lunes, 30 de enero de 2012

ORDENÓ EJECUCIONES UN GENERAL QUE ESTUVO EN PJINAGA, ACUSAN SUBALTERNOS


Reforma 
Distrito Federal.- El general de Brigada Diplomado del Estado Mayor Manuel de Jesús Moreno Aviña cometió abusos de manera sistemática entre 2008 y 2009, cuando estuvo al frente de la Guarnición militar de Ojinaga, Chihuahua, según declaraciones de sus propios subalternos.


En ese periodo, el general Moreno Aviña incluso ordenó la ejecución de al menos siete civiles, de acuerdo con un expediente actualmente en manos de la Suprema Corte de Justicia.

De hecho, según declaraciones de oficiales y soldados, el mando militar lo mismo ordenaba ejecuciones, que se quedaba ilegalmente con vehículos, recibía sobornos de narcotraficantes y hasta trabajaba con ex sicarios del cártel de ‘La Línea’ como informantes.

Además, también es señalado de autorizar cateos sin orden judicial, sembrar armas a detenidos y decidir cuáles de éstos eran remitidos al Ministerio Público y a cuáles había que desaparecer.

Más de 50 declaraciones rendidas en la causa penal militar 1982/2009, del Juzgado de la Tercera Región Militar, en Mazatlán, describen el modus operandi de Moreno Aviña y a sus principales asistentes: el teniente coronel José Julián Juárez Ramírez y el mayor Alejandro Rodas Cobón.



Un régimen de terror
En una carta enviada a Reforma, la Sedena aseguró que 31 elementos implicados en los abusos de Ojinaga, incluido el general Moreno Aviña, se encuentran bajo proceso en prisiones militares de Sinaloa y Jalisco.


“La Secretaría de la Defensa Nacional no tolera, de ninguna manera, no sólo actos contrarios a las leyes y reglamentos militares, sino especialmente las violaciones a los Derechos Humanos”, se lee en el texto.


Los casos
Amarrado al poste de una palapa, con las manos esposadas, envuelto en una cobija corrugada blanca, empapado, José Heriberto Rojas Lemus, un joven de entre 20 y 25 años originario de Uruapan, Michoacán, murió la noche del 25 de julio de 2008, posiblemente de un paro cardiorrespiratorio, luego ser torturado con descargas eléctricas en una palapa de las instalaciones militares de la Tercera Compañía de Infantería No Encuadrada (CINE), en Ojinaga, Chihuahua.

Su cuerpo fue incinerado horas después con 60 litros de diesel por oficiales y soldados de la Tercera CINE en un rancho llamado “El Virulento”, a unos 100 kilómetros de la carretera Ojinaga-Camargo, y sus cenizas esparcidas en un arroyo por los mismos oficiales y soldados.

La tortura y ejecución extrajudicial del Rojas Lemus es sólo un episodio más de una serie de crímenes, violaciones a los derechos humanos y abusos cometidos por elementos de la Tercera CINE, entre abril de 2008 y agosto de 2009, cuando estaban bajo las órdenes del general de brigada diplomado de Estado Mayor Manuel de Jesús Moreno Aviña y del teniente coronel diplomado de Estado Mayor José Julián Juárez Ramírez.

El general Moreno Aviña estuvo presente en las instalaciones de la Tercera CINE en el momento en que se perpetró la tortura de Rojas Lemus y avaló la tortura de un número no determinado de civiles que eran detenidos arbitrariamente y llevados a las instalaciones de la Tercera CINE, de acuerdo con el testimonio de soldados y oficiales que declararon haber participado en hechos.

En su declaración ante el Ministerio Público Militar en la causa penal 1982/2009, registrada en la sentencia de amparo 151/2010 del Juzgado Décimo de Distrito de Mazatlán, Sinaloa, el mayor de Infantería Alejandro Rodas Cobón, entonces segundo comandante de la Tercera CINE, asegura que Moreno Aviña dio la orden de desparecer el cadáver del joven Rojas Lemus al teniente de Infantería Jesús Omar Castillo.

La muerte del joven fue comprobada por el capitán primero cirujano dentista Luis Mario Victoria Ordaz y luego por el capitán primero médico cirujano Héctor Hernández Gutiérrez, quien escuchó su corazón, le tomó el pulso e intentó reanimarlo con masaje cardiaco. Cuando informó al mayor Rodas Cobón que había que trasladarlo a un hospital, éste, asegura el médico en su declaración, se negó y contestó: “Está bien doctor, ahí le hace un certificado y le pone que murió por sobredosis”.

Testimonios de oficiales y soldados de la Tercera CINE asentados en la sentencia de amparo 151/2010 coinciden en señalar que la llegada en abril de 2008 del general de brigada DEM Manuel de Jesús Moreno Aviña a la comandancia de la Guarnición militar de Ojinaga, y la del teniente coronel DEM José Julián Juárez Ramírez a la jefatura de la Tercera CINE, fue el inicio de un régimen de terror, en el que se alentaron y cometieron detenciones y cateos ilegales, privaciones de la libertad, torturas, ejecuciones extrajudiciales, venta de droga, extorsiones, además de que regularmente se llevaban a cabo reuniones en las que se ingerían bebidas alcohólicas con presencia de prostitutas dentro de las mismas instalaciones militares.

Los uniformados implicados relatan también la tortura, ejecución e incineración de cadáveres de los civiles Esaú Samaniego Rey y Erick Valenzuela Campos.

Entre las víctimas de las ejecuciones ordenadas por el general Moreno Aviña y perpetradas por los sicarios identificados como “Sebos” y “Dany”, estarían la secretaria de Ministerio Público federal en Ojinaga, Chihuahua, Patricia Gardea González, asesinada el 23 de julio de 2009, además del policía ministerial José Escárcega Meléndez, que vendía droga para Marco Rentería, líder de La Línea, del policía municipal Jorge Luis Olivas Carrasco, y otros civiles. 

Los testimonios de soldados y oficiales revelan también que los mandos militares traficaban con la droga —cocaína y mariguana— asegurada a integrantes del crimen organizado y robaban vehículos, objetos y dinero decomisado a los delincuentes.


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