viernes, 12 de abril de 2013

CRISIS SONORENSE



Hoy viernes terminan los días de la semana hábil de la ciudad de Hermosillo y con ellos los estremecimientos que produjeron las movilizaciones de sectores tan diversos como la de los maestros universitarios agrupados en el STAUS, los ejidatarios de Soyopa  reprimidos, los transportistas y el aún actuante movimiento de NO Más Impuestos.

En algún momento de sus movilizaciones, estos cuatro sectores confluyeron frente a palacio de gobierno buscando solución a sus demandas, y ése fue el único punto en el que puede decirse que coincidieron porque sus objetivos inmediatos y su ideología los limitan a atenerse a sus propias fuerzas y a negociar individualmente sus causas, a pesar de que en esencia son movimientos populares.

Como quiera que sea, lo que Sonora  está experimentando es un reflejo de la crisis nacional en la que estamos inmersos desde hace varios años, crisis económica, política, social y de seguridad,  y que en su vertiente política se agravó con la última elección presidencial cuestionada por la evidente compra de votos que realizó el PRI  a través de sistemas financieros electrónicos como el caso de las tarjetas Monex que permitieron distribuir nacionalmente cantidades millonarias de dinero, de las cuales, las investigaciones más serias solamente nos permiten conocer una parte.

El flujo de ese dinero distribuido explica, para el gobierno del centro y para los gobiernos estatales la crisis de liquidez que hoy están padeciendo.

En el caso del gobierno federal, la recuperación de esos capitales gigantescos supone la privatización de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad y sus contratos, además de la necesidad de subir los impuestos a través del IVA a medicinas y alimentos, las alzas a la gasolina y cerrar los programas sociales que combaten la pobreza, lo cual aumentaría la ilegitimidad del gobierno central.

El Pacto por México le está permitiendo a Peña Nieto aplicar medidas neoliberales frente a la crisis económica y política, y con el concurso de los grupos que conforman al PRD ahora sin brújula de izquierda, prepara nuevas embestidas que no excluyen la represión sobre todo para los maestros de Guerrero y Oaxaca que resisten ante la denominada reforma educativa, porque precisamente saben en qué consiste verdaderamente.

EL MARCO SONORENSE

Lo que ocurre en la federación explica en parte la situación sonorense, pero no completamente, pues aquí también se reprodujeron las pautas de manga ancha con la que se comportaron en el centro los gobiernos de Fox y Calderón.

En el caso de “nuestro” estado hay una crisis política que puede considerarse crónica a partir de que los dos partidos mayoritarios, el PRI y el PAN se han mostrado incapaces en estos casi dos sexenios de presentar soluciones consensadas a los ciudadanos, inclusive en temas de poca relevancia.

Al contrario de eso, cada uno a su tiempo, y empoderados de la gubernatura, prácticamente han depredado los recursos de crédito y el patrimonio construido con la aportación de todos y cada uno de los sonorenses, con la complicidad, en su turno, de uno y otro partido, sin que el PRD quede libre de responsabilidades.

En circunstancias de flujo en cámara lenta de recursos, lo cual provoca la sequía de liquidez, el gobierno sonorense decidió que las clases medias son una buena recargadera, y sobre esas clases y las populares está cargando el peso de los impuestos como la tenencia disfrazada de COMUN y el alza de los servicios.

Las clases medias respondieron como tradicionalmente lo han hecho, a través de movilizaciones que empoderaron a cuatro líderes que a través de medidas de división están destruyendo el capital político que los ciudadanos les otorgaron.

La paradoja de esta situación es que mientras los cuatro líderes-voceros no encuentran la brújula para orientarse y han caído en la ilusión de que será el PRI y el Congreso quien les solucione el asunto del impuesto COMUN, hay una población que espera a ser movilizada nuevamente, que empieza a ver y a ser consciente de que la embestida contra las clases populares apenas empieza de parte de los gobiernos y que cuando otea el horizonte no encuentra asideros confiables para empeñar sus esfuerzos. En estas circunstancias los líderes de los malnacidos tienen una enorme responsabilidad.

La primera es salvar su propia imagen, su prestigio y su honor,  pero de manera auténtica, no a través de mensajitos en el Twitter, sino adoptando una verdadera política que se reconozca en las necesidades de los hermosillenses y por extensión de todos los sonorenses.

Eso implica volver a las movilizaciones y a la comunicación con el pueblo. ¿Podrán hacerlo?. Los sonorenses apuestan a que sí. 

(DOSSIER POLITICO/ Leopoldo Santos Ramírez / 2013-04-12)

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