jueves, 25 de julio de 2013

DESCARRILAMIENTO DE TREN DEJA 77 MUERTOS; MEXICANA ENTRE LOS DESAPARECIDOS


 
El Mundo  
Santiago de Compostela, España.- Al menos 77 muertos y 126 están heridos –15 de ellos no identificados– es el saldo hasta el momento del descarrilamiento de un tren, a la entrada de Santiago de Compostela, que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol.

Ha trascendido que Yolanda Delfín Ortega, de nacionalidad mexicana, figura entre los desaparecidos que viajaban en el tren.

Los equipos de emergencias dieron por rescatadas a todas las personas que permanecían atrapadas y se afanaban en salvar la vida a los heridos. El tren transportaba a unos 218 pasajeros, además de la tripulación, según las autoridades.

Ésta es una de las peores tragedias ferroviarias de la historia de España y el primer accidente mortal en una vía del AVE en España.

Decenas de heridos están siendo atendidos y trasladados a hospitales de Santiago, A Coruña y Pontevedra, mientras que las familias se estaban congregando en el Edificio Cersia de la capital a la espera de noticias. Las autoridades hicieron un llamado a la población para que acuda a los hospitales a donar sangre para los heridos.

En las primeras horas, los equipos de emergencia se esmeraban en rescatar a los sobrevivientes, muchos de ellos gravemente heridos. Algunos de los ocho vagones y dos locomotoras que formaba el convoy quedaron completamente destrozados, volcados y esparcidos por las vías del tren. Incluso se produjo un incendio que fue sofocado.

El siniestro del Alvia 151 se produjo en una zona de acceso a Santiago, en Angrois, una parroquia de la capital gallega que se encuentra a unos cuatro kilómetros de la estación. Alrededor de las 20:42 de la tarde, por causas que aún se investigan, uno de los vagones saltó por los aires, pasando la valla y aterrizando en una calzada próxima. Unos seis vagones quedaron a un lado del puente y otros del otro lado.

El tremendo estruendo del descarrilamiento alertó rápidamente a los vecinos, algunos de los cuales accedieron rápidamente a las vías del tren para ayudar a los heridos. Sus testimonios dan magnitud de una tragedia que recuerda a las escenas estremecedoras del 11-M. Estos testigos detallaron que los mismos pasajeros fueron los primeros en atender al resto.



EXCESO DE VELOCIDAD EN UNA CURVA DIFÍCIL

El exceso de velocidad del tren Alvia Madrid-Ferrol descarrilado en las inmediaciones de Santiago de Compostela es una de las hipótesis que cobra más fuerza sobre las causas del accidente.

El delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juarez, informó que en el momento del accidente el tren iba a 220 kilómetros por hora, pese a que la velocidad máxima en ese punto es de 80, debido a que en ese punto se reduce la velocidad para entrar en la estación de Santiago.

No obstante, fuente de Renfe aseguraron que el tren circulaba a 180 kilómetros por hora, lo que también estaría muy por encima de la velocidad aconsejable en la zona. Un portavoz dijo que “es muy aventurado” atribuir el accidente al exceso de velocidad.

La Policía y técnicos de infraestructuras ferroviarias trabajaban ayer en el lugar para intentar obtener las primeras pruebas de si ésa fue la causa del accidente o si se produjo por otros motivos.

Fuentes de Renfe confirmaron que el tren llevaba cinco minutos de retraso, si bien precisaron que un lapso de cinco minutos de retraso o de adelanto es bastante habitual en los servicios, por lo que no quisieron señalarlo aún como la causa del accidente.

El delegado del Gobierno de Galicia, Samuel Juárez, calificó en declaraciones a los medios en el lugar del siniestro como “muy grave” y “muy violento” el descarrilamiento del tren, pero adelantó que “no hay ningún indicio” de que haya “causas externas que hagan temer” otra cosa aparte del accidente.

Mientras tanto, la situación en la zona es desoladora. Los cadáveres fueron situados junto a las vías, cubiertos con mantas y al lado de los vagones, mientras decenas de heridos se aglutinaban ante los servicios de emergencia.

Las autoridades pidieron colaboración, mantas y agua a los vecinos. Incluso algunos de ellos trasladaron a heridos en sus vehículos particulares hasta los centros hospitalarios.

Conforme caía la noche se instalaron varios generadores eléctricos para iluminar la zona del siniestro, incluso con coches de vecinos para continuar las tareas. También fue retirado el vagón que saltó la valla.

El tren transportaba a un importante número de pasajeros en un día muy señalado porque anoche empezaba la fiesta grande de Santiago. Pero tan pronto se supo del gravísimo accidente, las autoridades suspendieron cualquier acto.

El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció que viajará hoy a primera hora a Santiago para conocer sobre el terreno las consecuencias del accidente.



‘Descarrilé, qué le voy a hacer’

EL MUNDO | Santiago de Compostela.- Uno de los dos conductores del tren que se descarriló ayer en Santiago de Compostela se mostraba aturdido pocos minutos después de producirse la tragedia y deambulaba entre los restos de la máquina y los cuerpos de los heridos y fallecidos sin parar de repetir “descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer”.
Ambos maquinistas salieron ilesos del accidente, y las palabras de desesperación de uno de ellos, que recogió “La Voz de Galicia” dan muestra del impacto que provocó la tragedia, una de las peores en la historia de España.

AGÓNICA ESPERA

Por otra parte, la incertidumbre era la sensación dominante en el edificio Cersia de Santiago de Compostela, lugar en el que fueron citadas las familias de las víctimas con el fin de centralizar la información. “No, no se sabe nada”, se repetía en conversaciones telefónicas dentro y fuera de las instalaciones.

Una veintena de personas integra el equipo de apoyo a las familias, entre psicólogos, médicos y voluntarios. Daniel es un voluntario de Protección Civil que recibe a todas las familias en la puerta. Les indica que tienen que dar toda la información para identificar a sus familiares.

Lo peor es la falta de información. “Ya les avisamos que tienen que armarse de paciencia, la noche va a ser muy larga”, relató ayer uno de los médicos que atendían a las familias. “Los datos llegan a cuentagotas y ya saben que hasta bien entrada la madrugada no habrá datos definitivos”, añadió.

Ayer salían a la luz pequeños detalles, como que a bordo había un grupo de jóvenes italianos y las autoridades españolas ya hicieron contacto con el Gobierno italiano para localizar a sus familias.



Había gente demacrada sacando niños: testigos

EUROPA PRESS | Santiago de Compostela, España.- Abel Rivas e Iván Ramos fueron de las primeras personas en prestar auxilio a las víctimas del accidente de tren en Santiago de Compostela que dejó al menos 77 muertos y 126 heridos. Ambos jóvenes, de entre 25 y 30 años, dijeron sentirse “muy impactados” con lo que había visto.

“Escuchamos un ruido tremendo, enorme, como nunca. Bajamos y ya vimos el convoy separado en dos trozos”, explicaron en declaraciones a EFE, donde señalan que se encontraban muy cerca. “Vimos una polvareda enorme y uno de los vagones estaba ya incendiado”, dijeron, e indicaron que veían a “gente demacrada sacando niños”.

Una vez en el lugar del accidente los dos jóvenes voluntarios narraron que comenzaron a sacar a los heridos y a trasladarlos hasta el puesto avanzado que el Servicio de Urgencias 061 instaló en las proximidades del lugar de la tragedia. Según su versión, las personas que viajaban en el vagón que quedó sobre el terraplén fueron las que corrieron peor suerte.

Ninguno de los dos jóvenes dijo ser capaz de indicar a qué velocidad podía circular el tren en el momento del accidente, pero dijeron que iba “un poco rápido”. Esta opinión contrasta con la de otros vecinos de la zona que aseguraron que el tren se desplazaba a la velocidad habitual para hacer su entrada a la estación de Santiago.

Un viajero del primer vagón del tren, el guardia civil Óscar Mateos, explicó que tras el accidente “era muy difícil sacar a la gente”.

Mateos explicó en declaraciones a los medios a las puertas del Servicio de Urgencias del Hospital Clínico, que él viajaba en el primer vagón, detrás de la máquina, con un amigo, y ambos se encuentran bien luego de ser atendidos por “rasguños”.

“He tenido suerte”, subrayó el guardia civil de Cáceres, que indicó que en su vagón hubo “dos fallecidos” y “había gente con piernas y brazos rotos”.

Este viajero, que se subió en el tren en Puebla de Sanabria, manifestó que el vagón “iba a tope” y que en el momento del accidente volcó.

Agregó que él se quedó hasta que consiguió sacar a todos los viajeros del lugar. Además, resaltó que los Servicios de Emergencia llegaron al punto del siniestro “en cinco o 10 minutos”.

Otro vecino de la zona, de nombre José Luis, atendió a dos vecinos de Valladolid que viajaban en el tren y explicó que los propios pasajeros del tren fueron los primeros en prestar auxilio.

Testigos presenciales explicaron que uno de los vagones se elevó más de seis metros hasta impactar con el palco de música existente en el lugar, el cual destrozó.

El despliegue de efectivos en el lugar del accidente era enorme, con numerosas ambulancias, vehículos de bomberos y de Policía. También congregó a numerosos curiosos en el lugar y los accesos a la zona quedaron colapsados. La Policía acordonó la zona y se vio obligada en varias ocasiones a retirar a los curiosos del lugar del accidente.

Hasta el servicio de urgencias se han acercado numerosos familiares, como una mujer que explicó que su marido, que viajaba desde Madrid en el tren, iba en el vagón 6 y fue internado en el Hospital Clínico. Mientras, otras personas desconocían la situación de sus familiares y estaban a la espera de tener noticias.

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