martes, 22 de enero de 2013

MANCHA INDELEBLE



Paúl Mercado  
El arribo de Jacinto Pérez Gerardo al CEE llegó acompañado de sospechas, incluso de roces con el narcotráfico; trabajé para Toño Sosa, dice, pero también para Impulsa

A diferencia de sus antecesores, Rigoberto Ocampo Alcántar y Juliana Araujo Coronel, que salieron del Consejo Estatal Electoral con la etiqueta de ser filopriistas, Jacinto Pérez Gerardo llega a la presidencia del órgano electoral señalado de eso y más. Se declara “de lomo duro” ante lo que considera han sido severas críticas en su contra, pero ofrece tolerancia y se impone el reto de demostrar todo lo contrario.

El ex secretario general del Congreso del Estado advierte que la situación política actual no es cómoda, incluso pone en la mesa la posibilidad de que la falta de credibilidad, no solo en los órganos electorales, sino en los partidos políticos, desencadene en una crisis del sistema político que a su vez genere violencia.

“Eso es lo que generan las crisis en los sistemas políticos. Veamos cómo está ahorita Venezuela, y cómo se va a poner mañana. Allá por condiciones de enfermedad y la forma de gobierno que se ha tenido, pero aquí tenemos la crisis del día a día y no tenemos instaurados mecanismos eficientes para que la ciudadanía participe más”, señala Pérez Gerardo.

24 horas después de haber protestado al cargo ante el pleno del Congreso del Estado, y todavía con cosas por desempacar en su nueva oficina, el presidente del Consejo Estatal Electoral acepta la entrevista con Ríodoce, ofreciendo total apertura y transparencia.

—¿Cómo encontró el Consejo?
—Encuentro una estructura profesional de trabajo y la agradable sorpresa de que se había estado adelantando el trabajo, lo que nos quita un poco de presión… Ya se tiene, por ejemplo, el proyecto de convocatoria para la conformación de los consejos distritales y otras cosas.

—En su discurso al protestar en el Congreso, agradeció a su familia por inconvenientes que su participación en el proceso les ha generado. Además de la reducción del tiempo de convivencia que refirió, entiendo que otros inconvenientes son las severas críticas…

—Esa es exactamente la interpretación que se le tiene que dar, porque se ha involucrado a mi esposa, y cuando uno tiene hijos, las descalificaciones pegan allá. Afortunadamente se ha tomado con mucha madurez por parte de los grandes, el pequeño tiene seis años y todavía no alcanza a ver eso. Si usted es padre de familia entenderá que el deseo es que los hijos lo vean a uno como ejemplo. Y si en mi fuero interno yo estoy convencido de que mi actuación toda la vida ha sido una actuación honesta, entonces un solo señalamiento ya empieza a afectar el camino que uno les está marcando a los hijos.

—¿Considera que se ha sido muy severo con usted en ese sentido?

—Pues sí, considero que sí se ha sido severo, aunque por una parte me agradó que la mayoría de las críticas terminaban por decir: “pero hay que reconocerle que tiene capacidad”. Entonces, en el balance, pues no me molestan las críticas, de verdad. Algunos lo interpretan como que tengo un “lomo muy duro”, pero yo digo que en este ambiente no se puede tener “piel delgada” y con eso quiero decir que hay que ser tolerantes.

—Hay señales de que la ola de críticas continuará. Antes, durante y después se han dado y llama la atención la del dirigente del PAN, que dice que con su llegada el PRI está al mando del Consejo, y el PRD dice que se pierde credibilidad. ¿Cómo les responde a ellos?

—Con trabajo. Yo le comentaba a la diputada Artemisa (García Valle), cuando fui a agradecerle, ella me dijo: “Espero que tenga una actuación transparente y actúe bien, y le dije: “Diputada, yo no le pido su confianza, yo me la voy a ganar”. ¿Cómo? Con trabajo.

Pérez Gerardo se autodefine como un profesional que habla de frente. Considera los señalamientos en su contra parte del juego democrático pero pregunta: “¿Cuántos elementos se han aportado para demostrar lo que se dice? ¿Dónde está mi afiliación al PRI?

Si trabajó en gobiernos priistas, como se le señala, puntualiza que en esos tiempos no había de otro tipo de gobierno, solo priistas. Pero además, para él que lo encajonen o etiqueten de priista es algo que no tiene defensa, por lo que no piensa defenderse de eso. “El único medio que tengo para convencerlos es el trabajo y eso haré; vamos a ir convenciendo incluso a los partidos”, sostiene.

Y acepta el juego: “Es natural que en una contienda ‘todo mundo’ busque, si no es una pequeña ventaja, por pírrica que sea, busque una justificación por lo que no se va a obtener o lo que no se obtuvo, y ahí estamos nosotros como justificación, como en el futbol el árbitro y en el beisbol el ampáyer. Eso lo entendemos”.

—Los anteriores presidentes salieron con la etiqueta de priistas, y usted inicia, según el PAN, tatuado de PRI. En su discurso pidió que la sombra de dudas y desconfianza no sean más factores de relación entre autoridades, ciudadanos y partidos. Parece un compromiso muy grande bajo esta circunstancia suya.

—Quizás sea un compromiso ideal, quizás me vea como idealista, pero el individuo que no tiene ideales no avanza; para poder que el galgo corra tiene que tener la zanahoria, entonces, esa es mi zanahoria, mi reto conmigo mismo: lograr que con el concierto de mis compañeros consejeros avancemos hacia allá. A lo mejor no llegamos a esa meta, pero en el camino vamos a avanzar.

El presidente del CEE asegura que no buscará reconocimientos, sino algo que siempre ha estado en su mente: lograr que haya una verdadera democracia, auténtica. Y entonces sustenta su dicho: “Dicen (de mí): es priista. Bueno, antes de acercarme yo al PRI, anduve en las luchas izquierdistas, desde la fundación del PSUM, desde antes”.

Y todavía más, se deslinda: “Y desde hace más de 28 años yo no tengo ningún contacto con el PRI, salvo los institucionales”.

—Aunque se insiste en relacionarlo con grupos de poder, caso particular con Jesús Aguilar Padilla…
—Y ojalá que pudieran revisar el historial de mis llamadas telefónicas para que vean cuántas veces he hablado yo con Jesús Aguilar Padilla… No hay esa relación, no existe.

—Aunque hay otras vías para estar en contacto.

—Así es, nomás hay que ver donde están esas vías. En derecho hay un principio que dice que los hechos negativos no se prueban. Si ellos dicen: tú tienes relación, lo único que yo puedo decir es no, no la tengo, pero no tengo elementos para probarlo.

—¿Estamos entonces en una especie de impunidad declarativa, acusatoria?

—Estamos, como le decía hace rato, en el juego que se da en la política, en la democracia: “todo mundo” ejerciendo un derecho.

—Su designación, hay quienes la juzgan ilegal, hablan de un proceso viciado, simulado, y usted en su discurso ofrece poner la ley por encima de todo. Ahora, ¿un hombre que ofrece eso, no ve en su designación esa supuesta ilegalidad?
—Si lo viera no estaría aquí… no estuviera aquí. Nadie ha dicho tampoco cuál es la ilegalidad.

—Quien lo está señalando es la Coparmex y el PRD.

—Y eso me dio gusto, porque es la oportunidad de que terceros, que en este caso serían los tribunales, declararan la verdad jurídica. Ya no sería yo, ya no sería el Congreso, entonces, se están utilizando los instrumentos legales y eso es bueno.

—¿Es bueno o mancha de alguna forma el arranque del CEE?

—No, es que, mire, hemos satanizado muchas cosas, entre ellas la judicialización. Fíjese que, como dicen, yo ando en esto desde los tiempos ignominiosos; yo vi nacer el derecho electoral y escribí sobre eso. Decía entonces que el ideal es que el derecho estuviera por encima de la política. Esto no es posible en ningún sistema, pero tienen que estar bien embonados, entonces, cuando el derecho se utiliza, se va eliminando la posibilidad de la violencia, del desequilibrio social, de la ingobernabilidad, entonces, por eso me da gusto que se recurra, ya no a la declaración estridente, sino a un recurso jurídico, porque ya ni el que señala ni el señalado van a convencer a los demás, va a ser un tercero el que defina.

Jacinto Pérez aclara que al estar acotado por la ley para hablar de los partidos políticos es que decidió, en su mensaje ante el Congreso, hablar en términos generales de la crisis de credibilidad que se padece, no solo en los partidos y los órganos electorales, sino en la propia democracia. Aunque no precisa el tamaño de la crisis, advierte que todos los actores electorales son señalados, y no solo él: “Tú mencionabas que los anteriores presidentes salieron con el señalamiento (de priistas) y yo entro con él. Ojalá se revierta y que (yo) salga sin él, que ese es mi objetivo”.

Pero agrega: “Hay una realidad que nadie, ni los partidos pueden negar. Hay falta de credibilidad, no nada más en los partidos, sino en el sistema político, que si no lo atendemos puede llegar a una crisis, y la crisis en los sistemas políticos generan violencia”.

Califica de ilógico pensar que un presidente de un órgano electoral tenga el poder que se le atribuye para imponer situaciones que beneficien a uno u otro partido, porque además, una pretensión de ese tipo debe ponerse en la mesa del Consejo, en el caso de Sinaloa, y ahí no solo están los consejeros y el presidente, sino los representantes de partidos y del Poder Legislativo.

—Dice que lo ideal sería que el derecho esté por encima de la política, pero esto funciona al revés, y yo no veo que esto pueda cambiar, y entonces parece que a la menor señal va haber una provocación, como en el 2010, ¿esto cómo lo va a manejar?

—También dije en el discurso que íbamos a escuchar todas las voces, y que vamos a tomar en cuenta todo aquello que fuera razonable dentro del marco jurídico. Dije también que va haber firmeza para que no nos lleven hacia un lado o hacia el otro… Nosotros no estamos naufragando, vamos navegando bien.

—Lo digo porque aquí vinieron y le gritaron a la presidenta del Consejo, y porque un trato así va en contra de todo lo que usted plantea.

—Por eso el llamado es a los partidos políticos, a la ciudadanía, las organizaciones, o sea, no es el Consejo, no son los partidos solos, es toda la sociedad la que se tiene que involucrar en esto y ciertamente usted lo puede ver como imposible que el derecho someta a la política, yo también lo veo de la misma manera, pero quizá no se logre el sometimiento total, pero sí un engarce, una combinación que permita que tengamos procesos electorales tranquilos. Sí apasionados si usted quiere, y siempre va haber manifestaciones y expresiones, eso es parte de la democracia, pero sí que nos apeguemos todos al marco jurídico, es lo único que nos garantiza la paz.

—Volviendo a las críticas, el diputado Manuel Cárdenas dice que su nombramiento provocará que las elecciones se judicialicen, ¿cómo lo ve?

—Creo que es adivinar un futuro, porque cuando se ve un panorama con anticipación se puede modificar, en principio. Y la judicialización, repito, no nos debe asustar, es parte del sistema.

—Otra de las críticas que llamó la atención, fue cuando se publicó sobre un encuentro, en Mocorito, en el informe de la alcaldesa, entre Aarón Rivas, Toño Sosa y usted…

—Soy mocoritense, me interesa mi pueblo, y por ello acudí al informe.

—Me parece que el sentido de la crítica era otro, particularmente por la presencia de Toño Sosa…

—Que también es mocoritense… ¿cómo le hago para desprenderme?

Se le recuerda entonces que en la columna institucional de Noroeste, intitulada Malecón, se sugirió que los tres personajes pudieron haber platicado, o bien de anécdotas referentes a la compraventa de terrenos del Tres Ríos, o sobre la futura designación de Jacinto Pérez como presidente del Consejo Electoral, pero asegura que no se habló nada de eso, incluso que no se platicó de nada serio.

—Tengo el dato de que usted trabajó o trabaja para Toño Sosa, ¿sigue trabajando para él?

—No, yo no estoy atendiendo el despacho desde que ingresé al Congreso del Estado, hace casi cinco años, yo me separé del despacho. Efectivamente, mi despacho atendía negocios de Antonio Sosa, de sus empresas, pero no nomás de él, tenía muchos, y eran asesorías corporativas, asesorías para empresas, entonces, tampoco puedo escoger a mis clientes desgraciadamente.

—Claro, se lo pregunto porque esa columna me llevó al antecedente de los personajes, y en el caso particular de Toño Sosa, lo más reciente es que está involucrado en el despojo de un terreno en Baja California, y se consignó incluso en acta notariada su vínculo con Héctor Beltrán Leyva, el presunto narcotraficante, por eso creo que hay que dejarlo claro, porque si de alguna manera se le vincula con personajes así, como ocurre con Jesús Aguilar Padilla y por lo que se le califica de priista, pues, puede interpretarse igual…

—Sí, igual pueden decir que soy narcotraficante, pero no lo soy. Basta con ver mi patrimonio. Tengo mi casa sí, y la tengo más o menos en buenas condiciones, se la compré a Maquío (Clouthier) y trabajé para Impulsa desde el despacho y eso no me lo sacan.

—Usted no tuvo nada qué ver en ese asunto de la compraventa de esos terrenos de Los Cabos?
—No, desconozco, yo lo leí con ustedes…

—Entonces uno no escoge a sus clientes…
—Así es… Ni con quién sentarse en los informes.

 (RIODOCE.COM.MX/ Redacción   /Martes 22 de enero de 2013)

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