miércoles, 19 de junio de 2013

MI PAPÁ

Alejandro Ramírez Cisneros
Imposible no mencionar a mi padre en este día. Hoy 16 de junio, tercer domingo de este mes, dedicado a honrar a los hombres que prolongaron su existencia dando vida a sus hijos. Y no vida no más, que eso lo puede hacer cualquiera; formación integral, incluyendo educación, buenas maneras y la responsabilidad para enfrentar los retos de la existencia con todo el decoro y la dignidad posible del mundo, como él lo hizo.

Tuve la gran dicha de haber sido vástago de un hombre excepcional. Y lo digo no porque don CARLOS RAMÍREZ MÁRQUEZ, haya sido mi papá.

Tengo que hacer esta referencia porque en realidad mi padre fue un hombre íntegro, cabal, de una sola pieza. Tenía un carácter sólido y ejerció su ministerio paterno con genuina devoción. Vivió únicamente para su familia y cuidó el tesoro que fuimos sus hijos, con celo y esmero, sabiéndose custodio de una gran responsabilidad.

Fue un enamorado eterno de su trabajo y nunca lo abandonó para entregarse a la holganza y al disfrute de las banalidades de una vida hueca y estéril.

Mi padre sabía a que vino al mundo y por que Dios lo puso al frente de su familia.

Sus sanos ejemplos fueron lecciones que a sus descendientes nos enseñaron de una manera cabalmente objetiva, sobre la forma de enfrentar los compromisos de la vida, responsable y honestamente, sin faltarle ni quitarle nada a nadie.

Era un hombre muy serio y amoroso a su estilo. Por que el cariño a los hijos, de un padre, no sólo se demuestra con abrazos y besos, que en ese sentido fue parco. El lo hacía a su manera. Fue muy puntual en el cumplimiento de sus responsabilidades y en casa aunque no lo tuvimos todo, si había lo suficiente para mis cuatro hermanos y yo, viviéramos sin hambre, sin frío, sin educación y sin abrigo. Todo eso lo tuvimos con el añadido de una fuerte dosis de afecto y de cuidados amplios y esmerados.

Su principal preocupación, entre otras, fue la educación que daría a sus hijos. Y en ese sentido vio logradas las metas que se propuso, pues ninguno de nosotros no tuvimos al respecto ninguna queja.

Fue enemigo declarado de los holgazanes, de los ebrios, de los irresponsables. Aborrecía a los patanes y a los mal educados. A los incumplidos y a los desleales. 

Defendía su casa con el coraje y el honor que sólo puede tener un hombre digno. Y de esto a mi me habló. Me hizo referencia a que la integridad de una familia debe defenderse a costa de lo que sea. Si es preciso llegar hasta los golpes. Pero que nadie te ofenda, que nadie te grite, que nadie te rebaje ni te lastime, ni a a ti ni a los tuyos. Y vaya que lo vi algunas veces responder a provocaciones, con decisión inaudita y una voluntad que no he visto jamás en otras personas.

Mi papá difícilmente terminó la educación primaria. Por los años en que nació, a principios del siglo pasado, la formación escolar era muy limitada y para los hijos de los pobres, restringida solamente a las enseñanzas elementales y de alli salir a ''rifársela'' en la vida, con lo poco que sabía. El fue el mayor de once hermanos y miembro de una familia de impresores, muy pobre. desde chamaco se sumó al trabajo de los suyos. Tal vez por eso fue demasiado maduro. La mejor educación, veo yo, se la dio la vida misma y las responsabilidades que tuvo desde que era un adolescente.

El lunes cuatro de diciembre del año 2000. Fue la última vez que hablé con él. Lo vi triste, apagado, sumido en sus cavilaciones, sin hablar con nadie. Su mirada había perdido la luz y el brillo de la vida.

Le pregunté que si estaba enfermo y su respuesta fue corta y contundente. Me dijo, ''ya me voy a morir''. Cómo sabes, le dije. Me contestó: ''La muerte se presiente''.

Y hasta en eso mi padre fue certero. Ese anuncio premonitorio sobre el final de su vida se dio casi 48 horas después. Estando en su casa, alrededor de las siete de la mañana del miércoles seis de diciembre del año 2000, Dios Nuestro Señor recogió su alma y lo condujo a la mansión de los justos. Yo no tengo ni siquiera la menor duda de que more desde entonces en el reino del Todopoderoso.

Hoy en el día de los padres recuerdo al hombre que más he amado en mi vida, a mi PAPÁ. Nunca lo he olvidado. Su recuerdo me acompaña y hasta en mis sueños lo veo como siempre, muy distinguido y con mucho porte. Clásico de él.

Quise compartir lo que aquí he escrito, con mis amigos, como un homenaje a la memoria del hombre que me dio la vida e igualmente me educó para hacer el bien y pensar en los demás, especialmente en los necesitados, en los afligidos y en los que necesitan de cariño y consuelo.

Si Dios me otorgara la dicha de ver a mi padre otra vez, me hincaría humilde y respetuosamente ante él, para expresarle que a pesar de su ausencia física, sigue muy adentro de mi corazón y mi pensamiento y que su recuerdo se extinguirá hasta el último segundo de mi vida, cuando me abrace la muerte y vaya al reencuentro con mi padre. Será ese, indudablemente, un gran momento.

(Compartido en Facebook por el profesor Alejandro Ramírez Cisneros, periodista y  comentarista de radio en Guaymas, el pasado 16 de Junio 2013)

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