domingo, 27 de octubre de 2013

MORIR EN GUAYMAS

Pablo Hiriart
José Sánchez Carrasco se llama la nueva víctima de la insensibilidad burocrática y la deshumanización de los servicios públicos de salud.
Murió afuera del Hospital General de Guaymas, en Sonora, sin recibir atención médica durante los cinco días que duró su agonía.
Sin dinero y sin seguro, este jornalero agrícola de 38 años de edad, originario de Casas Grandes, Chihuahua, llegó a pedir atención al Hospital de Guaymas pues tenía escalofríos, dolor en los huesos, los ojos hundidos…un cuadro severo de fiebre y deshidratación.
Sánchez Carrasco es parte de los seis millones de jornaleros agrícolas que deambulan por los campos del territorio nacional, sin seguro ni credenciales para tener acceso a los servicios médicos del sector público.
Tampoco tenía dinero para atenderse en un hospital privado.
Así es que se recostó afuera del Hospital de Guaymas con la esperanza de ser atendido, y auxiliado. A fin de cuentas José era mexicano y la Constitución dice que tenía garantizado el derecho a la salud.
El trabajador murió al quinto día de estar tendido en el piso, cubierto por una cobija, afuera de la institución de ese municipio donde nació Plutarco Elías Calles.
Le fue negada la atención médica. Primero lo revisaron, le pidieron papeles, que no tenía. Le pidieron seguro, que tampoco tenía. Dinero, menos. Y lo mandaron a morirse a la calle.
Importaron más la falta de credenciales y de dinero, que su estado de salud.
En los días de su agonía en las puertas del Hospital, José Sánchez Carrasco pudo conocer algunos gestos de solidaridad humana: pacientes del hospital le daban algo de comer, por lo que pudo sobrevivir casi una semana.
Lo que no llegó nunca fue la ayuda médica, de un hospital público. Murió solo, en su cobija, entre los escalofríos y la fiebre… afuera del centro de salud.
El director del Hospital General de Guaymas, Alfredo Cervantes Alcaraz, dijo a medios de comunicación locales que el jornalero no fue hospitalizado porque no tenía dinero ni seguro médico, aunque afirmó que sí le dieron atención.
¿Le dieron atención? Lo dejaron morir, tras cinco días de agonía, rodeado de médicos que no hicieron nada por salvarlo. Era jornalero agrícola.
Eso pasa en México, Siglo XXI. Donde hay instituciones. Derechos consagrados en la Constitución. Y gobernadores electos democráticamente, como el actual de Sonora, Guillermo Padrés.
Pues este gobernador, el alcalde de Guaymas y el director del hospital son una vergüenza para Sonora y para el país.
La muerte del jornalero ocurrió el pasado lunes, y nadie ha asumido la responsabilidad del caso.
No hay culpables ni sancionados. Todo sigue igual.
phl@razon.com.mx
Twitter:
@PabloHiriart
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/  Columna de Pablo Hiriart/ Sábado, 26 de Octubre de 2013 23:30)

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