“Es un país donde se está sacando la pistola
de manera real y virtual todo el día”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Ciudad de México, 24 de
agosto (SinEmbargo).- El primero de los seis libros que conformarán la
colección El ensayista liberal, de Enrique Krauze, edición a cargo con nuevos
prólogos del autor por Penguin Random House, ofrece entrevistas y
conversaciones a grandes personajes de la cultura y la política del mundo.
Sin embargo, es Isaiah Berlin
el que predomina entre otros nombres tan importantes como los de Jorge Luis
Borges, Irving Howe, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Luis González y González
y Miguel León Portilla.
Berlin, nacido en Riga,
Letonia, en 1909 y muerto en Oxford, Reino Unido, en 1997, es el pensador más
admirado por el historiador mexicano y a él vuelve una y otra vez cuando otorga
una entrevista.
“En el otoño de 1981, durante
una estancia en Oxford con mi familia, me atreví a solicitarle una entrevista a
Isaiah Berlin por mediación de Raymond Carr. Si hubiera podido navegar en el
tiempo y tocar a la puerta del doctor Johnson, mi emoción habría sido igual.
¡Conocer a Isaiah Berlin, conversar con él!”, admite Enrique Krauze en el
boletín de prensa proporcionado por su casa editorial.
Este autodenominado demócrata
liberal, dedicado en su reciente libro a “hablar de personas e ideas con
personas de ideas”, amigo personal de Octavio Paz y sobre todo –como le gusta
destacar- de Gabriel Zaid, nació en 1947 en ciudad de México y a su país natal
ha estado dedicada su prolífica obra.
Enrique Krauze es escritor,
historiador, biógrafo y editor. Su obra comprende más de 20 títulos de
historia, biografías y retratos, ensayos políticos y literarios, crítica del
poder e intelectual. Su obra ha sido traducida al inglés, polaco, japonés y
portugués.
Es autor, entre otros libros,
de Redentores. Ideas y poder en América Latina (Debate, 2011), Octavio Paz. El
poeta y la revolución (Debolsillo, 2014) y El arte de la biografía (Debate,
2012). Ha
escrito para The New York Review of Books, The New Republic, Dissent y El País,
entre otros medios.
Fue subdirector de la revista
Vuelta, desde 1981 hasta 1997. En 1993 fundó la Editorial Clío, productora de
libros y documentales históricos. En 1999, fundó la revista cultural Letras
Libres, que se publica en México, España y en su edición online.
Entrevistarlo es una aventura
prodigiosa, no solo porque resulta casi milagroso conseguir un espacio en su
agenda, sino también porque el arte de la conversación es en Krauze tarea fina
que urde con hilos de oro legítimo, esa esgrima verbal tan sustanciosa y tan
ajena en estos tiempos de aturdimiento mediático y agresiones que van y vienen
de uno al otro lado de ideas contrarias o similares.
México es siempre el tema
recurrente, obligatorio y natural en una entrevista con el célebre intelectual.
La mañana se expandía entre nubes y soles en su casa de la colonia La Condesa,
en la capital del país, donde se toma el mejor café de la ciudad y donde la
pulcritud es el gran lujo en un territorio bellamente organizado.
Sereno, afable sin
estridencias, reflexiona unos cuantos segundos hasta dar con la respuesta
acertada a cada pregunta y uno tiene la sensación de que podría estar hablando
horas enteras con un hombre que maneja su erudición con sobriedad admirable.
Esta es la conversación en
formato de pregunta y respuesta, para reflejar –en la medida de lo posible- esa
fluidez para expresar pensamientos con los que uno puede estar o no de acuerdo,
pero que siempre convocan al debate y a la autorreflexión.
UNA ENTREVISTA CON ENRIQUE KRAUZE
–¿Puede la entrevista
convertirse en un diálogo o sólo es el cuestionamiento a quien se supone sabe
más que uno?
–Creo que sí, que se puede
convertir en un diálogo. Depende de muchos factores. Quizás de una especie de
magia o empatía. De cordialidad que se da entre las dos personas.
–La cordialidad está peleada
con el estilo, por ejemplo, de la periodista italiana Oriana Fallaci…
–Sí, porque una conversación
puede tener lugar entre dos personas que piensan distinto, pero si se convierte
en un sucedáneo de boxeo o de un duelo, entonces es mejor el insulto.
–Hubo una época en que se
había puesto de moda el estilo duro, agresivo, en el periodismo
–Es un estilo bastante
estéril; por algo pasó de moda.
–Usted sabe que vengo de
Argentina, donde el liberalismo está muy ligado a la derecha recalcitrante…
–Hay una relación entre el
liberalismo económico y el liberalismo político, pero no son lo mismo. Creo
firmemente que se puede ser liberal en lo político, pero no ortodoxo en lo
económico, ni mucho menos adscribir al neoliberalismo. Por ejemplo, vamos a
poner a Isaiah Berlin, que siempre ha sido uno de los hombres que más he
admirado. Era un perfecto liberal en lo político y provenía de la mejor
genealogía liberal en la historia, pero que nunca dejó de pensar que el
socialismo y los ideales de fraternidad, de igualdad, de atención a los más
necesitados, debían perder vigencia. Creo que el Estado tiene una función muy
importante e ineludible. Quizás la contaminación a lo largo de mucho tiempo el
liberalismo político clásico con el liberalismo económico, haya sido una de las
razones por las cuales se afectó el ideal. Quisiera creer que este libro y
algunos otros libros y ensayos míos, contribuyen a colocar el liberalismo
clásico en el lugar que merece.
–En los momentos de
desasosiego de esta tremenda actualidad mexicana, me da por pensar en el
Porfiriato, del que usted es tan crítico…
–Bueno, soy crítico y no. Por
un lado debo decir que no primaba la paz de los cementerios. El Porfiriato,
como toda la historia de México, está lleno de mitos. Creo que México es el
país más oprimido por los mitos que cualquier otro del continente latinoamericano.
Vivimos literalmente sepultados por un alud de mitos. Uno de esos mitos dice
que el Porfiriato fue una espantosa dictadura y que se vivió durante 35 años en
la paz de los cementerios. Vea usted los programas que estoy haciendo ahora
para la televisión y se dará cuenta de que el Porfiriato fue una época de gran
desarrollo económico y social, incluso cultural, México tuvo paz. Un país
absolutamente diezmado por las guerras civiles, raciales, internacionales e
internas, un país casi despoblado, un país sin futuro, de pronto encontró un
gobernante claro, con un proyecto de estadista, que llevó a México a ubicarse
en un lugar respetable y respetado, entre las naciones. No era tan rico como
Argentina en aquella época, pero llegó a producir su economía, sus servicios y
a colocarse en un proceso de verdadera madurez, que faltó. No se podía brincar
tres siglos de abandono en términos de pobreza e igualdad y dar vuelta todo eso
en unos pocos años. Faltó progreso político, faltó madurez, faltó ciudadanía,
faltó democracia. Pero hay que tratar de comprender a los gobernantes en su
tiempo y sí le puedo decir algo, comparado con los dictadores del siglo XX,
Porfirio Díaz es una verdadera alma de la caridad.
El PRI es una dictadura perfecta “porque
fue un poder narcótico que adormeció a la sociedad”. Foto: Francisco Cañedo,
SinEmbargo
–También es cierto que si
bien ninguno de los países del continente latinoamericano es Suiza, sorprende
muchas veces esa falta de ciudadanía que hay en México, donde cuesta mucho la
empatía con el vecino, pensar en el otro, en su sufrimiento…
–Bueno, Costa Rica es casi
Suiza. Sí puedo decirle en este punto que habiendo nacido en México, pero
siendo finalmente hijo de inmigrantes, de una familia judía proveniente de
Polonia, he tenido siempre una mirada de asombro, de extrañeza, de fascinación
y de tristeza por la cultura y la riqueza de este país, la espiritualidad sobre
todo en las mujeres, por un lado y por el otro por los vicios y los defectos que
acarrea eternamente. Es un país violento. De verdad es violento. Es un país
donde se está sacando la pistola de manera real y virtual todo el día. Esto que
usted y yo estamos haciendo ahora, que es lo que también hice en mis libros y
que consiste sencillamente en conversar, simplemente no existe. Aquí suena la
vieja canción de “Jalisco nunca pierde y si pierde, arrebata”. Es la
incapacidad de escuchar. A veces pensé que esa cultura de la intolerancia era,
digamos, de signo marxista, que tenía que ver con las ideologías, pero creo que
es anterior, que viene del siglo XIX y de la lucha entre los liberales y
conservadores; fue tan dura, tan llena de odio, que en la lucha contra los
ultramontanos y católicos de los conservadores, los liberales se volvieron igualmente
ultramontanos y dogmáticos. Esa intolerancia frente a las opiniones del otro,
que se vuelve intolerancia del otro, es muy mexicana.
–Bueno, ubicar esa
intolerancia en un tiempo histórico es esperanzador, puesto que quiere decir
que no estamos frente a una trampa antropológica, como las que denunciaba
Ryszard Kapuściński, en relación con África…
–Ah, no. Vamos a ver. Existen
indudablemente las causalidades de toda índole, sociales, culturales,
económicas, antropológicas…el haber venido de un pasado Mexica, que no fue
precisamente suave, el haber sufrido el shock de la Conquista, todo eso pesa,
la historia pesa, el pasado es presente, pero no llevaría las cosas al extremo
de pensar que vivimos en una jaula antropológica. Creo que existen, si se
comprenden los procesos, opciones de libertad y de progreso. Pero ahí está el
problema: si se comprenden los procesos. En México, lo he estado diciendo, hay
un déficit de comprensión frente a las taras que nos heredó el pasado, tanto el
remoto como el reciente.
–Habla usted en su libro de
socialismo democrático…
–Bueno, creo la
socialdemocracia sueca o la tradición escandinava es eso. Creo que debidamente
acotado por la opinión pública y el aparato judicial, un Partido
socialdemócrata puede hacerlo muy bien. Lo hizo muy bien en España, pero allí
le faltó acotar el poder, porque el tema de la corrupción siempre está
rondando. Ahora tanto como concebirme como un socialdemócrata, no sé, estoy una
zona entre la socialdemocracia y el liberalismo político. Pero jamás he sido un
liberal en lo económico ni mucho menos…
–No cree, entonces, en la
teoría del derrame
–No, si ya estamos viendo los
resultados de esa teoría en la crisis actual. Hay una profunda desigualdad
sobre la que ha habido gran reflexión recientemente. Lo que creo que hace falta
son ideas prácticas para ayudar a los que están abajo y en ese sentido siempre
he sido un ardiente defensor y admirador de las ideas de Gabriel Zaid. Si no
fuera porque nunca concede entrevistas, estaría desde luego en mi libro. Pero
ahí están sus trabajos. El progreso improductivo, por ejemplo, una verdadera
mina de ideas concretas y asequibles para cómo verdaderamente ayudar a la gente
que lo necesita. Y si dije ayudar, apoyar, ideas, esas mismas palabras le
hablan de usted de que no se trata de laissez faire, laissez passer. En
términos de economía, creo en el mercado, pero no lo deifico. Puede usarse el
mercado para que a través del mercado pueda introducirse una animación de la
economía en las zonas pobres y marginadas de los países.
EL CREPÚSCULO DE LOS INTELECTUALES
–También Gabriel Zaid ha
hablado críticamente de la función social de los intelectuales y de la relación
con el poder…
–Creo que estamos en el
crepúsculo de los intelectuales, en el sentido de que la figura del intelectual
tal como se conoció en el siglo XX, ha cambiado profundamente. Ahora estamos en
el reino del comentario político, de las columnas breves, de las opiniones de
140 caracteres. La velocidad y la aceleración de la vida contemporánea no ha
ayudado mucho a la figura serena y apartada del intelectual. Sin embargo, el
intelectual tiene todavía una función, siempre y cuando defienda sus armas
específicas que son el conocimiento, la comprobación, la fundamentación, la
lectura profunda, la conversación respetuosa, tolerante, y los argumentos
pulcros y claros.
–¿Coincide con Umberto Eco
cuando dice que las redes sociales le han dado voz a los menos lúcidos, a los
patanes?
–Le han dado voz a los
patanes, pero también le han dado voz a gente que ha descubierto el milagro de
la expresión. Me parece un pensamiento un poco elitista del gran Eco. Mire,
creo que las redes se usan por un porcentaje de los tuiteros como procesos inquisitoriales
Express, donde se da todo tipo de mentiras, de calumnias, de barbaridades,
insultos, escupitajos…Mi experiencia es que son una minoría y que la gran
mayoría acude allí para romper la soledad, para hacer un arco de comunicación
con el otro y hasta para informarse un poco. Ahora bien, de ahí a considerar
que pueden ser armas o depósitos de verdadero conocimiento, estamos un poco
lejos. Si la gente se quiere informar, lo siento, tiene que hacerse a la idea
de que debe leer más de 140 caracteres.
–¿Lee lo que se dice de usted
en las redes?
–Durante una época fui presa
de ese alcoholismo cibernético y como fui blanco de varios ataques sobre todo
antisemitas, pues reaccioné, porque soy una persona que le gusta la esgrima y
la polémica. Pero luego me di cuenta de que era algo tan minoritario, que se
hacía prácticamente inexistente. La vida es breve y hay que dedicarla a hacer
libros, a hacer la revista, a hacer empresas, documentales…hay tantas
oportunidades de creatividad y la cultura no es una zona de desastre en México
y hay que procurar que lo sea cada vez menos.
MÉXICO, TORTURADO Y TORTURADOR
–Se refiere usted en su libro
al México torturado, pero en estos tiempos México parece haberse convertido en
torturador
–La tortura está en no
comprender, ahora que nos urge comprender, qué tanto heredamos de esas largas
décadas pacíficas del siglo XX y que nos ha impedido vertebrar una sociedad
decente. Era tan poderoso el Partido hegemónico y el Presidente sexenal e
imperial que nos condenó a una especie de adolescencia fósil. Fueron 70 años de
no tener que ser ciudadano, ¿para qué?, 70 años de no tener que preocuparnos
por la justicia, por la policía, los ministerios públicos, los procuradores,
toda la cadena de una sociedad civil y decente –por decente quiero decir que
respete la vida humana- Todo lo
arreglaba el Papá Gobierno, que estaba cargo de todo, vivir era como acomodarse
alrededor de ese gran padre. Había por fortuna excepciones en personas que
buscaban un camino independiente en la economía, en la sociedad. No obstante,
la presencia del PRI fue muy grande. Sí fue la dictadura perfecta como dijo
Mario Vargas Llosa, pero perfecta en mucho más de un sentido que el propio
Vargas Llosa imaginó, porque fue un poder narcótico que adormeció a la sociedad.
La convenció de que podía haber paz, orden, crecimiento económico y ahí la
llevábamos los mexicanos, divirtiéndonos alegremente o no alegremente, pero
había mientras tanto zonas muy preocupantes, como la pobreza de las urbes, la
pobreza campesina; pero, sobre todo, a mi juicio, nos olvidamos de la
democracia y de la justicia. Mi generación luchó por la democracia y ahora
México vive una democracia difícil, pero vive una democracia. Lo que no vive es
una justicia. Aquí la impunidad, la corrupción y la violencia proponen la ley
de la selva. En México se vive la ley de la selva, pongámoslo así. ¿Dónde están
las leyes? ¿Dónde está la respetabilidad de los jueces y de todo ese universo?
Esa es una herencia del siglo XX que no está entendido, por eso desembocamos en
la denuncia rápida de decir que la culpa es de Peña Nieto, de Calderón…¡Claro
que tienen una responsabilidad enorme! ¡Claro que debemos exigirles todos los
días! Sólo que con la denuncia express se avanza poco. Hay que comprender la
historia.
–Dijo usted en la pasada
edición de la FIL Guadalajara que de la resolución de los 43 de Ayotzinapa
dependía el futuro de la democracia mexicana; a un año de aquello no sólo no se
ha resuelto ese caso, sino que ahora tenemos también el de los cinco de la
Narvarte…
–Déjeme decirle que tengo una
convicción que quizá sea impopular, pero la tengo…El crimen de los 43 fue
provocado por la colusión del Presidente Municipal, su esposa, con un grupo de
los policías municipales y un grupo de narcotraficantes. En esa zona además
pobrísima del país, donde al mismo tiempo hay plantíos riquísimos y vastísimos
de amapola. No sé cuál fue la participación del Gobernador de Guerrero en esto.
No se sabe bien qué hizo el ejército, no el ejército en general, sino el
apostado en esa zona. Lo que pasa es que es tal el escepticismo de la opinión
pública, debido a toda esta herencia que le menciono y a la experiencia
cotidiana de la impunidad, que la gente no cree en la verdad y el Gobierno
federal, por otra parte, fue muy torpe en su política de comunicación y luego
surgieron nuevos hechos que restaron aún más la credibilidad. Fue un crimen
atroz que se enmarca entre los miles de crímenes atroces que vive este país que
está en medio de una guerra. Creo que hay una gran tragedia y también creo que
hay una manipulación de la tragedia.
–Nadie quiere de antemano
descubrir que el ejército haya participado en el crimen de Ayotzinapa, pero su
rechazo a declarar ante la fiscalía crea sospechas y mucho enojo…
–Sí, pero en ese sentido le
voy a decir otra frase impopular…
–Bueno, es mejor lo impopular
que la corrección política
–¡Gracias! Nunca he
practicado la corrección política, no la conozco y más bien he sido –muy
orgullosamente- blanco de la corrección política. Quiero decirle esto: es muy
grave que el Ejército no haya querido comparecer y también es muy grave que los
voceros de la corrección política y del populismo intelectual, periodístico y
literario no hayan visto la otra cara de la moneda. Es decir, ¿qué estaba
pasando en términos ideológicos y políticos en la Normal de Ayotzinapa?
¿Estamos o no estamos en la construcción de una democracia? ¿Cuáles son los
márgenes de tolerancia para un movimiento guerrillero? No digo que los
estudiantes eran guerrilleros, pero sí creo que en esa zona de Guerrero hay
guerrilla. Siempre ha habido guerrilla. Guerrero siempre ha estado en armas, no
se ha pacificado desde tiempos de la Independencia. ¿Por qué no analizar
también esta tradición de guerrilla blanda de varias escuelas normales? Porque
eso es incompatible con la democracia.
“La
falta de empatía, de emoción, frente a la tragedia cotidiana de México es
imperdonable”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
–Al mismo tiempo representa
como un cierto orgullo de la zona, en el sentido de que es una zona que no se
deja y lucha por lo que le corresponde…
–Lo que quiero decir en el
fondo es esto: el análisis desapasionado, profundo, verídico, casi diría yo
científico, si eso cabe en la historia, de lo que ha ocurrido en esa zona del
país en los pasados 20 años, es algo que nos falta. No he leído ningún libro
sobre eso. He leído denuncia tras denuncia y no estoy diciendo que estén
injustificadas ni mucho menos estoy queriendo atenuar la atrocidad del crimen.
Estoy queriendo simplemente enmarcarlo en la guerra en que estamos los
mexicanos en muchas zonas del país, debido al crimen organizado, producto de
circunstancias que vienen del siglo XX, como nuestra vecindad con los Estados
Unidos, la debilidad de nuestro estado de derecho, la demanda de drogas desde
los Estados Unidos, la exportación de armas desde allí…son muchos factores.
México, para decirlo rápido, está en el ojo del huracán de una tormenta
perfecta. En las zonas más pobres de México un joven tiene que escoger entre ser
un campesino miserable y probablemente emigrar hacia los Estados unidos con
riesgo de vida para ganar unos dólares o ganar 50 mil pesos semanales, traer un
gran coche y usar una metralleta sirviendo al crimen organizado. Lo que demando
frente a esto es transformar la cultura de la denuncia en una cultura de la
investigación profunda, de la búsqueda de causas y de la propuesta y de las
ideas para solucionar.
–Con todo respeto, le diré
que hay algo que obstaculiza esa demanda y es la falta de empatía por parte del
poder. Si no lloramos juntos antes, no habrá proceso de resolución posible a
todos nuestros males
–Tiene usted toda la razón
–¿Por qué la Primera Dama
sale a defender su familia en una intervención pública donde no muestra un solo
signo de compasión por las familias de los estudiantes desaparecidos?
–La señora es absolutamente
indefendible y en ese sentido le puedo decir que el Presidente ha fallado de
una manera imperdonable a todos los mexicanos. Evidentemente, lo primero es el
corazón, estoy de acuerdo con usted. Déjeme
estar de acuerdo con usted y explicarle por qué. Los políticos, incluso
cuando son cínicos y son cínicos muchas veces, suelen decir: – Mire, aunque sea
finja usted los sentimientos, pero expréselos. La falta de empatía, de emoción,
frente a la tragedia cotidiana de México es imperdonable. En ese sentido,
quiero decirle que Felipe Calderón y su esposa, llegaron a tener algunos momentos
mejores que los de Enrique Peña Nieto. Hubo tragedias naturales que ya se
olvidaron y lo primero que un mandatario tiene que hacer es ir inmediatamente
al lugar. Para ser concreto en esto: si me imagino en una circunstancia como la
de Ayotzinapa, lo primero que hago es desaparecer los poderes en Guerrero e ir
a Iguala ese mismo día y no salir de ahí durante 10 días, en lugar de irme a
China. Inmediatamente, además, aunque me griten, aunque me escupan,
solidarizarme con los padres y mostrar un desgarramiento. Pero esto es lo que
ha habido.
–¿Quién ha sido el Presidente
más humano de la historia de México?
–Lázaro Cárdenas, desde
luego. Sabía escuchar. Por eso es tan querido y recordado. Por eso le decían
“Tata”. No resolvía muchas cosas, es verdad, pero repartió la tierra,
nacionalizó el petróleo y recorrió el país escuchando a su gente. Con dolor
debo decirle una cosa: no encuentro en la historia de México a muchos
Presidentes con corazón. Evidentemente Francisco I Madero, que tenía tanto
corazón que lo mataron. No muchos más.
–Muchos de mis compañeros y
yo sentimos el crimen de La Narvarte no como un ataque a los medios, sino como
un ataque a nuestra tarea cotidiana, generalmente mal paga y tan poco valorada…
–Bueno, no es el primer
periodista que asesinan de Veracruz
–No, claro
–Lo que pasa es que siempre
hay una gota que derrama el vaso y creo que hay tanta relación entre Ayotzinapa
y Narvarte porque fueron gotas que derramaron el vaso. Es decir, no puede ser
tanto nivel de impunidad. ¿Qué mexicano cree ahora en que si es asaltado o
vejado de cualquier forma, puede acudir a la policía o a la justicia para que
lo ayude? Vivimos realmente en una situación penosa, de guerra. El que no
estemos oyendo el ruido de las bombas en estos momentos no quiere decir que no
estemos en guerra. Al mismo tiempo, con los medios de comunicación actuales,
sobre todo los digitales, la indignación se expresa. Entonces, ahí viene la
sutileza de mi punto o de mi llamado: Bienvenida, la denuncia; bienvenida, la
indignación, sobre todo cuando viene de los jóvenes que se niegan a vivir en un
país sin ley. Pero la indignación no es suficiente, al contrario, es muy
insuficiente, porque lo que necesitamos es participación. Cuando surgió el
#Yosoy132, me dije qué bien que denuncian, qué bien que se indignan, ahora
hagan una organización política, porque sino serán humo, van a desaparecer.
Dicho y hecho.
–Sabe que lo mismo me dijo
Pepe Woldenberg…
–Bueno, Pepe es un poco más
joven que yo, pero siempre hemos tenido muchas coincidencias.
–Uno ve a Gobernadores como
Javier Duarte y se pregunta, ¿pero qué estamos votando?
–Mire usted, me pregunto por
las generaciones de la gente de 30 años, incluso de 20, ¿por qué no sienten la
necesidad imperiosa de incorporarse a la actividad política? En mi generación
lo hicimos de una forma y luchamos por la democracia. Ahora, en cambio, veo a
muchos adolescentes fósiles o personas de 40 y 50 años que de veras creen que
la vida es eterna. Que el país es cosa que está a cargo de otros a quienes
puedo insultar y denunciar. Por eso hablo tanto de la participación. Tomen el
destino del país en sus manos, formen instituciones y grupos que perduren,
hagan iniciativas de toda índole. Sí las hay en México, más de las que creemos.
Hay una urgencia de actuar, porque el país se nos está yendo de las manos. Si
los buenos no actúan, los que ganan son los cínicos, los vivales. En el caso
del Gobernador de Veracruz que usted menciona, el haber dicho las cosas que
dijo, sin contar las que hizo, es algo absolutamente imperdonable. México
merece mejores gobernantes. Sentirte heroico porque pones un tuit con una
mentada de madres no va a cambiar las cosas en México.
“Padecemos una falta de libertad de
expresión a causa del sangriento crimen organizado y los Gobiernos corruptos
involucrados”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
–¿Hay restricciones de la
libertad de expresión en México?
–Creo que estamos ante una
libertad de expresión que no existía en el pasado, pero claramente padecemos
una falta de libertad de expresión a causa del sangriento crimen organizado y
los Gobiernos corruptos involucrados. En este contexto, el periodista siempre
pierde. Si denuncia al Gobierno, lo reprimen y lo matan. Si denuncia al crimen
organizado, igual. Bueno, no sólo el periodista, hasta el que tiene un blog es
acosado. Es muy serio el acoso a la libertad de expresión que se vive
actualmente en México. Pero es de otra índole, distinto a las limitaciones que
se tenía en México en el pasado reciente.
–¿No se resuelve esto
legalizando el consumo de drogas?
–Por supuesto, hay que
legalizar la marihuana y todo lo demás. Tomar el tema como un asunto de salud pública
y usar todos los recursos que tiene el Gobierno para comunicación y en otras
zonas donde cabe hacer recortes, canalizar los fondos para crear conciencia
entre la gente de que debe usar su libertad, pero no en detrimento de su vida.
El hombre es libre, para hacer con su vida lo que quiera, incluso para
quitársela, pero es bueno que la sociedad le advierta que es mejor vivir.
–¿Cómo ve usted a estos dos
mandatarios tan jóvenes y tan distantes como Miguel Ángel Mancera y Enrique
Peña Nieto?
–Bueno, no son comparables.
No los veo semejantes, salvo en lo de la edad. Creo que al Presidente la ha
faltado mucho articular una comunicación que tenga un componente emotivo y que
llegue al corazón de los mexicanos. Es un Presidente aislado, silencioso y
apartado. Ha sido muy malo para él ese aislamiento. Mancera tampoco comunica
bien, tampoco emociona, es más bien parco…Como usted bien sabe, tampoco me
gusta el discurso populista de Morena y de Andrés Manuel López Obrador, porque
apela a los mitos más profundos de la historia mexicana y sobre todo tiene una
pretensión de verdad absoluta y él un mesianismo que me preocupa. No veo en el
panorama político mexicano a un personaje que pueda hablar con sencillez y
emoción. Me dicen que el Bronco, en Nuevo León, pero no me gustan sus
referencias a Dios y a sentirse iluminado, tampoco me gusta ese tipo de
mesianismo. ¿Qué se necesita? Mire, hablemos menos de los políticos faltos y
más del debate público. La calidad de una democracia depende de la calidad del
debate público. Si los políticos no tienen el discurso adecuado para este
momento del país, cuando menos busquemos que ese discurso vaya construyéndose
en el marco del debate público. Las conversaciones de mi libro son una pequeña
contribución a este proceso. Y nuestra conversación, bueno, vamos a ver qué
dicen sus lectores, también es una contribución al debate público. Tiene que
ver con las formas, ¿sabe? Tiene que ver con el tiempo que usted me está dando
para escuchar y con el tiempo que yo le estoy dando para hablar. Hemos dicho
algunas cosas aquí, como participación, debate, justicia, leyes, todas palabras
abstractas a las que hay que llenar de contenido.
–No quisiera terminar esta
nota sin mencionarle su entrevista a Bernard Lewis, quien niega toda
posibilidad de democracia en el Estado del Islam y en ese sentido deberíamos
conformarnos –dice- con dictadores más humanos…
–Lo que quiero decirle
primero que todo es que Bernard Lewis vive todavía. Va a cumplir 100 años el
año que viene, así que se ve que la historia es garantía de longevidad, lo que
espero de corazón que así sea por los 20 libros que tengo que hacer más lo que
se acumule. No, no estoy de acuerdo con lo que dice acerca de la falta de
democracia en el Estado del Islam, aunque cuando uno ve escenas como las de
Isis ayer mismo colgando a un arqueólogo en Palmira, cueste creerlo. No creo de
todos modos en el ADN definitivo en la cultura de los pueblos. Y en eso, fíjese
usted, tengo dos esperanzas que aparecen en la conversación con Daniel Bell.
–La polémica conversación con
Daniel Bell
–Sí, pero por ejemplo, habla
de la importancia de la mujer en el mundo islámico y eso me gustó mucho eso.
Creo mucho en las mujeres. Los hombres deberíamos retirarnos de la historia,
porque solo sabemos matarnos los unos a los otros. Si yo fuera cursi diría que
lo que tienen que hacer los gobernantes mexicanos es tocar su lado femenino.
Pero para no ser cursi, pensar en las madres mexicanas. Por otro lado, la otra
esperanza está en estos aparatitos tecnológicos que funcionan como un vehículo
de libertad.
–¿Israel es el malo de la
historia?
–¿Sabe? He escrito muy poco
sobre Israel, porque mis temas son México, el oro hispánico, Latinoamérica, la
libertad, el liberalismo, el marxismo, pero vengo de una familia judía, lo que
no significa ser sionista ni mucho menos. Mi abuelo era socialista y no era
sionista. Creo en tal sentido que Israel tiene derecho a existir, aunque su
fundación misma haya sido una tragedia provocada por otra tragedia. Sobre esto
reflexionamos Gabriel Zaid y yo en la revista Letras Libres de septiembre,
durante la Guerra de Gaza, en un número que fue histórico. Debe saber usted que
él proviene de una familia palestina y yo estoy muy orgulloso de mi amistad con
él. Ambos creemos que debe sobrevenir la paz, que debe haber dos Estados, que
la tragedia está allí, que es irreversible, pero que no tienen por qué seguir
matándose entre ellos. Pero nací en México y seguramente moriré en México. Creo
que estamos en una complicada construcción de una democracia, en un país con
inmensas herencias negativas y grandes carencias, que requiere la participación
de la gente joven. Jóvenes, a trabajar.
–No voy a cometer la
cursilería de preguntarle si es feliz, pero conozco a sus dos hijos, Daniel y
León, y me gustaría preguntarle si ha valido la pena toda esta vida dedicada al
conocimiento
–Por supuesto que ha valido
la pena, pero la justificación de cada día de mi vida está en mis dos hijos y
ahora en mis tres nietos y en esos hijos virtuales que son los libros y los
documentales que llegan cada domingo a la gente.
(SIN EMBARGO.MX/ Mónica Maristain/
agosto 24, 2015 - 00:04h 18)
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