sábado, 27 de julio de 2013

HUÉPAC 1885-2013... SU EVOLUCIÓN



En una meseta a 645 metros sobre el nivel del mar y a 100 metros sobre el nivel del Río Sonora, en el centro de los demás pueblos ribereños, en pleno Valle de Sonora se encuentra el antiguo poblado de Huépac
 
Desde las alturas observamos sus calles rectas, al centro un amplio espacio que ocupa desde su fundación el Templo de San Lorenzo y, contiguo el convento, el Palacio Municipal y las casas de los comerciantes con mayor capital: Adolfo Durán, Rómulo y Federico Padilla, los Molina y Rafael López Domínguez. Ellos mueven la economía del poblado.

El establecimiento del señor Rómulo Gallegos llamado Ciudad de Chihuahua, licorería de vinos importados de Europa; al frente de una pequeña plaza llamada El Porvenir, ahí se construyó después el edificio de la Escuela Primaria 10 de Mayo que hoy ocupa el Centro de Maestros; la cantina del señor Francisco Rogel y una lavandería de chinos. Al alejarnos del primer cuadro o sea el centro histórico, se encontraban tiendan más modestas, había algunas con mostrador de ladrillo. La fábrica de cigarros La Esmeralda del Señor Francisco Padilla, más alejadas las pequeñas fundiciones y el señor de los fuegos artificiales que fabricaba cohetes e imágenes luminosas. Había también molinos de piedra o sea táunas movidas por bueyes o asnos y que molían el trigo, después se convirtieron en molinos de agua al trasladarlos a las milpas. Años después vino el molino El Sonorense, moderno, de cilindros, movido al principio por vapor y después con motores diesel de la Familia Quiroga Corella, que promovían la siembra de trigo y habilitaban a los agricultores.

El ganado abundaba, aun los más pobres ordeñaban una o dos vacas y criaban además gallinas y cerdos, es decir su alimentación era buena, además de las hortalizas que sembraban, salvo algunas familias de peones de pobreza extrema.

Existían artesanos que trabajaban el cuero fabricando sillas de montar, reatas, cabestros de cerdas, aparejos, teguas, zapatos de trabajo, chanclas de mezclilla, sombreros y petates de palma. También había cerámica rústica (ollas y cajetes para el agua y la cocina), pequeñas minas trabajadas por españoles que después se pasaron a compañías extranjeras formando personas especializadas.

Durante el verano las lluvias eran abundantes, aguaceros con tormentas eléctricas, crecientes de arroyos y de ríos que se llevaban cosechas y las tierras de siembra. Temidas eran las llamadas equipatas de invierno, a veces con mayores crecientes y los desastres consiguientes. Por lo tanto los campos estaban siempre verdes pero los caminos intransitables aun para carros de tracción animal.   Era una comunidad pacífica y laboriosa, interrumpida su paz de cuando en cuando por las asonadas de apaches o yaquis rebeldes.

Las primeras letras las enseñaron los misioneros, también la agricultura con nuevas semillas y ganado.  Quienes podían pagaban maestros particulares a sus hijos y el ayuntamiento cobraba un impuesto por cabeza de ganado para sostener la educación.

Ya cerca de 1900 el gobierno del Estado asume la obligación de la enseñanza. También se impartían conocimientos de inglés y contabilidad.  Llegaron maestros normalistas de la Ciudad de Mexico, entre ellos el maestro Preciado y su hija Jesusita, las maestras Bianchi, el maestro y doctor Puebla y también el maestro guatemalteco Santos Trejo, son algunos de los que recuerdo.

En enero de festejaban las festividades de Nuestra Señora de la Paz, llamada la Fiesta de los Ricos. Con el tiempo solo quedaron las Fiestas de Agosto en honor al Santo Patrono San Lorenzo el día 10 y fecha de la fundación de Huépac; el 16 de septiembre y la navidad.

Todas las familias acostumbraban a levantarse con el alba, las mujeres a preparar el café y el desayuno, los hombres después de tomar el café caliente se dedicaban a preparar sus animales y los útiles de labranza mientras se alistaba el desayuno que consistía por lo general en huevos, frijoles, tortillas de maíz recién hechas o de trigo. Volvían de sus quehaceres hasta el anochecer. Lo comerciantes a sus labores y los niños a la escuela, al salir llevaban el lonche a sus padres, llevaban leña y otras labores pequeñas.

Era una comunidad laboriosa y pacífica “Vivíamos con trabajos y calamidades pero, felices”, nos relatan las personas mayores.

Estalla la Revolución cambiando el panorama y la vida de todos. Empieza la emigración. Los ricos se llevan sus capitales a Hermosillo, Baja California, Estados Unidos y las familias pobres salen también en busca de trabajo.

De 1940 en adelante se promueve otra vez la agricultura con la siembra de hortalizas, tomate, algodón, trigo y compañías extranjeras promueven otra vez la minería.

Hoy en estos tiempos Huépac tiene menos del 50% de sus habitantes; pero esta comunicado con Hermosillo, Cananea, Magdalena, la frontera etc., dispone de energía eléctrica, agua potable y teléfono, escuelas desde kínder, primaria y secundaria técnica.

Pero sigue la emigración, sobre todo por los estudiantes que ya no vuelven a su hogar, no hay fuentes de trabajo para sus nuevos conocimientos.

Sin embargo sus habitantes siguen siendo amables, amistosos y atentos a los cambios de los tiempos actuales.

Por falta de agua vuelve a decaer la agricultura, ganadería y las minas están paralizadas


Dr. Sigifredo Montoya López
Cronista de Huépac, Sonora
miembro fundador de ACROS

Médico cirujano y  maestro. Tiene 94 años, y sigue investigando y presentando sus artículos en las Reuniones y congresos de ACROS

(DOSSIER POLITICO/ Dr. Sigifredo Montoya López/2013-07-26)

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