lunes, 12 de octubre de 2015

EL FARO ROJO: EL VIGILANTE, LETAL DEFENSOR


Al verse amenazado por el hombre que perturbó la paz en la empresa en donde trabajaba, Erasmo sacó su pistola y no dudó en accionarla contra el malviviente

Por: Rosendo Zavala | Saltillo, Coahuila.- Aterrado por sentir que su vida corría peligro, Erasmo sacó su revólver y disparó ignorando que había escupido la muerte, convirtiéndose en criminal tras atinar en el cuerpo del delincuente que murió mientras se daba a la fuga.

Rompiendo el silencio de la noche con el estruendo de su vieja pistola, el guardia defendió la nave industrial que cuidaba con recelo, espantando a los ladrones que con prisa justificada huyeron para no sufrir la misma suerte que su infortunado amigo.

UN DÍA MÁS

Portando el uniforme de seguridad que le hacía sentir importante, Erasmo bajó del camión y tranquilo enfiló su andar hacia la empresa donde requerían sus servicios, el día se pintaba de trivialidad pero con un esbozo de alegría intentó ponerle buena cara al tiempo.

Caminando indiferente por el bulevar Vito Alessio Robles, el guardia se perdía en sus pensamientos mientras llegaba al portón de la comercializadora donde viviría la pesadilla que protagonizó despierto repentinamente.

Acompañado por la tranquilidad de la noche, el joven de aspiraciones policiales rondaba los pasillos del negocio meditando sobre la quietud del momento; apenas era lunes y su lógica indicaba un amanecer de nula actividad.

Pero lo que el guardia no sabía era que la tragedia lo rondaba muy de cerca, porque a escasos kilómetros de ahí corría la camioneta donde un grupo de primos desafiaba la oscuridad buscando el sitio perfecto para delinquir.

Mientras la realidad tomaba forma inadvertidamente, los rondines del cuidador se multiplicaban como queriendo evitar el suceso que para entonces ya tenía fecha y hora, cuando sus protagonistas se dirigían al punto que los enfrentaría en el peor de los escenarios. 



TRÁGICO ENCUENTRO

Jugando con el tolete que usaba para espantar el aburrimiento, reanudó sus andanzas durante algunos minutos buscando la acción que parecía ausente, mientras el sonar de los automóviles que peregrinaban por el bulevar endulzaba sus oídos con enorme trivialidad.

Cerca de la colonia Asturias, Adán y sus primos se embriagaban reflejando la rebeldía que suponían invencible, expresando con desmanes el poder ficticio que intentaban trasmitir por todas partes.

Animados por la euforia del momento, los parranderos abordaron el vehículo en que merodearon los rincones del poniente de la ciudad, intercambiando palabras para crear el plan que les hiciera obtener dinero fácil en una noche que parecía perfecta.

Durante varios minutos los rebeldes sociales avanzaron por Vito Alessio y en un intento por hacerse de recursos para seguir tomando se detuvieron sobre el complejo de fábricas, de donde bajaron del auto para checar los negocios que hasta entonces parecían abandonados.

Tras cruzar un portón que separaba lo público de lo privado, los allanadores avanzaron tan sólo algunos pasos en el inmueble elegido, porque una voz extraña los sorprendió incriminándolos sobre su presencia en el lugar donde estaba prohibido el paso.

Y es que asustado por la presencia de los invasores, Erasmo corrió al cajón donde guardaba la pistola calibre .38 especial que empuñó con firmeza, encarándolos para exigirles que se fueran con un disparo que soltó… ignorando que le pegaría un tiro a Adán.

Confundidos por lo que ocurría, los visitantes incómodos intentaron reanimar a Adán subiéndolo en la troca para darse a la escapada, mientras el hombre que defendió la integridad de su empresa también huía para evitar la acción de las autoridades.



MENTIRAS DOLOSAS

Acelerando a fondo para huir de la realidad, los amigos se comieron los kilómetros de Vito Alessio con el vehículo que interceptaron sobre el cruce de Colosio y V. Carranza, donde presos de la desesperación gritaron pidiendo ayuda tras percatarse de que el moribundo viajero amagaba con irse al más allá.

Rasgando la monotonía del tráfico vial, paramédicos de Cruz Roja llegaron al punto de conflicto para atender al lesionado, que con un balazo en el cuerpo fue ingresado al hospital donde falleció por el plomazo que tramitó su existencia.

Mientras el rijoso de 20 años perdía la última batalla terrenal, sus primos afrontaban los cuestionamientos de los agentes municipales que tomaron conocimiento de los hechos, fabricando una historia inverosímil para ocultar la verdad.

Hablando con cautela para ligar sus mentiras de manera perfecta, los parranderos aseguraron haber sido víctimas de la delincuencia social, manifestando que un grupo de desconocidos atentó contra ellos repentinamente.

Validando sus palabras con gestos de veracidad fingida, los correlones indicaron que los atacantes les dispararon mientras arreglaban el auto en el crucero, haciendo blanco en Adán, que se desvaneció por el balazo que lo hirió de muerte.

Destilando ficción a cada instante, los testigos inventaron que para salvar la vida de su compañero recorrieron algunos metros en la camioneta hasta encontrarse con la ambulancia que les brindó el apoyo requerido, aunque de nada sirvió porque el lesionado falleció en su intento por recuperarse en un sanatorio.

Por su parte, agentes ministeriales continuaban con la búsqueda del pistolero de ocasión, que fue detenido bajo una orden de aprehensión que le aplicaron por el delito de homicidio simple doloso, siendo días después cuando descubrieron el lugar de donde sacaron a Erasmo para ponerlo tras las rejas, donde purga la sentencia… por haber defendido su trabajo.


(ZOCALO/ Ruta Libre/ 12/10/2015 - 09:41 AM)

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