Al
verse amenazado por el hombre que perturbó la paz en la empresa en donde
trabajaba, Erasmo sacó su pistola y no dudó en accionarla contra el malviviente
Por:
Rosendo Zavala | Saltillo, Coahuila.- Aterrado por sentir que su vida corría
peligro, Erasmo sacó su revólver y disparó ignorando que había escupido la
muerte, convirtiéndose en criminal tras atinar en el cuerpo del delincuente que
murió mientras se daba a la fuga.
Rompiendo
el silencio de la noche con el estruendo de su vieja pistola, el guardia
defendió la nave industrial que cuidaba con recelo, espantando a los ladrones
que con prisa justificada huyeron para no sufrir la misma suerte que su
infortunado amigo.
UN DÍA MÁS
Portando el uniforme de seguridad que le hacía sentir
importante, Erasmo bajó del camión y tranquilo enfiló su andar hacia la empresa
donde requerían sus servicios, el día se pintaba de trivialidad pero con un
esbozo de alegría intentó ponerle buena cara al tiempo.
Caminando
indiferente por el bulevar Vito Alessio Robles, el guardia se perdía en sus
pensamientos mientras llegaba al portón de la comercializadora donde viviría la
pesadilla que protagonizó despierto repentinamente.
Acompañado
por la tranquilidad de la noche, el joven de aspiraciones policiales rondaba
los pasillos del negocio meditando sobre la quietud del momento; apenas era
lunes y su lógica indicaba un amanecer de nula actividad.
Pero lo que el guardia no sabía era que la tragedia lo
rondaba muy de cerca, porque a escasos kilómetros de ahí corría la camioneta
donde un grupo de primos desafiaba la oscuridad buscando el sitio perfecto para
delinquir.
Mientras
la realidad tomaba forma inadvertidamente, los rondines del cuidador se
multiplicaban como queriendo evitar el suceso que para entonces ya tenía fecha
y hora, cuando sus protagonistas se dirigían al punto que los enfrentaría en el
peor de los escenarios.
TRÁGICO ENCUENTRO
Jugando con el tolete que usaba para espantar el
aburrimiento, reanudó sus andanzas durante algunos minutos buscando la acción
que parecía ausente, mientras el sonar de los automóviles que peregrinaban por
el bulevar endulzaba sus oídos con enorme trivialidad.
Cerca
de la colonia Asturias, Adán y sus primos se embriagaban reflejando la rebeldía
que suponían invencible, expresando con desmanes el poder ficticio que
intentaban trasmitir por todas partes.
Animados
por la euforia del momento, los parranderos abordaron el vehículo en que
merodearon los rincones del poniente de la ciudad, intercambiando palabras para
crear el plan que les hiciera obtener dinero fácil en una noche que parecía
perfecta.
Durante
varios minutos los rebeldes sociales avanzaron por Vito Alessio y en un intento
por hacerse de recursos para seguir tomando se detuvieron sobre el complejo de
fábricas, de donde bajaron del auto para checar los negocios que hasta entonces
parecían abandonados.
Tras
cruzar un portón que separaba lo público de lo privado, los allanadores
avanzaron tan sólo algunos pasos en el inmueble elegido, porque una voz extraña
los sorprendió incriminándolos sobre su presencia en el lugar donde estaba
prohibido el paso.
Y es que asustado por la presencia de los invasores,
Erasmo corrió al cajón donde guardaba la pistola calibre .38 especial que
empuñó con firmeza, encarándolos para exigirles que se fueran con un disparo
que soltó… ignorando que le pegaría un tiro a Adán.
Confundidos
por lo que ocurría, los visitantes incómodos intentaron reanimar a Adán subiéndolo
en la troca para darse a la escapada, mientras el hombre que defendió la
integridad de su empresa también huía para evitar la acción de las autoridades.
MENTIRAS DOLOSAS
Acelerando
a fondo para huir de la realidad, los amigos se comieron los kilómetros de Vito
Alessio con el vehículo que interceptaron sobre el cruce de Colosio y V.
Carranza, donde presos de la desesperación gritaron pidiendo ayuda tras
percatarse de que el moribundo viajero amagaba con irse al más allá.
Rasgando
la monotonía del tráfico vial, paramédicos de Cruz Roja llegaron al punto de
conflicto para atender al lesionado, que con un balazo en el cuerpo fue
ingresado al hospital donde falleció por el plomazo que tramitó su existencia.
Mientras
el rijoso de 20 años perdía la última batalla terrenal, sus primos afrontaban
los cuestionamientos de los agentes municipales que tomaron conocimiento de los
hechos, fabricando una historia inverosímil para ocultar la verdad.
Hablando
con cautela para ligar sus mentiras de manera perfecta, los parranderos
aseguraron haber sido víctimas de la delincuencia social, manifestando que un
grupo de desconocidos atentó contra ellos repentinamente.
Validando
sus palabras con gestos de veracidad fingida, los correlones indicaron que los
atacantes les dispararon mientras arreglaban el auto en el crucero, haciendo
blanco en Adán, que se desvaneció por el balazo que lo hirió de muerte.
Destilando ficción a cada instante, los testigos
inventaron que para salvar la vida de su compañero recorrieron algunos metros
en la camioneta hasta encontrarse con la ambulancia que les brindó el apoyo
requerido, aunque de nada sirvió porque el lesionado falleció en su intento por
recuperarse en un sanatorio.
Por su parte, agentes ministeriales continuaban con la
búsqueda del pistolero de ocasión, que fue detenido bajo una orden de
aprehensión que le aplicaron por el delito de homicidio simple doloso, siendo
días después cuando descubrieron el lugar de donde sacaron a Erasmo para
ponerlo tras las rejas, donde purga la sentencia… por haber defendido su
trabajo.
(ZOCALO/
Ruta Libre/ 12/10/2015 - 09:41 AM)
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