Si
las cosas pintaban mal para el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, culpable
ante la opinión pública de ser autor intelectual y material de un
multihomicidio en la Ciudad de México, a 400 kilómetros de su casa, donde una
de las cinco víctimas era un fotoperiodista que se autoexilió del estado por
temor a ser asesinado, se pusieron peor este jueves. En un enfrentamiento en
Orizaba, en la madrugada, cayeron abatidos el jefe de plaza de Los Zetas, y el
excorresponsal de Televisa, que según las autoridades, estaba con él. En el
mismo incidente, dos periodistas veracruzanos más que se encontraban en el mismo
bar donde ocurrieron los hechos, fueron “resguardados” por la Policía, con el
propósito, se dijo, de protegerlos. Duarte, que atraviesa una crisis de
comunicación política, entró en nuevos aprietos ante las evidencias de estar
rebasado por la violencia y de incapacidad para proveer seguridad a los
ciudadanos.
Duarte
vive dentro de una pesadilla interminable. Desde que asumió el poder, el estado
lo controlaban Los Zetas, quienes sabían todo lo que sucedía en el estado.
Inclusive, en 2007, Los Zetas asesinaron a cuatro escoltas que custodiaban a
los hijos, la suegra y el cuñado del entonces gobernador del Estado de México,
Enrique Peña Nieto, porque el grupo criminal confundió el convoy en el que se
desplazaban en el Puerto de Veracruz, con bandas rivales. Al llegar al poder,
la Marina ya había tomado la seguridad en el estado y con su política de
“ningún prisionero”, había logrado debilitar a Los Zetas y bajar la violencia.
Las necesidades tácticas en otras partes del país redujeron la presencia
militar en Veracruz y el gobernador, de acuerdo con fuentes del Gobierno
federal, no hizo el trabajo que se le había pedido: limpiar las corporaciones
policiales.
Los
Zetas aprovecharon los primeros ocho meses del gobierno de Peña Nieto donde la
orden fue no enfrentar a los criminales en el país, para fortalecerse y recuperar
sus dominios en Veracruz. La violencia regresó y tuvo una ventana a la opinión
pública nacional porque uno de los segmentos más golpeados fue el de los
periodistas. De acuerdo con la investigadora de la Universidad Veracruzana,
Celia del Palacio Montiel, quien ha estudiado profundamente los medios de
comunicación en el estado y la dinámica de violencia en la que han sobrevivido
en la última década, durante el gobierno de Duarte se habían dado, hasta enero
de 2015, un total de163 agresiones contra periodistas. De ellos, 11 han sido
asesinatos.
“Veracruz
ha sido considerado por las asociaciones internacionales como el lugar más
peligroso de México para ejercer el periodismo desde el año 2012”, apuntó Del
Palacio Montiel en una investigación publicada en la revista Bajalú de la
Universidad Veracruzana, Violencia y medios de comunicación”. Han trascurrido
ya dos años, y la posición del estado al respecto de su peligrosidad para los
trabajadores de la prensa no ha cambiado de manera sustantiva”. La relación de
casos elaborada por la investigadora a través de fuentes hemerográficas, es
aterradora. A los 11 asesinatos se suman cinco desapariciones, 12 ataques a
medios de comunicación, 50 agresiones –que incluye siete asaltos, 15 amenazas y
acoso, seis detenciones y cuatro capturas ilegales– y 13 despidos –por
presiones del Gobierno–. Esta realidad para los periodistas produjo que 24 de
ellos se autoexiliaran.
(ZOCALO/
COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 24 DE AGOSTO 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario