martes, 22 de enero de 2013

LOS RESPONSABLES DEL DERRUMBE



Fraccionamiento propiedad de Grupo Arnaiz, favorecidos por el Ayuntamiento

El compadre, asesor y amigo del Presidente Municipal de Tijuana, es uno de los propietarios del fraccionamiento Arnaiz, predio donde se ubica la zona de derrumbe que el lunes 14 de enero de 2013 paralizó la importante vialidad Cuauhtémoc Sur.

Más que una falla geológica, especialistas concluyen a ZETA que fue falta de profesionalismo y ética en el movimiento de la tierra lo que provocó el deslizamiento.

La empresa responsable del predio tiene además contratos y otros negocios con el Ayuntamiento

Inés García Ramos
A pesar que el Ayuntamiento de Tijuana no quiso deslindar responsabilidad sobre el deslizamiento del talud en el bulevar Cuauhtémoc Sur y el accidente fue atribuido a una falla geológica, la realidad es que los culpables son desarrolladores inmobiliarios.

Específicamente los propietarios del Fraccionamiento Arnaiz, quienes realizaron movimientos en la zona y que a la sazón provocaron el derrumbe de 5 mil 500 metros cúbicos de tierra.

Una serie de omisiones al momento de realizar los movimientos de tierra, instalar tubería de riego y un corte de nueve metros en la cumbre del talud, dieron como consecuencia el percance que cerró la circulación de un tramo de medio kilómetro del transitado bulevar.

Horas más tarde, se abrió el acceso en dos carriles, pero la vialidad ha permanecido abierta de forma parcial desde el 14 de enero hasta el cierre de edición.

La peripecia sufrida por automovilistas, específicamente quienes se trasladan desde Santa Fe, La Gloria y Rosarito hacia Tijuana –y viceversa– al ser desviados para los trabajos de limpieza, pudo haber sido evitada.

De acuerdo a la opinión de especialistas, si la empresa hubiese contado con especialistas capacitados, estudios profundos y responsables, así como técnicas y materiales de calidad, la capa de suelo de 2.5 centímetros no hubiera sido suficiente para provocar el derrumbe.

El fraccionamiento Arnaiz ya había sido advertido de las condiciones de trabajar sobre el terreno de más de 236 mil metros cuadrados adquirido en 2008 a Promotora Inmobiliaria de la Playa, destinado a un nuevo fraccionamiento. La transacción tuvo un valor de más de 5 millones de dólares y permitió a Raymundo Arnaiz Rosas –compadre del alcalde Carlos Bustamante Anchondo– contar con una amplia extensión de terreno en la delegación San Antonio de los Buenos para construir un fraccionamiento unifamiliar.

Según explica su hijo, Raymundo Arnaiz Gamboa, quien representa a la tercera generación de la familia constructora, dicha capa no fue identificada en los primeros estudios geológicos realizados entre 2008 y 2010.

El proyecto de construcción se encuentra “en espera” –debido al contexto económico actual– y lo que será el fraccionamiento “Montesino” tampoco habría levantado el interés de muchos, de no haber sido por el deslizamiento.

De acuerdo a documentos presentados por Grupo Arnaiz a ZETA, tres días después del evento nuevos estudios arrojaron la localización de una “estructura geológica oculta, un plano de falla con inclinación de 45 grados conformado por una capa de arcilla”.

La falla no representaba un riesgo para el terreno en un inicio, pero al realizar el primer recorte de nueve metros de altura, la pendiente quedó peligrosamente cercana a la falla, era cuestión de tiempo para que la humedad y la gravedad surtieran efecto.

El lunes 14 de diciembre, entre tumultos de tierra que caían, quedó expuesta la tubería y malla utilizadas para protección del talud. Por cuestiones estéticas, se decidió sembrar algunos árboles y otra vegetación sobre la cara del talud, esto necesitó de sistemas de riego.

La infiltración de agua –principalmente por el sistema de riego y las lluvias– provocó la humedad del suelo, esa pequeña capa perdió su estabilidad y comenzó a deslizarse sobre otras capas más firmes.

El también vicepresidente de la Cámara Nacional de Vivienda (Canadevi) reitera sobre el percance: “la responsabilidad es única y exclusivamente nuestra, lamentamos la afectación al tráfico, pero lo que está en nuestras manos es trabajar de manera eficaz y rápida”.



Próximamente… Fraccionamiento Montesino



De acuerdo a las solicitudes presentadas desde 2008 ante el XIX Ayuntamiento, Fraccionamiento Montesinos albergará en una hectárea a 256 habitantes en 64 viviendas. Lo que será “Montesino Residencial” albergará 477 viviendas de densidad media unifamiliar en una superficie total de 223 mil 15 metros cuadrados entre las colonias Llamas Amaya y Planetario de la Delegación San Antonio de los Buenos.

El Grupo Arnaiz es una empresa de 70 años, “no somos improvisados”, diría Raymundo Arnaiz Gamboa en entrevista. Como empresario reitera que nunca buscaron deslindarse de la responsabilidad de los daños causados y que no ocultan información.

Sin embargo, prefiere reservar algunos detalles de su próximo fraccionamiento. Al ser cuestionado sobre las características del complejo, Arnaiz Gamboa respondió “el proyecto está en la primera etapa, son macro manzanas”. Entonces apuntó que la situación primordial para la empresa consiste en “atender el accidente y asegurarnos con toda la tecnología, expertos y geotecnia que no vuelva a ocurrir algo parecido”.

Una contradicción en el discurso del empresario, asegura que el trámite del fraccionamiento se encuentra en revisión del proyecto ejecutivo, entregado una semana antes del deslizamiento, pero no responde sobre el número de viviendas, a pesar que desde 2008, éstas ya estaban proyectadas.

En noviembre de ese año, ocho meses luego de realizada la compra, el fraccionamiento Arnaiz solicitó ante el XIX Ayuntamiento la primera revisión del anteproyecto. Ese mismo mes, pidió al entonces Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) una evaluación de impacto.

En la revisión del anteproyecto, el XIX Ayuntamiento solicitó una serie de correcciones, por ejemplo no proyectar manzanas con más de mil viviendas o no utilizar las pendientes mayores al 35 por ciento de inclinación como áreas vendibles.

Desde aquel entonces, se solicitó la transferencia de derechos y obligaciones de la anuencia ambiental a nombre de Fraccionamiento Arnaiz. También hacía falta un estudio de mecánica de suelo y la presentación de un plano de ubicación de fallas conforme al estudio geotécnico presentado. La evaluación del impacto urbano de 447 viviendas, copias de recibo de impuesto predial y escritura pública tampoco fueron entregadas.

Amigos al fin

La amistad entre el Grupo Arnaiz y Carlos Bustamante data de mucho antes que el segundo llegara a la alcaldía y nombrara asesor a su indispensable Raymundo Arnaiz Rosas. Desde entonces, la empresa se ha visto beneficiada, específicamente su constructora Transpeninsular.

La constructora ha resultado ganadora en más de una ocasión de licitaciones de obra pública, actualmente trabaja en dos vialidades de la ciudad: los trabajos de reconstrucción del bulevar Díaz Ordaz en una de sus cuatro etapas, así como en la Avenida Internacional. La relación entre el XX Ayuntamiento y el Grupo Arnaiz es tan leal como la de dos mejores amigos.

El fraccionamiento Loma Bonita ha sido el único recibido por la actual administración municipal –aprobado en la última sesión de Cabildo de 2012–. También en diciembre de 2012 se realizó el contrato de compraventa de un predio de casi 31 mil metros cuadrados de extensión, propiedad del Ayuntamiento y por un costo de 22 millones de pesos (alrededor de 700 pesos por metro cuadrado).

El terreno era una donación municipal y se encuentra en Colinas de la Presa, zona donde el grupo empresarial ha adquirido terrenos con anterioridad y desarrollado fraccionamientos.

La protección del XX Ayuntamiento a la empresa durante el derrumbe fue evidente en los boletines emitidos desde la Dirección de Comunicación Social para advertir a la ciudadanía de los trabajos de reparación sobre el bulevar.

Uno de ellos lleva como cabeza “Inicia 20 Ayuntamiento trabajos de reparación en zona afectada por deslave”, con fecha del 15 de enero, asegura “el gobierno municipal llevará a cabo los trabajos de restauración de la vialidad”.

Sobre los trabajos de limpieza realizados desde el lunes por la noche, el empresario afirma “a nadie hemos afectado, es propiedad privada, a nadie le va a costar, no estamos pidiendo ni hemos pedido apoyo a nadie”.

Evidente es la forma como el Ayuntamiento ha absorbido parte de la responsabilidad del deslizamiento, el día del derrumbe, en el primer comunicado enviado se refiere brevemente “se encuentra en fraccionamiento en proceso de construcción cerca de donde se registró el talud, mismo que cuenta con todos los permisos correspondientes”.

Y hasta ahí, no se vuelve a hacer mención de la empresa. Raymundo Arnaiz Gamboa reitera “nos ha apoyado el departamento de Obras Públicas con flechadores para dirigir el tránsito, así como agentes de la policía municipal, pero nada más”.

Asegura, que una vez terminados los trabajos, “pedirá factura” a ambas dependencias municipales porque está consciente de los costos ocasionados.

Una cuestión más, la empresa compareció ante la dirección de Administración Urbana el 16 de enero, presentó los resultados de los estudios realizados en el curso de tres días y los trabajos realizados para reparar el daño, se perfiló el talud mediante cortes de ocho y 12 metros de altura con nuevos ángulos de reposo. La dirección perteneciente a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología solicitó a Fraccionamiento Arnaiz, una serie de requisitos con mayor información, pero sin sancionar a la empresa.

En la prórroga entregada por el XX Ayuntamiento para realizar trabajos relativos a los movimientos de tierra, con fecha del 7 de noviembre de 2012, se estipula que de percibirse algún incumplimiento en las obras, la empresa puede ser sancionada de acuerdo al Reglamento de excavación y nivelación de terrenos.

En específico, el artículo 34 prevé como sanciones a fincarse por contravenir las disposiciones contenidas en el reglamento, suspensión de la obra, cancelación de la licencia otorgada, multa y hasta arresto, de acuerdo a la gravedad de la infracción y la afectación del interés público.

Días después, el 21 de noviembre de 2012 se emitió la aprobación condicionada de anteproyecto y se le solicitó a la empresa presentar el cumplimiento a las condicionantes de la resolución de impacto ambiental, incluyendo la transferencia de la titularidad de la misma al propietario actual. Así como el estudio de mecánica de suelo junto al análisis de estabilidad de los taludes proyectados.

Se le comunicó “deberá de ejecutar obras de protección en todo el perímetro del predio a fin de evitar rodamiento de materiales sólidos y cualquier otro arrastre que pueda afectar a las vialidades y predios contiguos”.


“Fue un foco amarillo”

La primera opinión técnica de los aspectos geotécnicos fue elaborada por Geo Ingenieros, Grupo 3GEO y Geoservicios. La tercera –un laboratorio donde se examinan la composición y calidad de los materiales–, empresa es tijuanense y colaboró en los estudios realizados posterior al desprendimiento de la pendiente.

En el dictamen se estipula claramente “el 61 por ciento del total del predio presenta pendientes consideradas condicionadas y no aptas para desarrollos”. Además, apunta que los predios son afectados por la falla de Agua Caliente y deben ser un aspecto importante a considerar “con el fin de evaluar el riesgo y desastres naturales potenciales que presenta el predio”.

Ahí se indica también que la zona es susceptible de sufrir los efectos de la pérdida de suelos ante la eventual presencia de lluvias intensas o muy prolongadas. Se considera un terreno con “riesgo físico medio”.

La empresa asegura que de acuerdo a los sondeos de suelo realizados por sus especialistas, “los estratos no llegan más allá del desprendimiento, lo tenemos localizado y focalizado, eso nos da seguridad que no va a llegar más allá y podemos atender el cómo solucionar la situación”.

Si bien Arnaiz Gamboa asegura siempre ir un paso adelante respecto a los estudios solicitados –previos y posteriores a los inicios de la obra– sí considera el incidente “un foco amarillo” para prestar mayor atención a sus próximos fraccionamientos.

Con orgullo resalta que “se actuó de forma inmediata, se perfiló el talud y los trabajos de corte del talud ya están terminados”. Y de manera serena, reflexiona “la solución fue muy sencilla, pero la situación del desprendimiento fue muy alarmante por cuestiones que han sucedido en la ciudad con el tipo de tipografía”.


Lo barato sale caro

Pero los especialistas coinciden, es sencillo justificar derrumbes, deslizamientos o desgajamientos a causas o fenómenos naturales, ya que es una solución que deslinda responsabilidades y, generalmente, detiene el interés de la comunidad por conocer las verdaderas causas del incidente.

“Tenemos la mala costumbre de echarle la culpa a las fallas, pero esto no es una falla. Ahí se hizo un trabajo de terracería, ese terreno no se protegió contra uno de los problemas generados con el movimiento de tierras para evitar que el agua infiltrase el terreno y se saturó”, aporta al caso el ingeniero Filiberto Enríquez Juárez, quien fuera presidente del Colegio de Ingenieros de Tijuana.

Consultado por este Semanario, el experto confirma que quienes se dedican a la construcción saben de la zona con suelos inestables, propensos a deslizamientos cuando se realizan modificaciones en topografía original sin los especialistas, estrategias o materiales adecuados y por ende, que representan mayores gastos.

Precisamente sobre el bulevar Cuauhtémoc Sur y en dirección a Playas de Rosarito, han ocurrido accidentes similares en colonias aledañas, desde complejos residenciales de lujo como Laderas de Monterrey (en 2001 y 2010) hasta colonias populares como La Sierra y Planetario.

Como si estas referencias no fueran antecedente suficiente. El derrumbe costará a la empresa, por lo menos, varios miles de pesos. Un cálculo sobre los costos del traslado de material –5 mil 500 metros cuadrados– se realizan en aproximadamente 600 viajes de camiones, de acuerdo al precio en el mercado, serían 30 mil pesos, tan solo en el traslado. Mientras que los estudios geológicos pueden alcanzar hasta los 10 mil dólares.

Pero el empresario prefiere no pensar en los costos todavía, “tengo cuantificado el volumen, pero como es nuestra propio empresa, no tuvimos que hacer presupuesto, ahorita lo que hicimos fue arreglarlo y después cobramos”.

Aunado a ello, el empresario perdió algunos metros de su terreno, luego del corte final que se le realizó al talud para asegurar su estabilidad.

Por su parte, el geofísico especializado en Sismología, Luis Mendoza considera “toda el área de ese tipo de formación geológica debe de tener estudios bien detallados, sobre todo de ingeniería geológica, para tener una idea de qué tipo de cortes, pendientes realizar para conducir las aguas superficiales”.

El también investigador de Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE) considera que los estudios de mecánica de suelo deben ser más puntuales y considerar el contexto geológico del área.

Y asegura “muchas veces no es culpa del desarrollador, sino la mala asesoría, hay que tener cuidado con eso, no se trata de prohibir porque con conocimiento se pueden hacer las cosas”.

La recomendación del experto es simple, realizar una mayor inversión en el estudio, luego en la conducción del agua superficial y subterránea porque son terrenos muy delicados.


Otras zonas de peligro latente

“El deslizamiento de laderas en los predios en Tijuana comienza desde aquí”, explica el presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica en Tijuana, maestro en ingeniería Francisco Javier Franco Casas mientras retira un trozo de suelo de la superficie de la cara del talud.

“Este suelo es más resistente a los deslizamientos y se distingue por su textura de grano más arenosa, aunque sea muy fina, mientras este otro es arcilloso, cuando el agua lo infiltra, su textura se hace resbalosa como el jabón, su resistencia a los deslizamientos se vuelve nula y entonces se desplaza sobre el otro tipo de suelo que se mantiene firme”, en menor escala el ingeniero ejemplifica lo ocurrido en el talud sobre el boulevard Cuauhtémoc Sur.

Mientras realizamos el recorrido sobre la carretera Tijuana-Ensenada hasta llegar al lugar del deslizamiento de la ladera, el especialista reitera “tanto la gente como las empresas no prestan atención a estos detalles, pero si observas en la composición de las capas, se ven claramente los distintos tipos de suelo en casi todos los taludes”.

En los cerros se dibujan líneas cambiantes de un tono arenoso pálido a matices más oscuros, de cafés claros a oscuros hasta rojizos, ésas son las capas del suelo.

Entonces, hace una explicación aún más precisa “la falla geológica se distingue porque mantiene un desfasamiento (horizontal, vertical o su combinación) entre sus capas y es muy notoria y la fractura no, en ella solo se delinea una grieta, una separación”.

Mientras el ingeniero profundiza en las especificaciones técnicas, es comprensible cómo la formación del tipo de suelo en Tijuana convierte a la ciudad en un terreno propenso a deslizamientos, claro, con la conjugación de infiltraciones, cargas, cortes y rellenos en el suelo.

Las características del talud ejemplificado son compartidas en diversas zonas de la ciudad desde Otay, El Florido, el oeste de La Presa, el Parque Pacífico, el entronque entre la 5 y 10 y el libramiento Rosas Magallón, Santa Fe incluso en Playas de Tijuana.

A la formación se le bautizó geológicamente Otay y sus suelos son típicos en la zona de Tijuana, con características de planos desfavorables en la composición de sus diferentes capas, lo cual vuelve inestable a la gran parte de la masa de suelo.

Más allá de las condiciones de suelo en la ciudad, el ingeniero hace una importante observación, “No solo se trata de estudios y mapas de zonas de riesgo, en Tijuana como en el resto del país, se necesita una legislación más firme. Es común que se trabaje con suelos de mala calidad en cerros y laderos con estas condiciones”.

Claro, a la par de un verdadero especialista va al alza en los precios, pero de existir una legislación menos laxa, serían solamente profesionistas afines quienes se encargarían de este tipo de trabajos y no en algunos casos hasta técnicos.

“Muchas veces, el control de calidad (de una obra) es realizado por técnicos sin experiencia ni capacitación necesaria y mucho menos supervisados por un ingeniero afín a esta área de la ingeniería, mientras las autoridades lo permitan, esto continuará ocurriendo”, comenta en lo referente a rellenos sobre laderas propensas a deslizamientos.

El ingeniero ha formado parte de las sociedades de geotecnia y geotécnica de Japón, Canadá, Estados Unidos y México y concluye “¿En manos de quien estamos? ¿De especialistas, ingenieros y técnicos o de quién?”.


(SEMANARIO ZETA/ Inés García Ramos/ enero 21, 2013)

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