La
centralización del gasto público culminó con el resultado de las elecciones y
los planes del Gobierno de condicionar el presupuesto para infraestructura de
las secretarías a concursos
124,300
millones de pesos el recorte al gasto público para el 2015 que anunció en marzo
el Gobierno Federal debido a la caída del crudo
99,000
millones de pesos lo que gastó de manera adicional el Gobierno en el primer
cuatrimestre del año en comparación con el mismo periodo del 2014
223,300
millones de pesos lo que deben recortar las autoridades del gasto público
durante los últimos ocho meses del año para cumplir con sus promesas
33
por ciento lo que representa del presupuesto aproximadamente los ingresos petroleros
del país, mismos que han caído últimamente
14.5
por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) es lo que representan los ingresos
no petrolero para el Gobierno mexicano actualmente
16.6
por ciento del PIB lo que espera la Secretaría de Hacienda que representen los
ingresos no petroleros del país para el año 2018
2.2
- 3.2 por ciento el intervalo de tasa de crecimiento que espera Hacienda que
México crezca este año, pronóstico que se ha modificado a la baja
El
control sobre las finanzas públicas cada vez es más centralizado. La actual
administración federal se ha diferenciado de sus antecesores por ejercer un
mayor dominio sobre el gasto público.
Todo
comenzó con la caída del precio del petróleo que inició hace un año. Los
menores ingresos petroleros, que todavía representan un tercio del presupuesto
público, obligó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a realizar un
recorte de 124 mil 300 millones de pesos al presupuesto del 2015, lo que
equivale a 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Sin
embargo, esto es sólo el comienzo ya que se espera que el 2016 también se vea
marcado por la austeridad, lo que podría tener consecuencias negativas para el
crecimiento económico del país.
En
el intento por optimizar los recursos públicos, Hacienda prometió que el
presupuesto para el siguiente se realizaría en base cero para identificar, y
recortar, cualquier rubro innecesario. Bajo esta nueva metodología, el Gobierno
realizaría un borrón y cuentas nuevas al presupuesto. Todos los programas que
ocupan un lugar en el gasto se evaluarían y sólo aquellos imprescindibles y
eficaces recibirán dinero.
Cada
año, la Secretaría de Hacienda propone ante la Cámara de Diputados el
presupuesto para el siguiente año. Esto significa que ahora Hacienda tendrá
facultades más amplias para eliminar dependencias federales.
Aún
y cuando los diputados federales tienen que aprobar el proyecto de Hacienda,
las elecciones recientes otorgaron una mayoría al PRI en el Congreso en alianza
con el Partido Verde. Con el control ejecutivo y legislativo del país, el
presidente ha centralizado el gasto público del país.
TODOS POR EL HUESO
Además
de crear un presupuesto base cero, el Gobierno Federal planea realizar
concursos entre las secretarías para que sólo se realicen los mejores proyectos
de infraestructura.
En
lo que se considera como una reingeniería del gasto público, se crearía un
fondo de recursos común para todas las secretarías, en lugar de asignar un
presupuesto a cada una como se ha realizado en los últimos años.
De
acuerdo con miembros de la sociedad civil entrevistados por Grupo Reforma, las
autoridades han buscado la ayuda de ciudadanos para establecer las nuevas
reglas del juego.
Así
como las dependencias corren el riesgo de que no se les asigne dinero, esto
también significa que puedan gozar de un presupuesto ilimitado.
Asimismo,
la Función Pública planea un nuevo organigrama administrativo para evitar
duplicidades como compartir áreas de comunicación o informática y unificar
criterios de costos.
Algunos
especialistas estiman que un presupuesto base cero será muy difícil de
conseguir, pero que sí se hará una cambio a gran escala del gasto para el
siguiente año.
LOS PELIGROS DE LA CENTRALIZACIÓN
Las
propuestas realizadas por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tienen
como principal objetivo eficientar el gasto para que la austeridad no tenga un
gran impacto negativo.
El
problema es que un alto grado de centralización suele otorgar amplios poderes
en pocas personas, lo que en México se ha convertido usualmente en abusos de la
autoridad. La actual administración federal ha sido acusado en varias ocasiones
de ejercer un control estricto del gasto con fines políticos.
Incluso
el tan publicitado recorte al gasto anunciado a principios de años parece
haberse quedado sólo en promesas para algunos analistas. Durante el primer
cuatrimestre del año, el Gobierno Federal gastó 99 mil millones de pesos más de
lo que gastó durante el mismo periodo del año pasado.
De
tal modo, para cumplir con su promesa de gastar 124 mil 300 millones de pesos
en el 2015, tiene que gastar durante lo últimos ocho meses del año alrededor de
223 mil 300 millones de pesos menos de lo que gastó en ese periodo el año
pasado.
Las
autoridades defienden esta inconsistencia afirmando que el 2015 es un año de
elecciones federales, lo que irremediablemente eleva de manera considerable el
gasto. Sin embargo, la cuesta que todavía está por subir se ha convertido en
más empinada.
Por
otro lado, las dependencias a las que se les aplicó un recorte de presupuesto
más severo fueron la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pemex. El
problema es que con la reforma energética estas empresas productivas del Estado
tienen autonomía presupuestal, lo que significa que el supuesto recorte
ordenado por el Gobierno es sólo una sugerencia.
Con
las actuales condiciones del mercado y la necesidad de Pemex de competir con
extranjeros, las buenas intenciones de austeridad pueden terminar sólo en
palabras.
(REPORTE
INDIGO/ ALEJANDRO DABDOUB / Lunes 22 de junio de 2015)
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