lunes, 24 de agosto de 2015

LA PESADILLA DE DUARTE


Si las cosas pintaban mal para el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, culpable ante la opinión pública de ser autor intelectual y material de un multihomicidio en la Ciudad de México, a 400 kilómetros de su casa, donde una de las cinco víctimas era un fotoperiodista que se autoexilió del estado por temor a ser asesinado, se pusieron peor este jueves. En un enfrentamiento en Orizaba, en la madrugada, cayeron abatidos el jefe de plaza de Los Zetas, y el excorresponsal de Televisa, que según las autoridades, estaba con él. En el mismo incidente, dos periodistas veracruzanos más que se encontraban en el mismo bar donde ocurrieron los hechos, fueron “resguardados” por la Policía, con el propósito, se dijo, de protegerlos. Duarte, que atraviesa una crisis de comunicación política, entró en nuevos aprietos ante las evidencias de estar rebasado por la violencia y de incapacidad para proveer seguridad a los ciudadanos.

Duarte vive dentro de una pesadilla interminable. Desde que asumió el poder, el estado lo controlaban Los Zetas, quienes sabían todo lo que sucedía en el estado. Inclusive, en 2007, Los Zetas asesinaron a cuatro escoltas que custodiaban a los hijos, la suegra y el cuñado del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, porque el grupo criminal confundió el convoy en el que se desplazaban en el Puerto de Veracruz, con bandas rivales. Al llegar al poder, la Marina ya había tomado la seguridad en el estado y con su política de “ningún prisionero”, había logrado debilitar a Los Zetas y bajar la violencia. Las necesidades tácticas en otras partes del país redujeron la presencia militar en Veracruz y el gobernador, de acuerdo con fuentes del Gobierno federal, no hizo el trabajo que se le había pedido: limpiar las corporaciones policiales.

Los Zetas aprovecharon los primeros ocho meses del gobierno de Peña Nieto donde la orden fue no enfrentar a los criminales en el país, para fortalecerse y recuperar sus dominios en Veracruz. La violencia regresó y tuvo una ventana a la opinión pública nacional porque uno de los segmentos más golpeados fue el de los periodistas. De acuerdo con la investigadora de la Universidad Veracruzana, Celia del Palacio Montiel, quien ha estudiado profundamente los medios de comunicación en el estado y la dinámica de violencia en la que han sobrevivido en la última década, durante el gobierno de Duarte se habían dado, hasta enero de 2015, un total de163 agresiones contra periodistas. De ellos, 11 han sido asesinatos.

“Veracruz ha sido considerado por las asociaciones internacionales como el lugar más peligroso de México para ejercer el periodismo desde el año 2012”, apuntó Del Palacio Montiel en una investigación publicada en la revista Bajalú de la Universidad Veracruzana, Violencia y medios de comunicación”. Han trascurrido ya dos años, y la posición del estado al respecto de su peligrosidad para los trabajadores de la prensa no ha cambiado de manera sustantiva”. La relación de casos elaborada por la investigadora a través de fuentes hemerográficas, es aterradora. A los 11 asesinatos se suman cinco desapariciones, 12 ataques a medios de comunicación, 50 agresiones –que incluye siete asaltos, 15 amenazas y acoso, seis detenciones y cuatro capturas ilegales– y 13 despidos –por presiones del Gobierno–. Esta realidad para los periodistas produjo que 24 de ellos se autoexiliaran.



(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 24 DE AGOSTO 2015)

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