martes, 22 de enero de 2013

EXPEDIENTE CRIMINAL: "LA MARRANA"



Rosendo Zavala
Saltillo, Coah.- Aterrado por la idea de sentirse humillado, Joel forcejeó con su enemigo emocional hasta arrebatarle el cuchillo que portaba entre sus manos, asestándole la puñalada en el corazón que lo convirtió en homicida…y todo por defender el honor de su esposa.

Confundido entre la maraña del zafarrancho personal en que se había visto inmerso, “La Marrana” aprovechó el momento para saldar la cuenta que tenía pendiente con “El Gordo”, que desde tiempo atrás lo hostigaba intentando robar el amor de su mujer.

Fue así como el potencial triángulo amoroso tendría un final anunciado, luego de que el celoso marido pusiera un alto a las crueldades de su vecino, mandándolo al otro mundo, cuando irónicamente lo asesinó con el arma que le quitó para defender hasta el orgullo.

TARDE DE ALCOHOL

Ignorando que su destino estaba escrito, Joel se dispuso a validar sus borracheras sabatinas y como cada fin de semana se dio a la tarea de buscar a sus amigos, tratando de diluir los pesares que lo atormentaban anímicamente.

Y es que durante mucho tiempo, la sombra de un tercero en discordia le robaba el sueño, asunto que podría matar su relación con “Mary”, quien hasta entonces lo había respetado rechazando al galán de pueblo que insistía en cortejarla sin motivo aparente.

Dejando de lado el único detalle que le amargaba la vida, “La Marrana” siguió el instinto de la rutina, y tras una complicada jornada de labores llegó al domicilio de la colonia Morelos, donde quedó de verse con sus aliados de siempre.

Con el arribo de la tarde, los estragos del incipiente otoño lo incitaban a seguir los rituales sociales que parecía no cambiar por nada, siendo su costumbre lo que le impulsó el deseo de embriagarse para olvidar los problemas amorosos que desembocarían en tragedia.

A escasos metros de ahí, Pepe se entretenía en su casa recordando los pasajes de pasión que deseaba concretar con la mujer de su prójimo, minimizando las consecuencias que acarrearía si el esposo ofendido se enteraba de su aventurera acción.

Pero el fresco de octubre diluyó la intención de ambos por sumirse en el problema sentimental que los envolvía espontáneamente, porque mientras uno se distraía con la botella para olvidar sus penas, el otro reposaba su humanidad frente al televisor fraguando una más de las venturosas odiseas “pasionales” que le hacían evocar al peligro.

Bajo ese escenario, “La Marrana” vio llegar a su gente tomando la reunión como el mejor de los pretextos para quemar el fantasma de la desconfianza bajo el elixir del vino, que lo ayudó a sacudirse las presiones amorosas que le rondaban cada vez más.

Fue así como el melancólico sentimental vio llegar el domingo cobijado por los consejos de sus amigos, que metidos en su mundo festivo restaban importancia a las revelaciones del embarnecido anfitrión, que seguía sin calentarlo el sol.

TRÁGICO AMANECER

Mientras el humo del cigarro nublaba el ambiente de la casa donde los parranderos justificaban su estancia terrenal, la bebida se postraba sobre Joel, que a sus 32 años seguía sin controlar sus fragmentadas emociones, que poco después le cobrarían la peor de las facturas.

Sin percatarse de que la realidad lo había rebasado por completo, el futuro criminal pretendió comenzar de nuevo el camino que ya tenía andado, porque resuelto a desaparecer sus miedos, se armó de valor para hacer una “apuesta” que resultaría definitiva.

Aquel domingo sería trascendente por la inesperada venganza que el acorralado marido fabricaría como producto de las circunstancias, porque el amanecer del 14 de octubre se teñiría de rojo.

Para concretar el escenario, “La Marrana” de la Morelos se perdió entre el delirio del vicio, intercambiando anécdotas y palabras banales con sus compañeros de ocasión, inmerso en el tiempo que corría veloz, anunciando la llegada de la infranqueable desgracia.

Y es que como por obra del destino, la música pareció detenerse para dar paso a los recuerdos que invadieron la cabeza del atribulado trasnochador, que en fracciones de segundo vio desfilar por su mente las imágenes emocionales que lo atormentaron de manera desquiciante.

Sin temor a equivocarse, abrió su corazón ante la concurrencia de borrachos que le rodeaban y pronto encontró la respuesta a su problema amoroso, porque una voz interior dictó lo que debía hacer para calmar el ansia que lo carcomía en el momento.

Animado por los efectos del alcohol, Joel intentó despedirse de los amigos para evadir la bronca en que éstos se habían enfrascado durante el amanecer, donde el destino asomaba para dar paso al día que cambiaría su existir.

Decidido a todo, el sujeto que escondía sus temores tras la barba mal hecha que lo proyectaba ante la sociedad, salió de la vivienda, y tambaleándose caminó por la calle Zapata hasta llegar al sitio donde cometió el error más grande de su vida.

A PUÑALADAS

Con fuertes toquidos que alertaron a medio mundo, el minimizado borracho gritó reclamando al dueño de la vivienda para que le diera la cara, mientras le exigía que dejara de cortejar a “Mary” porque estaba destruyendo una familia sin el menor miramiento.

Ante el reto verbal del que había sido objeto, José salió para hacerle frente, comenzando el intercambio de insultos que despertó a los vecinos, quienes asustados dieron aviso a la Policía para que procediera a la detención de los rijosos.

Durante varios minutos, “La Marrana” increpó a “El Gordo”, que sin piedad revivió la herida del primero por sentirse humillado, ocasionando la furia que se convirtió en gresca.

Justo cuando Joel se distraía maldiciendo a su competencia sentimental, éste se metió a su domicilio para volver a la puerta con cuchillo en mano, dando paso al forcejeo que ambos trataron de librar para no salir lastimados.

En un acto de habilidad física y mental, el buscapleitos desarmó a su potencial victimario y en un segundo el escenario cambió radicalmente, cuando logró arrebatarle el arma para recetarle el puyazo que le atravesó el corazón peligrosamente.

Como resultado del golpazo, “El Gordo” cayó como fulminado ante la vista asombrada del agresor, y quienes atestiguaron la obra asustados por lo acontecido se retiraron del lugar a paso lento, sin digerir lo que había pasado.

Instantes después, elementos ministeriales llegaron a la escena del ataque y encontraron a José tendido en el suelo y con el cuchillo en la mano, mientras un charco de sangre enmarcaba la desgracia que tomaría forma cuando murió en el centro de salud a donde ingresó minutos después.

Por su parte, Joel reposaba el susto con sus acompañantes cuando las autoridades lo detuvieron por las acusaciones que tenía en contra, ya que los vecinos del lugar lo habían señalado como el único atacante de la feroz batalla.

Cansado de las injurias recibidas por su fallecido rival de amores, aceptó durante sus interrogatorios primarios haber cometido la agresión, impulsado por el odio que sentía hacia su contraparte caída, argumentando haber actuado en defensa propia por sentir que su vida corría peligro.

BUSCANDO LA LIBERTAD

Tras confesar el crimen que resolvió los problemas “de Mary” casi por completo, el homicida imprudencial fue conducido al Cereso donde comenzó su calvario legal en vías de recuperar la libertad perdida cuando menos lo esperaba.

Manifestando siempre que cegado por los celos defendió su integridad porque su enemigo estaba armado, el asesino aceptó su realidad afrontando la ley para desafiarla con los argumentos que junto a su defensor aporta por el bien de su futuro.

Desde que cayó en la cárcel, “La Marrana” medita los hechos ocurridos hace apenas unos meses en las inmediaciones de la colonia Morelos, donde utilizó el cuchillo de su víctima para sacar lo mejor de sus habilidades y en un instante de locura pasional enfundar la daga en la humanidad de su “desprotegido” rival.

Por lo pronto, Joel continúa tras las rejas esperando el veredicto del juez penal que lleva su caso, en el expediente abierto que se le sigue por el delito de homicidio simple en contra de José Gabriel, “El Gordo”, con quien sostuvo rencillas desde tiempo antes por el acoso que éste aplicó a la pareja de su victimario.

Actualmente, Joel se encuentra bajo proceso legal por el delito de homicidio simple, aunque las diligencias llevadas hasta hoy por un juez de primera instancia apuntan a una posible reducción sustancial de la condena que pudieran darle, debido a que el inculpado ha intentado demostrar que mató a su rival en defensa propia.


(ZOCALO DE SALTILLO/Revista Visión Saltillo/Rosendo Zavala/22/01/2013 - 01:10 PM)

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