La
participación quedó al descubierto, después de que el agente Luis Alberto Muñoz
Torres “El Bogar” fue capturado el 24 de junio, tras haber privado de la
libertad a una presunta narcomenudista en Loreto
Loreto,
Baja California Sur.- Según agentes de investigación de la Procuraduría General
de Justicia del Estado (PGJE), en la captura del agente de Seguridad Pública,
Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Comondú, Luis Alberto Muñoz Torres
“El Bogar”, registrada en este pequeño destino turístico, destacan tres hechos:
1.- La participación directa de policías
municipales en levantones, torturas y asesinatos en la guerra por el control
del narcomenudeo entre células criminales del Cártel de Sinaloa.
2.- La posible expansión de la ola de
violencia de La Paz hacia otros municipios, particularmente -y en este caso-
hacia Loreto por rencillas entre grupos de la delincuencia organizada.
3.- El libre tráfico de armas de un
municipio a otro, sin que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno
implemente una estrategia para prevenir la comisión de hechos sangrientos.
La
tarde del 24 de julio, el agente policiaco fue detenido en compañía de los
sicarios Carlos Javier García Arredondo, Alfredo Martínez Martínez y Octavio
Armando Astorga Olivas, luego de haber privado de su libertad a la presunta
narcomenudista Bibiana Jiménez Davis “La Bibi”.
El
policía circulaba a bordo de un automóvil Mitsubishi Lancer de reciente modelo,
color naranja, polarizado, sin placas de circulación, cuando primero levantó a
un hermano de la distribuidora de drogas, de nombre Eduardo, quien fue
utilizado para llegar hasta la narcomenudista en una tienda de segunda,
localizada sobre la calle Davis en el centro de este Pueblo Mágico de apenas 17
mil 53 habitantes.
De
acuerdo al expediente, bajo el número de averiguación previa LOR/126/2015,
testigos dijeron que cuando la joven mujer compraba ropa, acompañada de una
niña, observaron la llegada de un automóvil de “color ladrillo”, del cual
descendieron dos hombres de complexión regular por las puertas laterales.
El
primero traía una pistola y apuntó a la víctima, el segundo la tomó del brazo y
la subió a jalones a la unidad automotriz.
Según
los testigos, el vehículo llegó rápidamente y de la misma manera se fue,
con rumbo a la Carretera Transpeninsular
que conecta a Loreto con Comondú y Mulegé.
EL “LEVANTÓN”
Una
vez consumada la privación ilegal de la libertad de la mujer, lo primero que
observó Bibiana dentro del automóvil fue a su hermano Eduardo, sentado en la
parte trasera, por lo que al subir, quedaron en medio de los dos sicarios.
La
víctima dijo que el vehículo era conducido por un sujeto que identificó como
“El Felipillo”, y de copiloto iba el policía municipal de Comondú, a quien
reconoció con el apodo de “El Bogar”.
“A
ellos los conozco porque hace tiempo les hablaba”, citó textualmente. En el
camino, según la víctima, tuvo un
diálogo con sus captores:
—
¿Qué pasa? ¿Por qué me hacen esto?
“¡No
te hagas pendeja! ¡Ya sabes de qué se trata!”, respondió “El Felipillo”.
—
¿Mi hermano qué tiene que ver en esto?
“A
tu hermano no le va a pasar nada, ahorita lo bajamos”, replicó “El Bogar”.
La
mujer agregó que cuando pasaban por el hospital que está sobre la Carretera
Transpeninsular, el chofer del automóvil se orilló y, antes de llegar a una
gasolinera, bajaron a su hermano. Pero recibió una advertencia: “Mucho cuidado
con ir a la Policía”.
Así,
los sicarios liberaron a Eduardo y todavía cargaron combustible en la
gasolinera, antes de tomar rumbo hacia el sur.
La
víctima preguntaba qué pasaba, y todos los ocupantes del vehículo, contestaban
“Cállate o te va cargar la verga”.
Según
la declarante, en el trayecto se hizo
hacia delante y pidió hablar con el piloto y copiloto, se dio cuenta que el
policía Luis Alberto Muñoz Torres “El Bogar” traía una pistola en sus manos,
por lo que el pistolero del lado izquierdo de la parte trasera, la jaló hacía
atrás para ordenarle: “Baja las manos y hazte para atrás, no vaya a ser que te
suelte un plomazo”.
“Cuando
voltee observé que traían también una pistola. Ya no recuerdo cuál de las dos,
pero era una gris o plateada con negro o café”, describió.
La
víctima narró: “Me recosté y me dijeron que me callara y agachara la cabeza”,
por lo que iba pensativa, mientras escuchaba comentarios de “El Felipillo” y
“El Bogar”, de que “Te va cargar la verga por pasada de lanza” y “Lo siento por
sus hijos”.
La
mujer testificó que cuando pasaron Puerto Escondido, el chofer de la unidad se
metió en un camino de terracería y tomaron rumbo hacia la playa, y antes de
llegar, “pararon y me bajaron, me hicieron que me hincara”.
Describió
la interacción que tuvo con los sicarios:
—
¿Qué me van a hacer?
“¡Cállate!
¡Ahora sí te cargo la verga!”, respondió el policía municipal, y enseguida le
pegó dos cachetadas.
—
¿Por qué me pegas?, le inquirió llorando.
“¡Cállate,
hija de tu chingada madre!”, enseguida sacó la pistola y disparó un tiro muy
cerca de sus rodillas.
Según
la víctima, uno de los sicarios bajó la bolsa de ropa que había comprado en la
segunda, sacó un vestido y le vendó los ojos.
“Me
pegaron como cinco cachetadas más, muy recio”, dijo, pero no alcanzó a ver
quién había sido, porque estaba vendada.
Escuchó
decir al policía municipal que le “iban a cortar la cabeza”, por lo que dio la
orden de traer un machete, “me asusté y empecé a llorar”.
En
esas estaban cuando sintió que le quitaron la venda de los ojos y observó a “El
Felipillo”, vio que se fue al carro y bajó de la cajuela una hielera, y el
policía gritó: “¡No voltees, hija de tu chingada madre!”, y posteriormente “me
cacheteó y me dijo ‘¡Levántate! ¡Súbete al carro a la verga!”.
LA CAPTURA
La
presunta narcomenudista expuso que después de la golpiza subió nuevamente al
automóvil y ya no habló nada en el camino.
Los
sicarios condujeron de regreso hasta el poblado de Loreto, y en el trayecto ya
no pudo escuchar nada porque pusieron música muy fuerte y solo observaba que se
hacían señas y se hablaban al oído.
Según
la mujer, cuando entraron a la población, los hombres se dirigían a la colonia
Miramar, donde la llevarían “a una casa de seguridad”, pero no fue posible, ya
que cuando circulaban a la altura de la Iglesia Ancla de Fe, observaron que
eran seguidos por una patrulla de la Dirección de Seguridad Pública, Policía
Preventiva y Tránsito Municipal de Loreto.
Según
el testimonio, fue entonces que los delincuentes trataron de escabullirse y
dieron vuelta en “U” e intentaron regresar en la dirección de donde venían,
pero se toparon de frente a tres o cuatro patrullas, las cuales al ver el vehículo
se devolvieron de inmediato a la altura del depósito El Chicali, por lo que “El
Felipillo” le dijo a “El Bogar”: “¡Nos vienen siguiendo, compadre! ¡Nos
reportaron estos putos!”, por lo que de inmediato aceleraron y huyeron de la
Policía.
En
la persecución, los maleantes se detuvieron a la altura del Puente Zaragoza y
ordenaron a su víctima: “¡Bríncate, bájate a la verga!”, pero en su declaración
expuso que “yo no me animé porque iban muy recio”, por lo que entonces bajaron
la velocidad, casi parándose; ella se aventó y cayó hincada.
Entonces
solicitó auxilio a las patrullas, parándose una de ellas, el resto continuó con
la persecución hasta detener a los criminales, quienes en su desesperación,
aventaron una pistola por la ventanilla del vehículo a la altura del Puente El
Tular, encontrada por los agentes
loretanos.
Según
el dictamen de balística, se trata de una pistola calibre 45, marca Colt y
número de serie FG61875, la cual salió positiva en disparos, al encontrarse
plomo en el cañón de la escuadra.
LOS CRIMINALES
Una
vez capturados y tras ser interrogados, los cuatro detenidos confesaron estar
al servicio del jefe de la plaza de la Zona Norte de La Paz, Luis Antonio
Montoya Beltrán “Don Carlos” o “El Artista”.
De
acuerdo con los sicarios, estaban iniciando por órdenes superiores un ajuste de
cuentas en contra de la presunta narcomenudista y de otros más que
supuestamente estaban vendiendo droga de manera independiente, sin autorización
del Cártel de Sinaloa.
En
la revisión de las pertenencias y puestos a disposición del Agente del
Ministerio Público del Fuero Común de la PGJE, Luis Alberto Muñoz Torres “El
Bogar” tenía en su poder una identificación oficial como agente activo de la
Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de
Comondú.
La
credencial con su nombre y fotografía tiene vigencia hasta el 30 de septiembre
próximo, la cual fue validada –vía telefónica- por el comandante de grupo de la
Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de
Comondú, Ivis Flores Maldonado.
Los
detenidos ya no quisieron seguir hablando y expusieron que “únicamente seguían
ordenes de ‘Don Carlos’” por lo que se apegaron al Artículo 20 Constitucional y
fueron consignados por los delitos de privación ilegal de la libertad en
agravio de los hermanos Eduardo y Bibiana Jiménez Davis, y por violación a la
Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; se les internó en el Centro de
Reinserción Social de Loreto.
Esta
es la segunda ocasión que agentes de la Policía Municipal son vinculados con
levantones.
La
primera vez, el 11 de febrero del presente año, dos elementos de la Dirección
de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz, fueron
señalados de haber brindado protección a la sicaria Melissa Margarita Calderón
Ojeda “La China” en la privación ilegal de la libertad de los capitanes de
barco del Grupo Pando, Marco Antonio Espinoza y César Darío Liera
Villavicencio, cuando dormían en las habitaciones 114 y 116 del hotel La
Purísima en la ciudad de La Paz.
Según
cámaras de seguridad que captaron el momento del levantón, a bordo de la patrulla 115, los policías
ofrecieron logística a los criminales, quienes hoy por hoy, son investigados
por la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO).
Aunque
todavía no son detenidos, los agentes quedaron a disposición del Consejo de
Honor y Justicia de la dirección de Seguridad Pública de La Paz, y después de
haber sido relacionados con los hechos, fueron separados de sus cargos y
concentrados en el sector central, hasta en tanto haya resultados en la
investigación federal.
En
lo que va de la presente administración municipal de La Paz, 144 policías han
sido sometidos a procesos internos por posesión de drogas, corrupción y por su
participación en actividades criminales, y cuyos casos poco a poco han ido
avanzando para cumplir con los lineamientos del Sistema de Seguridad Pública
Nacional.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ BCS/ Investigaciones ZETA / Fotos. Cortesía/ 11 de Agosto del 2015 a las 12:00:00)
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