ciento (pasó de 5.4 a 4.5 mil mdp). En el último año, su decremento fue de 28.7 por ciento (equivalente a 1.8 mil mdp menos).

(SIN EMBARGO/ EFRÉN FLORES/09 DE FEBRERO 2019)

TRANSA MILLONARIA DE EMPRESAS Y “EL PATAS”



En cuestión de meses, seis constructoras de reciente creación recibieron 14 contratos que superan los 23 millones de pesos por parte del gobierno de Juan Manuel Gastélum. Todos por medio de adjudicaciones directas, pese a no contar con experiencia probada o por invitaciones hechas directamente por el Ayuntamiento, en las que sólo participaron otras empresas también beneficiadas. Un representante de venta de fármacos, un ex empleado de gobierno del PAN y un grupo de hermanos ligados a las campañas de la actual administración, figuran entre los favorecidos

En el ejercicio fiscal 2018, el Ayuntamiento de Tijuana ejerció 94 millones 244 mil 748 pesos de fondos federales para la realización de obras, por medio de la Dirección de Obras e Infraestructura Urbana Municipal (DOIUM).

Los recursos se aplicaron en 37 proyectos como la construcción de un centro comunitario, una Casa de la Cultura, baños, bardas y aulas en escuelas, rehabilitación de parques y canchas de futbol, pavimentación, entre otros.

Sin embargo, el 23 por ciento de este presupuesto se entregó a empresas creadas ese mismo año, incluso meses antes, o bien, una vez que el alcalde Juan Manuel Gastélum Buenrostro llegó al gobierno en 2016.

La característica común entre estas empresas, es que los contratos que recibieron, por una suma superior a 23 millones de pesos, se obtuvieron por medio de adjudicaciones directas, sin una licitación pública en la que empresas ofrecieron sus mejores propuestas.

En menor cantidad, los contratos fueron asignados en invitaciones hechas por el Ayuntamiento específicamente a tres empresas, en las que las otras dos participantes también recibieron contratos bajo estos dos mecanismos en el mismo ejercicio fiscal, a pesar que las excepciones que se establecen en el Artículo 38 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios para el Estado de Baja California para que una unidad administrativa no realice una licitación pública, no aplican en estos casos ni se cumple con el principio de experiencia requerido para que una empresa reciba adjudicación directa.

Al revisar quiénes aparecen como propietarios de estas compañías, ZETA encontró a una familia que ha apoyado campañas electorales del Partido Acción Nacional (PAN) y recibido varios contratos de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado (Sedesoe), cuando estuvo encabezada por Ricardo Magaña, pese a dejar por lo menos una obra inconclusa.

También a un ex empleado de administraciones panistas, a un asesor de ventas de una farmacéutica y a otros contratistas de gobiernos de Acción Nacional.

17 MDP REPARTIDOS EN DOS EMPRESAS DE HERMANOS

En el mismo año que fue conformada, Constructora Cosi recibió cinco contratos por un monto total de 6 millones 459 mil 073 pesos.

Según el acta constitutiva de la empresa, con fecha 25 de enero de 2018, los propietarios de esta empresa son Orlando Rodríguez Armenta y Carlos Armando Raggio Tobbie.

Rodríguez Armenta no tiene experiencia en la industria de la construcción, pero ha trabajado varios años como representante y gerente de ventas de empresas farmacéuticas. Su currículum en línea afirma que cuenta con “conocimiento a detalle del mapa político en las diferentes instituciones de gobierno como IMSS, ISSSTE, Seguro Popular, Issstecali”.

En cambio, Raggio Tobbie ha celebrado, por medio de otras empresas y como particular, varios contratos con gobiernos del PAN.

Pese a que la empresa no contaba con experiencia probada en los trabajos que le fueron confiados como pavimentación de calles y construcción de baños, bardas y demás para escuelas municipales, tres de los contratos les fueron otorgados por medio de adjudicación directa y los dos adicionales por invitación directa del Ayuntamiento junto a otras dos compañías.

El primero de ellos por 861 mil 949 pesos, asignado como adjudicación directa el 11 de septiembre para la pavimentación con concreto MR-38 de la calle 2 de Marzo en la colonia Unión Antorchista I. La obra se ejecutaría del 17 de septiembre al 5 de noviembre de 2018.

Un mes después, el 8 de octubre, recibió un contrato por la construcción de estructura metálica e instalación de velaria en la explanada de la Escuela Primaria “Citlalmina” en la colonia Unión Antorchista I. El plazo contemplado iniciaba el 8 de octubre y concluiría el 24 de noviembre. También se trató de una adjudicación directa y por un monto similar al de la obra anterior, de 862 mil pesos.

El 13 de noviembre de 2018, igualmente por adjudicación directa, la empresa obtuvo un contrato por 430 mil 520 pesos para la construcción de una barda perimetral de block de concreto en el preescolar “Juan de Dios Bátiz” de la colonia Villas del Campo, para realizarse del 22 de noviembre al 31 de diciembre de 2018.

Tres días después, 16 de noviembre, Constructora Cosi recibió otro contrato para la construcción de módulos sanitarios en la Escuela Secundaria Número 35 en la colonia Unión Antorchista II. Se estableció un monto de 2 millones 151 mil 187 pesos, con un periodo de ejecución entre el 22 de noviembre de 2018 y el 19 de febrero de 2019.

Ese mismo día y para el mismo plantel escolar, la constructora recibió un contrato adicional por 2 millones 153 mil 414 pesos para la construcción de canchas de usos múltiples, obra a realizarse del 22 de noviembre al 31 de diciembre del año pasado.

Al tratarse de cifras superiores, estas dos últimas obras no se entregaron en adjudicación directa, sino por invitación a tres empresas.

Las dos compañías adicionales elegidas por el Ayuntamiento fueron Ingeniería y Edificación Baja Son y RP Constructores, ambas con contratos otorgados con recursos federales por la Dirección de Obras Públicas Municipal en el mismo ejercicio fiscal, además, la primera empresa con participación directa del hermano de un socio de Carlos Armando Roggio Tobbie.

Según consta en documentos del Ayuntamiento, Jesús Adrián Raggio Tobbie, hermano del propietario de Constructora Cosi, fungió como representante de Ingeniería y Edificación Baja Son en 2017 para celebrar un contrato, también de adjudicación directa. Esto significa que el Ayuntamiento eligió a dos hermanos para invitarlos a realizar dos obras.

Por su parte, RP Constructores, fundada en 2011 por José María Pollorena Sandoval y Pedro Rodríguez Domínguez, recibió tres contratos que suman 10 millones 785 mil 876 pesos de fondos federales por montos individuales que van desde el millón hasta los más de 6 millones de pesos. Les fueron otorgados por medio del esquema de invitación a tres empresas seleccionadas por el gobierno municipal.

Jesús Adrián Raggio Tobbie también aparece como representante de la empresa Baja Son en un dictamen de adjudicación directa para la contratación de  servicios “de emergencia” para la recolección de basura, por un millón 186 mil 680 pesos, según el dictamen con fecha 2 de febrero de 2017.

Ese mismo año, Jesús Adrián Raggio Tobbie firmó otro contrato con Sedesoe para la pavimentación de la colonia Patrimonio Familiar por 397 mil 912 pesos.

LOS ANTECEDENTES DE UNA MALA OBRA

En 2014, vecinos de Santa Fe evidenciaron al contratista Carlos Armando Raggio Tobbie, quien recibió seis contratos a través de Constructora Cosi, por incumplir con el contrato de 516 mil 834 pesos para la rehabilitación del parque público de este fraccionamiento, financiado por la Secretaría de Desarrollo Social del Estado (Sedesoe), entonces encabezada por Ricardo Magaña Mosqueda.

La asociación de vecinos registró que la obra no fue concluida ni se invirtió el dinero que se anunció, y no sólo eso, sino que Raggio Tobbie dejó de contestar los teléfonos ni regresó al sitio una vez que los vecinos hicieron público su descontento.

Pese a que la noticia se hizo pública en medios de comunicación, Sedesoe entregó a Raggio Tobbie un nuevo contrato el 9 de diciembre de 2015 para la sustitución de red de agua potable en San Quintín por 967 mil 167 pesos. En esa ocasión, el contrato se realizó mediante la compañía Constructora Raggio, representada por él mismo.

HASTA DOS CONTRATOS PARA PAVIMENTAR LA MISMA CALLE

Ingeniería y Edificación Baja Son fue constituida como empresa el 18 de mayo de 2016 ante la Secretaría de Economía, con David Bracamontes Celaya y Ramón Rodrigo Rodríguez Jiménez como socios.

En 2018, la compañía recibió cinco contratos del gobierno municipal financiados con recursos federales, por 10 millones 663 mil 267 pesos, tres por medio de adjudicación directa y dos por invitación a tres empresas.

Las obras incluyeron la construcción de una barda perimetral en la Escuela Secundaria General Número 214 en la colonia Planicie, una plaza infantil en la colonia Unión Antorchista I y dos contratos -uno por 862 mil 46 pesos y el otro por 3 millones 362 mil 018 pesos- para la pavimentación de la misma calle Lomas de las Praderas en la colonia Lomas del Valle.

Sin embargo, la obra de mayor valor económico fue  un centro comunitario en la colonia Unión Antorchista II por 5 millones 232 mil 990 pesos El contrato fue firmado el 18 de diciembre y se tiene contemplado el 15 de marzo de 2019 como fecha de terminación.

Ya que esta obra se asignó por medio del esquema de invitación a tres empresas, el Ayuntamiento eligió a las mismas que generalmente invita: Constructora Cosi (propiedad del hermano del contratista ganador de esta obra) y RP Constructores.

Pero no es el único contrato que Ingeniería y Edificación Baja Son ha celebrado con el Ayuntamiento.

El 2 de febrero de 2017, a la par que el gobierno de Juan Manuel Gastélum Buenrostro rentaba camiones para la recolección de basura, Ingeniería y Edificación Baja Son fue una de las tres empresas que recibieron adjudicación directa para colaborar con este servicio.

Según el dictamen, debido a la “emergencia” que presentaba la ciudad, la empresa representada por Jesús Adrián Raggio Tobbie, hermano del propietario de Constructora Cosi, recibió un contrato por un millón 186 mil 680 pesos.

Al igual que su hermano Carlos Armando, Jesús Adrián fue contratado por Sedesoe para ejecutar la pavimentación de la colonia Patrimonio Familiar por 397 mil 912 pesos.

EX EMPLEADO DE GOBIERNO RECIBE CONTRATOS A DOS MESES DE CREAR SU COMPAÑÍA

Dos meses después de haber sido fundada, Urbanizadora Gomca recibió dos adjudicaciones directas por un millón 626 mil 126 pesos.

La empresa es encabezada por Carlos Alberto González Muela, un ex empleado municipal en la administración de Jorge Ramos, quien estuvo a cargo de la coordinación del Programa Integral de Repavimentación.

De ahí pasó a la nómina del gobierno estatal de 2011 a 2013, para trabajar en Makro -una de las constructoras que más contratos recibe de la administración estatal- y después laboró en el Instituto Metropolitano de Planeación de Tijuana (2015 a 2017), en el área del Sistema Integral de Transporte de Tijuana.

Junto a su esposa, Marycarmen Lacavez Pozo, el ingeniero civil registró su empresa ante la Secretaría de Economía en junio de 2016. Para el 16 de agosto, ya había recibido sus dos primeros contratos en el gobierno por medio de la DOIUM.

Uno de estos contratos se celebró para la “supervisión externa para las obras del Fondo PDR (Proyectos de Desarrollo) 2018 por 617 mil pesos, con vigencia del 22 de agosto al 19 de diciembre de 2018.

González Muela recibió un segundo contrato para la “limpieza de tanque Pastejé Aviación Número 2”, ubicado entre las calles Pastejé Aviación y Volcán de Toluca, por un importe de 910 mil 406 pesos, el cual no fue financiado con recursos federales y cuyo plazo se estableció del 27 de agosto al 25 de septiembre de 2018.

EL RESTO DE LAS EMPRESAS DE NUEVA CREACIÓN

Hay otras empresas con pocos años de experiencia que también recibieron contratos para obra pública por parte del Ayuntamiento en 2018. Una de ellas es Velzac IC, conformada en 2016 por Israel Alejandro Navarro Santana y Estefany Aylin Gómez de Alba, quien tenía 21 años de edad al momento de la constitución de la empresa.

La empresa recibió un contrato por 3 millones 307 mil 887 pesos para la rehabilitación del Parque Reforma en la colonia Sánchez Taboada por medio de una invitación, junto a Mepav Construcciones y Copron, en la cual Velzac resultó elegida.

Para otra rehabilitación de parque, en el fraccionamiento Colinas de Capistrano, Ducem Infraestructura y Construcción, constituida en 2017 por María Trinidad Duarte Quiñones, recibió un contrato por 809 mil 950 pesos por adjudicación directa.

Duarte Quiñones recibió otro contrato de adjudicación directa por 482 mil 72 pesos para la construcción de un muro de contención en el Centro Comunitario El Florido por medio de su empresa CEMA Ingeniería, creada junto a Loreto Ceballos Manzanera en 2014.
Por último, MP Arquitectura e Ingeniería, fundada en 2017 por Rodolfo Daniel Pérez Martínez y Abdías Eduardo Magaña García, recibieron una adjudicación directa para la rehabilitación del parque en el fraccionamiento Lomas Campestre por 747 mil 707 pesos.

(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA  INÉS GARCÍA RAMO/ LUNES, 4 FEBRERO, 2019 01:00 PM)

LOS LIBROS



Fotos: Internet

Era amigo del Presidente de la República, Licenciado José López Portillo. Por eso, Arturo “El Negro” Durazo fue jefe de la Policía defeña. De humor terrible. Vicioso. Pedante hasta colocar en su uniforme cuatro estrellas. Irrespetuoso, como si fuera General de División y Secretario de la Defensa Nacional. Abusivo. En lugar de evitar asesinatos, ordenó muchos. Cocaína, mujeres y oro eran infaltables en su despacho.

Terminó el sexenio de López Portillo (1976-82). El escándalo llegó hasta la indignación con tanto descuajaringue de Durazo. Entonces sucedió lo inesperado: José González era su secretario particular. Se dio cuenta de todos los desmanes, desfiguros y asesinatos. Escribió para revelar cuánto hizo su jefe. “Lo Negro del Negro Durazo”, se llamó el libro. En 1983, Editorial Posada vendió miles y miles de ejemplares. Reveló pecados morales al mayoreo. También las muchas y descaradas tarascadas a la ley. Fue de película. Tanto, que hasta filmaron una basada en el libro, y el autor terminó como héroe cuando en realidad fue cómplice. Directa o indirectamente, participó en los excesos.

Han sido siempre exitosos esos libros. Sobre todo, cuando los autores, como González, vivieron de cerca lo malo y bueno. Entonces, alguien les aconseja o se ofrecen a decir todo lo sabido. Así les interesa más ganar dinero y no tanto brillar como escritores. Hay otros empujados por reconcomia. “Yo Acuso”, de Mario Ruiz Massieu, es un ejemplo. Trabajó en la Procuraduría General de la República, antes en un Embajada. Cuando el destino le fue contrario, escribió para denunciar lo malo del Gobierno. No lo mencionó mientras cobró como funcionario.

Hay otros más escandalosos y no relacionados con la política o Gobierno. “Juan Gabriel y Yo”, las confesiones no solicitadas de un cercano al famoso cantante. El autor gozó con el artista de su fama y dinero, de los placeres. Cuando vino la separación, dijo hasta lo que no debía.

A “El Negro” lo encarcelaron. Ruiz Massieu terminó suicidándose. El amigo de Juan Gabriel, quién sabe dónde ande. Pero a un abogado le fue mal. Desapareció, seguramente lo ejecutaron: José Alfredo Andrade Bojorges, defensor de Amado Carrillo Fuentes, famoso narcotraficante motejado “El Señor de los Cielos”. Nada más se anunció oficialmente que murió este personaje, y el licenciado escribió para Editorial Océano. Publicaron el libro “La Historia Secreta del Narco: Desde Navolato Vengo”. Contó de las grandes negociaciones de Amado. Sus compinches. Hazañas. Alianzas y venganzas. Los mafiosos se sintieron traicionados. Con revelar secretos, les pagó la confianza. Se vendió tanto el libro que, seguramente, Andrade ni las regalías disfrutó.

Hay otro libro histórico en política: Adolfo Aguilar Zínzer colaboró con Cuauhtémoc Cárdenas. Le asesoró para llegar a la Presidencia de la República en 1994. Confianza tuvo para saber todo y a cualquier hora. Pero el hijo del General no ganó las elecciones, y entonces al consejero le dio por escribir. “Vamos a Ganar”. Reveló estrategias que aconsejó y las seguidas por Cuauhtémoc. En el Partido de la Revolución Democrática lo consideraron traidor. A los seis años, fue consejero del panista Vicente Fox. Con él sí conoció la victoria en las urnas. Lo zambutieron el gabinete. Ahora navega en las Naciones Unidas.

Son casos que se resumen en la vieja conseja popular: “Cuando las comadres se pelean, se dicen las verdades”.

Está de moda un libro: “Un Deber Real” (“A Royal Duty”). Lo escribió Paul Burrell, quien fue mayordomo de la Princesa Diana. Mientras sirvió a la inolvidable rubia, se dio cuenta del sufrimiento y gozo de la espigada mujer de tierna mirada. No la ridiculiza, pero sí explica cómo alguna vez escribió a su esposo: “Durante 15 años, el sistema me ha magullado y ha abusado mentalmente de mí. Gracias por ese infierno y por darme la oportunidad de aprender de las cosas crueles que has hecho por mí”.

En Inglaterra, los escándalos de la realeza son gran materia prima de la prensa. Pagan grandes cantidades por los chismes. Con este libro, el antes modesto mayordomo es ahora adinerado. Editorial Penguin le pagó casi cuatro millones de dólares. Nada más por recordar en blanco y negro algo de lo mucho vivido por la Princesa.

El criado sacó a relucir una carta de Spencer. Hermano de Diana. En ese mensaje puso en duda el estado mental de la famosa joven. También exhibe parcialmente otra carta firmada por el Príncipe Felipe. Maldijo los amoríos de Diana y su esposo Carlos fuera del matrimonio, pero, con sinceridad, comentó a la Princesa que “nunca nadie hubiera imaginado que nadie, en su sano juicio, te deje a ti por Camila”, refiriéndose a la amante de Carlos; querida desde siempre y ahora su compañera sentimental a ojos de todo mundo.

En Inglaterra, la Reina hubiera podido impedir la publicación, pero no tuvo los motivos. Podía acusarlo de violar derechos de autor al transcribir las cartas de Diana, pero el mayordomo indudablemente estuvo muy bien asesorado. Sólo hace referencias a ellas sin publicarlas tal cual. Aparte, Editorial Penguin negó a Palacio los originales del libro. No tenía derecho la Reina a esa reclamación. Además, el mayordomo llevaba gran ventaja: No firmó, como todos, cuando entran a trabajar con la realeza. Comprometerse a guardar silencio sobre cuanto vieron y oyeron mientras estuvieron en servicio.

Burrell está preparando un segundo libro. Se dice que será más fuerte. Por eso los hijos de la desaparecida Princesa actuaron. Ya pidieron al mayordomo que no lo haga, y están dispuestos a entrevistarse con él para convencerlo. Pero el hombre parece no dejarse convencer. Hace un año fue acusado, precisamente, de revelar secretos. Por eso comentó: “Cuando el caso contra mí se vino abajo el año pasado, nadie de la familia real contactó conmigo o dijo que sentí el innecesario calvario al que fuimos sometidos yo mismo, mi mujer y mis hijos”. Además, sabe bien: Referir públicamente a la Princesa es, en materia de libros, venta segura y gigantesca.

No hace mucho se publicó en México, sin éxito, “Yo me la jugué”, narrado por Lino Korrodi, amigo de Vicente Fox. Ahí se pinta y lo pintan como el cerebro del triunfo panista. Hombre que sacó dinero de todas partes para pagar todo lo necesario al candidato. En entrevistas (revista Gatopardo), habló de Marta. Que no se podían ver en la campaña. Sahagún quería todo el día a Fox para la prensa. Lino en juntas de estrategia. Tras la victoria, se distanciaron y ahora no se pueden ver ni en correo electrónico.

Por el momento, Korrodi solamente escribió sobre política y ligeramente trató a Marta. Aunque duda que siga casada con Vicente cuando termine el sexenio. Pero si por el fruto se conoce el árbol, podremos ver en el futuro libros más reveladores del foxismo. Se quedarán chiquitos los relacionados a la Princesa Diana y no será necesario esperar a terminar el sexenio del actual Presidente.

Tomado de la colección “Dobleplana” de Jesús Blancornelas, publicado por última vez en octubre de 2003.

(SEMANARIO ZETA/ DOBLEPLANA  JESÚS BLANCORNELAS /LUNES, 4 FEBRERO, 2019 12:00 PM)