lunes, 30 de enero de 2012

CRIMEN MAR ADENTRO EN LAS COSTAS DE SINALOA



Atemorizan a barqueros ataques piratas en el Mar de Cortés; demandan guardia costera


Paúl Mercado  
La violencia que se ha enraizado en todo el territorio mexicano ha invadido los litorales y aguas profundas en la región del Golfo de California, ya que grupos del crimen organizado y piratas tradicionales mantienen atemorizados a los marinos con atracos constantes e impunes ante la deficiente seguridad que brinda el Sector Naval a la flota pesquera, por lo que también priva la incertidumbre de dicho negocio mar adentro.


Desde el 18 de septiembre de 2011, fecha en que inició la zafra camaronera en aguas profundas del Pacífico, se han reportado a las cooperativas pesqueras un total de ocho atracos a barcos camaroneros, las que a su vez han sido denunciadas a las autoridades de la Secretaría de la Marina, pero ninguno de los casos ha sido resuelto y tampoco nadie está detenido.

Manuel es socio de barcos camaroneros en Topolobampo y dice que ante todo hay miedo entre los armadores, los marinos, los capitanes de las embarcaciones: “Yo mismo tengo miedo por lo que está pasando porque prácticamente estamos a la deriva, sin nadie que nos proteja y sí con la amenaza permanente de la delincuencia”.

Lo otro que ha desencadenado esta situación es incertidumbre. Y es que con un atraco, por mínimo que sea el despojo de producto, las cuentas empiezan a moverse y el negocio pierde rentabilidad. Es el caso del barco San Esteban, que el 8 de diciembre del 2011 fue atracado por un comando. 



Los “piratas” llegaron a bordo de pangas ligeras, iban uniformados, con pasamontañas y potentes fusiles de asalto. Sometieron a la tripulación, les quitaron los teléfonos y controlaron las comunicaciones del barco. 


Luego los obligaron a sacar el producto de la bodega para cargarlo en las pangas y se retiraron dejándolos a todos encerrados en la bodega, aunque no le pusieron llave. 


El botín fueron tres toneladas y media de camarón. Ese solo golpe dejó dañado el negocio, pero por si fuera poco, la noche del miércoles 11 de enero de este año, la tripulación del mismo barco fue sorprendida por segunda ocasión.


 Ahora se trataba de piratas tradicionales, pues no iban uniformados y sus armas eran menos y de distintos calibres, incluido un cuchillo. 


Iban descalzos, sus cabezas las cubrían con costales o trapos y a diferencia de los primeros, arrasaron con todo lo que había ya que la bodega solo registraba una tonelada de camarón, además de 200 kilos de calamar y filete de pescado. También les quitaron dinero en efectivo de los marineros y los dejaron sin el suministro de comida.

El hecho fue reportado al Sector Naval gracias a un celular que no fue entregado a los delincuentes, pero de poco sirvió pues en el puerto de Topolobampo las autoridades dijeron que la unidad de vigilancia y apoyo de Marina Armada de México estaba en reparación.

En total, por los dos asaltos al mismo barco, esta cooperativa registra pérdidas superiores al medio millón de pesos.

Como este hecho, otras embarcaciones han sido víctimas de estos grupos de piratas que hasta la fecha actúan impunes pues personal de la Marina solo se ha dedicado a simular que vigila, investiga y persigue a los responsables de los asaltos.

Manuel asegura que se han realizado reuniones entre diversos armadores, como los propietarios del barco Nuevo Horizonte, despojado de más de dos toneladas de camarón el 27 de septiembre de 2011, pero el supuesto apoyo y seguridad prometida no ha pasado de ahí y de ofrecer marinos “sembrados” en las embarcaciones.

El tramo marítimo más afectado en esta temporada está resultando entre el municipio de Guasave y el puerto de Topolobampo, donde incluso barcos de Puerto Peñasco, Sonora, han sido sorprendidos y despojados de su producción.

Entrevistado por Ríodoce, el capitán de barco, Carlos Sotelo Monge, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras de Altamar de Topolobampo, dijo que ya se hace necesario contar con una guardia costera, que se dedique exclusivamente a prevenir y a perseguir este tipo de delitos:



 “Se deben fortalecer los operativos de vigilancia en las zonas de captura y también en las rutas de retorno a los puertos”.

Lo más lamentable es que estos delitos ocurren a pesar de que la Marina patrulla los litorales y zonas de captura para supuestamente evitar la captura ilegal del camarón. Pero nunca detecta grupos sospechosos ni antes ni después de los hechos.

Eso sí, las promesas no faltan. Después del asalto del 11 de enero de este año al camaronero San Esteban, el comandante de la Cuarta Zona Naval, el vicealmirante Héctor Mucharraz Brambila, ofreció mayor vigilancia para prevenir los asaltos, pero reclamó también que algunos propietarios de barcos no aceptan que les embarquen marinos en sus navíos.

Sobre esto, Manuel dice que no es del todo cierto porque en muchos de los casos ni siquiera se ofrece el apoyo encubierto, aunque sí hay a quienes no les agrada la idea.

Entre otros reportes se consigna que se dan casos donde embarcaciones ligeras se acercan sospechosamente a los barcos y les toman fotografías. Van encapuchados y se sospecha que es parte de la planeación de los asaltos.

Denuncia anónima

Manuel no solo confiesa que hay temor en el sector, sino que muestra temor al hablar desde el anonimato para Ríodoce de lo que está ocurriendo en altamar: “Te digo que es muy fácil detectar cuando hay algún ilícito y que provienen de ahí de los campos… 



Entre ellos todo se sabe; ahora, este producto tiene que ir a una bodega, no puede llegar y decir: ahí lo vamos a enhielar porque se les va a manchar, es camarón friciado, se tiene que echar en agua y volverse a friciar para empaquetarse o venderse congelado, entonces, aquí hay complicidad con algunas bodegas… Hay bodegas en los campos pesqueros, inclusive en Guasave y Los Mochis te reciben producto. 


No nomás es sacar el camarón de ahí, ¿y dónde lo vas a guardar? Hay gente detrás que esto… si no los patrocina, los respalda con la compra de este producto, de alguna manera es cómplice”.

También narra que los armadores han decidido no denunciar estos asaltos, no de manera formal ante la PGR o el Ministerio Público, porque el miedo ha crecido, no solo por las amenazas de los asaltantes, sino por la impunidad y desconfianza: “Ya el 8 o el 9 de enero, aquí en Guasave, andaban unas personas comprando camarón en Sonora y Sinaloa… El cliente era de Veracruz y operaba con un corredor, un comisionista… Lo que se sabe, por lo que se dice, es que por esos días mataron a tres personas porque pusieron la denuncia de un despojo de camarón… Los asaltantes les advirtieron que no la pusieran, pero lo hicieron, y al salir de la PGR los torcieron… supuestamente por poner la denuncia. Aparecieron muertos el segundo o tercer día por Guamúchil, ahí donde los tiran, antes de llegar a la caseta de Angostura, el chofer, el comprador y otro”.

Pero este no es el único problema que está ocurriendo en tierra. También se están viendo afectados compradores foráneos que vienen a esta zona a hacer negocios.

“Antes se mandaba camarón a la región de Tamaulipas, Monterrey, pero ya no se hace porque cada camión que pasa hacia allá es ‘vacunado’… Los paran y les advierten que si no quieren ser asaltados deben pagar entre 10 y 15 mil pesos, es decir, una cuota”, revela Manuel.

Todos estos actos, tanto en aguas profundas como en las carreteras de Sinaloa, es lo que ha sembrado el miedo entre el sector de armadores, quienes calculan que de seguir las cosas así, la actividad se colocará en grave riesgo de perder rentabilidad. A eso le suman que las autoridades, además de omisas o incompetentes, se han convertido en un lastre pues tan solo en el caso de personal de la Conapesca, tanto inspectores como coordinadores, se dedican más a extorsionar en especie y efectivo que a proteger al sector.


Tienen años los armadores insistiendo en una guardia costera…


Naufragio e incertidumbre
Paúl Mercado

La actual temporada ya ha cubierto su cuota de asaltos a embarcaciones de altamar, pero la pasada y las sucesivas también. Es el capitán de barco, Carlos Sotelo Monge, quien asegura que desde el huracán Ismael se ha insistido en la creación de una guardia costera, pero es hora de que no hay respuestas… Mientras, el problema sigue.

—Hablan de al menos seis atracos desde que inició la temporada y que hay temor en el sector. ¿Cuál es la situación?
—Eso precisamente. Les tocó a compañeros, a la cooperativa del barco Nuevo Horizonte. Ya son ocho los barcos asaltados. Entre ellos dos barcos que pertenecen a Puerto Peñasco. Y la verdad sí, hay aparte de intranquilidad, incertidumbre, una actitud de impotencia porque se ven despojados del producto de su trabajo. Más cuando ahorita están consiguiendo el avituallamiento fiado para que la gente se vaya a trabajar y al despojarlos, pues ni siquiera sale para hacerle frente al financiamiento. La gente está muy dolida y con mucha incertidumbre.

—¿Y la autoridad qué ha hecho?
—Desde el primer momento se hicieron reuniones, se dio el manifiesto de la armada de proporcionarnos personal para infiltrarse en algunos barcos, pero para lo que hay de flota pesquera no alcanza el personal de la Marina. Y sabemos que aunque la pesca está considerada como seguridad nacional, también sabemos que la Armada está para acciones específicas y pues, no todo el tiempo pueden darnos la atención que se requiere y se entiende.

—Pero, ¿qué es, es crimen organizado o son piratas tradicionales, qué pasa?
—Mira, si tuviéramos la capacidad de investigar, los recursos y elementos, te pudiera contestar esa pregunta, pero la verdad no sabemos cómo está pero sí hay mucha preocupación.

—Ahora sí que están a la deriva…
—Totalmente, y nosotros hace muchos años, desde que nos golpeó y destruyó la flota el huracán Ismael, que dañó muchísima gente, desde entonces hemos pugnado porque haya una guardia costera, para que se encargue y atiendan las necesidad del sector pesquero, que se mueva por todas las aguas del mar… hay mucho qué hacer y creo que realmente los diputados deben atender esta sentida necesidad. La propuesta ya está… pudiera ser una forma de que se nos envíe una lucecita de seguridad.

—¿La guardia costera puede resolver en parte esto?
—Pudiera, porque sería específicamente, porque aparte no solo consideramos cuestiones de asaltos, sino de auxilio a todas las embarcaciones. Es una necesidad.

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