domingo, 27 de octubre de 2013

LE MOSTRARON LA ROPA Y LOS ZAPATOS DE SU HIJO… Y ENTONCES LLORÓ


El agente del Ministerio Público le mostró la ropa y los zapatos quemados del primer fallecido en la explosión. María del Rosario De la Torre Meza comenzó a llorar, tras dos días de dudas e incertidumbre sobre el destino de su hijo.

El agente le mostró fotografías del cuerpo, pero también un pantalón, unos tenis y parte de una camisa carbonizada que reconoció como propiedad de Miguel Ángel.

Finalmente, le entregaron una cartera donde conservaban documentos del fallecido, lo que fue determinante para que la mujer aceptara una realidad, a la que se negaba.

Ahora María del Rosario debe esperar cuatro días para que el análisis de las muestras de ADN sea entregado al Ministerio Público. Firmó un acta de reconocimiento.

Se siente cansada y triste por el desenlace pero con fuerzas para enfrentar días pesados. Está tranquila, segura de que su hijo está con Dios y lista para prepararle un funeral en compañía de sus seres queridos, pero eso será hasta el miércoles.

Ese día deberá regresar a la Fiscalía para que le entreguen los restos de Miguel Ángel.

Tuvieron que pasar, 48 horas para que María del Rosario fuera a la Fiscalía General del Estado (FGE) para identificar los restos. El viernes en la tarde, personal de Servicios Periciales le tomó muestras de saliva para cotejarlas con el ADN del cuerpo casi calcinado.

Previo a ello, María del Rosario, con su piel blanca y cabello cano, buscó en clínicas privadas y hospitales del IMSS a su hijo.

Desde el jueves de la explosión se aferraba a encontrarlo con vida.  Daba vueltas y vueltas con su 1.50 metros de estatura alrededor de la cerca de la maquiladora. Quería hurgar entre los escombros.

Preguntaba por su hijo a todo el que tuviera algo de autoridad para entrar a la planta.  Se alisaba el cabello recogido, en un recorrido de la sien hasta la nuca mientras esperaba respuestas, o mientras hablaba con la prensa.

Finalmente se decidió. Casi a las 11 de la mañana del sábado, llegó hasta la Fiscalía acompañada de otra mujer, una empleada de Recursos Humanos de la fábrica Blueberry que no se quiso identificar. Entraron a la Unidad Especializada en la Atención a Delitos contra la Vida (homicidios) y un agente del Ministerio Público las atendió.

Al final del encuentro María del Rosario salió. En una mano llevaba la cartera de Miguel Ángel y en la otra el cinto, se fue por donde llegó, consolada por su otro hijo, lista para hacer un “funeral tranquilo” en compañía de su nuera y sus otros seres queridos. (D. Domínguez/El Diario)

ddominguez@redaccion.diario.com.mx
(El Diario /  Daniel Domínguez/ 2013-10-26 | 23:27)

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