Raymundo Riva Palacio
La Suprema Corte de Justicia
hizo historia este miércoles. Con una votación 4-1, la Primera Sala ratificó el
amparo por el cual cuatro personas podrán cultivar y consumir mariguana con
fines recreacionales, y abrió el camino para que lluevan más amparos y se
alcance rápidamente la jurisprudencia mediante la cual la despenalización de la
mariguana en México sea un hecho. La Primera Sala fue consistente con el patrón
de defensa de las libertades individuales que la ha caracterizado en los
últimos años, pero dejó abiertas puertas que tendrá que cerrar el Gobierno
federal para evitar que este fallo de repercusión positiva en el mundo, sea el
inicio de una pesadilla para los mexicanos.
La decisión es un canto a las
libertades y la autodeterminación de la persona, pero no hay que celebrar sin
antes construir aceleradamente los diques para que la violencia no sea la
primera externalidad qué lamentar. Contrario a lo que argumentaron por meses
políticos y académicos mexicanos y extranjeros, la probabilidad de que este
fallo genere en el mediano plazo una mayor violencia es elevada, como primera
consecuencia la ruptura del equilibrio entre el abasto y la demanda. Esto no
será automático, sino como resultado de la solución del dilema que quedó
planteado por el ministro Mario Pardo, el voto en contra en el fallo de la
Primera Sala, al hablar sobre la semilla de la mariguana. “¿Cómo podría
garantizarse el derecho al consumo recreativo sin incluir el primer paso del
proceso de autoconsumo?”, cuestionó. “¿De dónde se va a adquirir la semilla
para dar paso a lo demás?”.
El problema planteado es
concreto. El dictamen de 88 páginas elaborado por el ministro Arturo Zaldívar,
“en ningún caso supone la autorización para realizar actos de comercio,
suministro o cualquier otro que se refiere a la enajenación y/o distribución de
las sustancias aludidas”. Entonces, ¿de dónde va a salir la semilla para que
quienes ganaron el amparo puedan sembrar la mariguana que van a consumir? La
Corte no resolvió ese abasto, pero tendrá que llegarse a una regularización del
mercado. En Estados Unidos hay una ley federal donde frente al delito de
poseer, usar, cosechar, comprar y transportar mariguana, el Gobierno permite
que los estados pasen leyes que, ante la despenalización del cannabis, se puede
comprar en línea.
En los estados de Alaska,
Colorado, Oregon y Washington ya funcionan estos mecanismos de mercado, pero su
aplicación sigue siendo casuística. Apenas el martes, el referéndum en Ohio
para su despenalización fue rechazado 3 a 1 por los ciudadanos en cada uno de
los condados, porque según el Tema 3, el punto más controvertido de la
propuesta, sólo se habrían permitido 10 licencias comerciales para que se
pudiera cosechar la mariguana, y únicamente en mil 100 tiendas se podría haber
vendido. No les gustó el control de unos cuantos sobre el negocio de la
mariguana, y rechazaron la propuesta.
¿En cuál de estos dos caminos
está México? Por ahora, en ninguno. No se ha planteado esta vertiente porque la
discusión no se centró en el mercado, la oferta y la demanda, que tiene una
externalidad en la violencia, sino en el aspecto de la salud y en forma
superficial el de la seguridad. El tema, cierto, es complejo. Según la última
Encuesta Nacional de Adicciones realizada en 2011, aunque menos de 2% de los
mexicanos consume mariguana, representa la segunda droga de impacto (29.4%)
entre los hombres y la tercera (12.4%) entre las mujeres. La mariguana es la
droga de mayor nivel de consumo en México (61%), y los usuarios inician antes
de cumplir 11 años. Es decir, el mercado en términos de negocio, tiene amplias
ventanas de oportunidad si se regulan los cultivos, la distribución, la
comercialización y la transportación de la droga en México. En la medida en que
el mercado se vaya abriendo, los ingresos de los cárteles de las drogas se irán
reduciendo, pero la economía habrá abierto una nueva frontera.
Cada año, según la DEA, se
decomisan más de 500 toneladas de mariguana (2013) en la frontera con México.
La mariguana, según expertos, les genera los recursos a los cárteles para pagar
sus nóminas, y en la medida en que esos ingresos disminuyan, las nóminas de
sicarios y halcones se reducirán y entrarán al desempleo. Cuando el gobierno de
Felipe Calderón golpeó las rutas de distribución y comercialización de la
cocaína, los sicarios se mudaron de delito. En Tijuana se elevó el secuestro
exprés en 200%, mientras en Tamaulipas Los Zetas incursionaron en el tráfico
humano, la extorsión y la piratería. Un mercado de mariguana regulado
legalmente produciría el mismo fenómeno.
La tendencia en el mundo es
la despenalización de la mariguana y el próximo año, durante una cumbre en la
Organización de las Naciones Unidas, es probable que se dé un pronunciamiento
de apoyo en ese sentido y una demanda de cambiar el modelo punitivo de lucha
contra las drogas, por una de prevención. El trabajo está en casa. Evitar la
pesadilla significa que las instituciones trabajen aceleradamente en esquemas
de regulación y seguridad al irse construyendo el mercado legal de mariguana.
El Gobierno federal no puede perder el tiempo y debe atrapar un futuro que
puede ser promisorio, si actúa en concordancia con el reto que tiene enfrente,
por cortesía de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE
PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 06 DE NOVIEMBRE 2015)
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