martes, 3 de enero de 2012

AGRESIÓN IMPUNE EN CONTRA DE PERIODISTA



Una semana después de que el columnista y catedrático de la UAS, Arturo Santamaría Gómez, interpuso una denuncia penal contra el alcalde Héctor Melesio Cuen Ojeda por amenazas y lo que resulte, la Procuraduría General de Justicia del Estado no ha solicitado declarar a ninguna persona respecto al caso.


Santamaría Gómez, doctor en ciencias y autor de una docena de libros, también hizo lo mismo en la Comisión Estatal de Derechos Humanos el viernes 23 de diciembre pasado, luego de hacer públicos sus temores y tras analizar un desplegado intimidatorio contra su persona, publicado en un diario local.

El catedrático expuso en la denuncia ante la PGJE que desde hace semanas ha visto vehículos y personas sospechosas afuera de su domicilio, en Mazatlán, y que desde que unos jóvenes preguntaron por él y su familia a sus vecinos la preocupación se hizo presente.

Todo empezó el 9 de diciembre con la publicación de un desplegado anónimo en El Debate, tildando al investigador de la UAS como un “sicario del periodismo”.

El desplegado sin responsable de publicación, pero atribuida a “cientos de universitarios”, no solo iba dirigido a Santamaría, sino a todos aquellos columnistas que se dedican a realizar ataques infundados contra las autoridades de la UAS.

Entonces Santamaría contestó en su entrega a Noroeste sobre la opinión que tenía sobre dicha publicación anónima, y con el paso de los días comenzó a externar que se sentía vigilado, al percatarse de vehículos sospechosos afuera de su domicilio.

El viernes que Santamaría acudió a la CEDH, el alcalde Cuen Ojeda declaró a Noroeste que, en efecto, a Santamaría puede dársele el trato de “sicario de la pluma”. “Ese desplegado lo retrata de cuerpo entero”, dijo Cuen, quien con esta actitud de reto, según el propio Santamaría, estaba avalando la amenaza velada del desplegado.

Tanto Ríos Estavillo como el procurador Marco Antonio Higuera Gómez prometieron dar seguimiento a las inquietudes de Santamaría. Posteriormente, el 29 de diciembre los exrectores Jorge Medina Viedas, David Moreno Lizárraga, Audómar Ahumada Quintero y Rubén Rocha Moya se pronunciaron públicamente en apoyo del catedrático.

Sin embargo, la reacción de Cuen después de enterarse de que había sido denunciado penalmente ante la PGJE, por segunda ocasión, por alguien del mismo grupo disidente, sostuvo que Santamaría se estaba “haciendo la víctima” y que por eso “se tiraba al suelo”.

Ese mismo día, el doctor Miguel Ángel Díaz Quintero, asumido como universitario, publicó otro desplegado donde se responsabilizaba del primero hecho de forma anónima, y deslindando así a Cuen de cualquier acto punitivo en el que hubiese incurrido. Incluso la dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento boletinó el deslinde para Cuen.

Pero Díaz Quintero no previó que ya el rector Víctor Antonio Corrales Burgueño se había desmarcado en un comunicado oficial de esas agresiones contra Santamaría y había desmarcado a la UAS de todo el contenido del desplegado, otro intento por silenciar las opiniones divergentes en la Casa Rosalina.

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