El 7 de junio acabó el mito de Guillermo
Padrés como eficaz operador electoral.
Gobernador famoso por apoyar
procesos electorales en otros entidades federativas para apuntalar a los
candidatos panistas a través del envío de operadores como los porteños Paco
Bueno y Gregorio Cota Almodóvar, pillados en su momento por rumbos Querétaro e
Hidalgo respectivamente.
Así, en Baja California
brindó apoyo a Kiko Vega de la coalición PAN-PRD y en Baja California Sur,
Yucatán, Nayarit y otros estados dejó huella del paso de sus mapaches.
“El respeto al estado ajeno
es la paz”, tuiteó el gobernador de Querétaro Pepe Calzada, uno de los
afectados de su injerencia.
Ahora, en la recta final de
su mandato deberá hacer el corte de caja con la historia.
¿FAROL DE LA CALLE, OSCURIDAD DE SU CASA?
En Sonora, Padrés mordió el
polvo y el próximo 13 de septiembre entregará el poder a su archienemigo
jurado, el PRI.
Y en tanto trata de responder
las 7 mil preguntas con que el equipo de transición claudillero lo tundió, la
embestida en su contra desde múltiples frentes lo tienen contra la pared.
Héctor Larios, su primer secretario de gobierno apenas atinó a pedir tibiamente
se respetara su derecho de audiencia ante el alud de acusaciones.
Aquel Memo jovial y de amplia
sonrisa de principios de sexenio desapareció.
Durante casi seis años
ejerció un poder absoluto en la entidad, tanto en el gobierno como en el PAN y
hasta presidenciable le tuvo en cierto momento. Con aciertos, fallos, excesos y
no exenta de escándalos, su administración termina envuelta en la polémica.
Hermosillo, la beneficiaria
de su magno proyecto hídrico le dio la espalda y votó por el PRI.
DEL AMOR AL ODIO
Ese estilo personal de
gobernar de Padrés en Guaymas dejó sus efectos.
César Lizárraga Hernández,
alcalde durante la primera mitad de su sexenio ejerció su mandato con toda su
complacencia, lo que no lo privó de negociaciones bajo la mesa con su antecesor
Antonio Astiazarán
Los señalamientos que pesan
sobre su administración son hartos conocidos: licitaciones a modo para
beneficiar a la constructora de Jesús “Negro” Saldaña; asignación de la obra
pública a constructoras fantasmas; proveedores inexistentes; metida de mano al
Subsemun por recomendación de Sergio Alexandres; obras de mala calidad; venta
de áreas verdes; etc., etc.
Y tan bien le fue que
Lizárraga, quien perdió la elección de 2012 cuando buscó la diputación local,
como el ex secretario Alonso Arriola encontraron cobijo en la administración
estatal al término de sus gestiones.
Con Otto Claussen, el
tratamiento fue distinto. Para con el priísta hubo cobro de afrentas como
aquella que dejó al estado sin presupuesto en 2011 cuando era legislador.
También se dieron enfrentamientos y en uno de ellos perdió la tierra temporalmente
su particular Eduardo Gaxiola, al involucrársele en la embichada de Omar Núñez
Caravantes.
Si de alguna manera se
pudiera calificar la relación Otto-Padrés es de ríspida, sin que ello
signifique impedimento para llegar a acuerdos.
Todavía se recuerda cuando
Roberto Romero López, entonces segundo a bordo del Nuevo Sonora, habló con
regidores panistas Luis Felipe “Grillo” Valenzuela y Javier Peralta, renuentes
a aprobar el otorgamiento al ayuntamiento de un crédito de 315 millones de
pesos por el banco de Don Maseco Banorte, les espetó encabronado palabras más,
palabras menos: “Ya tenemos un arreglo. Ustedes no se mandan solos, esa es una
posición del partido. Tienen que apoyar el crédito. Si no están e acuerdo
renuncien al partido”.
En Hermosillo el crédito
rebasó los mil millones de pesos y será la herencia con la que el Maloro, habrá
de lidiar.
Los recientes roces entre la
CEA y el Alemán, así como el amparo promovido por “El Colorado” Francisco
Vidaurrázaga Soto y “El Güero Johnson” Héctor Guizar, contra una posible
detención son polvos de esos lodos.
Los abusos de ambos jefes
policíacos en contra de activistas panistas están más que documentados en la
Comisión Estatal de Derechos Humanos.
CON EL VIENTO EN CONTRA
Con un estado quebrado política
y financieramente y en medio de un guerra al interior del PAN por hacerse del
liderazgo nacional luego de la peor derrota en 25 años, con señalamientos de
colaboracionismo pactista del grupo maderista al que pertenecía y con su
estrella apagándose, se juega su futuro.
En el recuento de los daños,
la herencia padrecista resulta incómoda hasta para Javier Gándara, quien en una
sana distancia busca asumir el control de Acción Nacional en el estado y enfoca
sus baterías en los municipios en donde obtuvo victorias.
En el reparto de espacios
para Gándara fue la alcaldía guaymense con Lorenzo de Cima y para Roberto
Romero la diputación local con Manuel Villegas. Por eso en los Patio`s León
Gándara dejó claro que Lorenzo no debe olvidarse de los panistas en la
conformación de su gobierno, pues el objetivo es cuidar la marca.
Parte de ese legado son la
pléyade de funcionarios estatales que buscan emigrar a los ayuntamientos.
En el puerto se mencionan a
Francisco Manzanares quien de la delegación regional de la SEC, cargo que
ejerció sin tener experiencia en el ramo busca la Dirección de Desarrollo
Social; Carlos Cortez, quien de jefe de inspectores en la Dirección de Alcoholes
con Paco Bueno, pasó a operar la patrulla inteligente de Seguridad Pública y
luego por la Contraloría Municipal y la dirección del Cobach de Empalme; Luis
Alberto Gástélum, quien salió por piernas de Regulación Sanitaria y se le oye
como Director de Asuntos de Gobierno en la Secretaría del Ayuntamiento, lo cual
esuna vacilada, pero se rumora, pues.
Al sub agente fiscal Jesús
Baray, nada le tocará. El Chuy no trató muy bien al “Pillo” Ponce y éste
amenazó con bloquearlo.
Yo me encargo de que no
llegue, sentenció.
Francisco el “Pío” Ponce, no
necesita cargo, el ya amarró tres años con su esposa en la Sindicatura, quien de esa materia no sabe
nada. Evidentemente la manejará a su antojo.
Del otro lado, a Héctor “El
Maizenas” Hernández, actual contralor ottista, en pago de los favores brindados
se le ubica en la dirección de alcoholes en lugar de Oliver Flores Bareño.
Pero en realidad la herencia
más lamentable que deja en el puerto es el choque con la tribu yaqui por la
construcción del acueducto Independencia, pues 6 de sus 8 pueblos tradicionales
se ubican dentro del municipio y que provocó la polarización entre Hermosillo y
Cajeme.
Por todo eso, las nuevas
autoridades deberán de tomar nota de lo que se deja y asumir las consecuencias,
cuando lo único en claro es que los guaymenses son rehenes de los intereses
políticos y económicos de los grupos de poder y sus personeros.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA “LA
VIÑA DEL SEÑOR” /06 Agosto 2015, 16:43)
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