domingo, 30 de diciembre de 2012

ENTRE LA SAÑA Y LA DEPRESIÓN

 

Rosendo Zavala
Saltillo, Coah.- Uno de los cánceres sociales que más atacaron a la región en el año que se va fueron los homicidios, y es que al menos 164 personas fallecieron de manera trágica por diferentes circunstancias, sin que la mayoría de los casos hayan sido resueltos por la autoridad hasta el día de hoy.

Aunque del total registrado en el archivo de este medio, 58 se derivan de situaciones sociales como las riñas, mientras que el resto han ocurrido por eventualidades generadas de las acciones delictivas que inundan la ciudad.

Por si fuera poco, los suicidios también estuvieron a la orden del día, pues en términos estadísticos al menos una persona se quitó la vida por semana, utilizando el método del ahorcamiento como su pasaporte al otro mundo y como causa recurrente los problemas amorosos.

LAPIDARIOS

2012 arrancó salvajemente, pues apenas habían transcurrido 72 horas cuando la primera “campanada” de la tragedia retumbó en Saltillo, luego de que un joven asesinara a su padrastro de varios tablazos por defender el honor de su madre.

Lázaro Castañeda Montelongo arremetió contra la pareja sentimental de su progenitora al no soportar verla sometida por el agresor, tomando un barrote y concretando el primer crimen de enero en una vivienda de la colonia La Gloria.

Pero quien se convirtió en noticia por la forma tan despiadada como encontró la muerte fue Roberto Betancourth Rodríguez, quien pereció tras recibir un balazo en el tórax y diversas lesiones de arma blanca en el cuerpo mientras participaba en una riña campal acontecida en la colonia Ciudad Las Torres, el 22 de enero.

Aunque los siguientes días transcurrieron con aparente calma, el 4 de febrero se suscitó el doble homicidio que estremeció a gran parte de la ciudadanía, cuando dos indigentes fueron masacrados por un hombre de origen hondureño, que de inmediato se perdió en las sombras del anonimato.

Fue durante la tarde de aquel sábado gris cuando “doña Cuquita” y “don Salcido” terminaron victimados por el desconocido, con quien se embriagaban en una propiedad abandonada situada en el bulevar V. Carranza. Los entrañables amigos se divertían con vino barato, cuando uno de los tantos invitados que tenían en la juerga enloqueció repentinamente, agrediendo a los infortunados que perecieron por las pedradas recibidas minutos después del brutal ataque.

Pero aunque la violencia extrema se convirtió en el sello característico de este rubro, también se dieron asesinatos que rayaron en lo absurdo, al desencadenarse por obra de la casualidad o causas que sorprendieron hasta a las autoridades.

Tal fue el caso del tabasqueño que murió apuñalado por su vecina en la colonia Bellavista, cuando al tratar de sofocar una pelea entre su mujer y ésta recibió el “piquete” que le arrebató la existencia de manera inmediata. Anselmo Méndez Cruz intentó sacar paz ignorando que su acto de conciliación resultaría trágico, porque Susana Díaz no aguantó la discusión y le asestó una cuchillada en la espalda que acabó con la discusión de la peor manera.

Sin embargo, el primer semestre no podía terminar de diferente manera, y es que tres mujeres fueron ultimadas por el galán de una de éstas, que sin piedad las calcinó para después enterrarlas en un predio localizado sobre la carretera a Zacatecas, en el ejido San Juan del Retiro.

DE MUCHOS MATICES

En uno de los casos más sanguinarios que se registraron durante el fatídico año, un sujeto arremetió contra varios jóvenes que se embriagaban en el exterior de un domicilio en la colonia Río Bravo, dejando un saldo de dos muertos y un lesionado grave el 19 de agosto. Luis Arturo Cepeda Pérez, “El Chepe”, aparentemente confundió a sus victimados y se les fue encima logrando asesinar a César Arturo Nevaez López, así como a Gerardo Gaytán Valdés, quienes fallecieron al no soportar las lesiones sufridas en el ataque.

Tres semanas después, elementos municipales de Saltillo acribillaron a un hombre que se había metido en un domicilio del fraccionamiento Europa sin motivo aparente, los uniformados argumentaron que dispararon porque el infractor portaba una navaja con la que pretendía atacarlos.

Durante el mes de octubre la muerte mostró su peor lado, participando activamente en los sucesos que estremecieron a la comunidad saltillense como pocas veces, con los crímenes que por su sadismo destacaron incluso a nivel nacional.

El primero de éstos fue el de Vicente Hernández López, un director de escuela en la colonia Zaragoza, que recibió 64 puñaladas presuntamente a manos de una “amiga” el día 16 de octubre, quien lo atacó por motivos que hasta hoy en día son un misterio para la autoridad.

Esa misma semana, Eleuterio Vega Salazar conmocionó a la opinión pública, cuando en un acto de completa cobardía golpeó brutalmente al pequeño Christopher, de apenas 2 meses de edad, quien pereció producto de los azotones, mordeduras y asfixia que le propinó su propio padre.

Aunque de inicio la madre del menor también había sido implicada en los deleznables hechos, la justicia ministerial la deslindó de toda culpa al comprobar que estaba trabajando al momento del crimen.

Por su parte, Mauricio Castañuela también se convirtió en parte de las estadísticas cuando volvía a su casa en el sector Las Candelarias la madrugada del 10 de noviembre, al ser vapuleado por desconocidos y ultimado a blockazos sin motivos específicos, aunque la PGJE aún tiene como máxima línea de investigación el robo.

Cerrando la cuenta del rojizo 2012, cuatro personas fueron encontradas colgadas en uno de los puentes del Distribuidor Vial El Sarape, mientras que otra más terminó decapitada en el mismo lugar horas después, en acontecimientos ocurridos a principios de este mes de diciembre.

LOS SUICIDAS

Otro de los puntos importantes que también enlutaron a 56 familias de la Región Sureste de Coahuila fueron los suicidios, generados en su mayoría por depresiones amorosas, económicas o sociales, causando estragos emocionales a los deudos.

Para lograr sus objetivos fatalistas, los decepcionados sociales han recurrido a las cuerdas para terminar con su vida de manera efectiva, utilizando el ahorcamiento en 48 ocasiones, mientras que en otras cuatro las balas hicieron su labor y en el resto fueron elementos tóxicos los que desencadenaron la tragedia.

Ricardo García Castro decidió acabar con su vida al no soportar los problemas que tenía con su madre, siendo rebasado por la depresión que lo orilló a tomar el arma calibre .22 con que se dio un tiro en el cuello, validando su deseo en su domicilio del sector Vistahermosa.

Por su parte, Luis González García entregó su destino a la suerte y perdió cuando menos lo esperaba, porque al jugar con sus amigos a la “ruleta rusa” se dio el plomazo que evocó a la tragedia minutos después. El joven de 23 años jaló el gatillo, dejando de existir ante la incredulidad de propios y extraños, porque tras confirmarse el deceso por parte de las autoridades, sus deudos negaron la teoría del suicidio, argumentando que el infortunado limpiaba el arma cuando ocurrió el “accidente” que lo mató, según ellos, sin darse cuenta.

Además de las desgracias donde las pistolas han salido a relucir, el envenenamiento también figuró entre los métodos socorridos.

Entre los casos más sonados están los de Moisés Barrios Lima y Emma Pérez García, que optaron por una técnica diferente a la convencional, pero con la misma efectividad, que ahora los tiene en el recuerdo de su familia.

Moisés dejó de existir tras tomar un “coctel” compuesto por varios líquidos químicos que se utilizan para arreglar vehículos, mientras Emma Pérez García sufrió una intoxicación medicamentosa que su organismo no pudo soportar.

Además, el 18 de diciembre, un reo que purgaba una sentencia de 34 años por homicidio en el Cereso varonil se quitó la vida. Se trata de Luis César Franci Trinidad, quien fue localizado ahorcado en su celda.

Entre golpes, puñaladas, balazos, y para otros con la firme voluntad de acabar con sus propias vidas, fue como terminó el año en la Región Sureste, mientras la ciudadanía espera que 2013 llegue con mejores augurios y minimizar en algo el pesar que tiene a muchos hundidos en la preocupación.


Angelitos caídos

Uno de los ámbitos que dejó marcada la historia de la región en el año que termina fue el de las tragedias infantiles, y es que al menos una decena accidentes caseros o viales enlutó a una gran cantidad de familias, que harán recordar el 2012 el más triste de su vida.

Aunque la desgracia empezó a expandirse por las colonias del sureste del estado desde los primeros días de 2012, fue el último bimestre el que se distinguió por la cantidad de eventos funestos que conmocionaron a la sociedad.

Irónicamente, los descuidos de los padres afectados han sido el factor que detonó la mayoría de las desgracias, donde los más perjudicados fueron los pequeños que perdieron la vida por cuestiones “del destino”.

UN COMPLICADO INICIO

La primera de las eventualidades que cubrió de duelo a una familia saltillense se registró el 9 de enero, cuando una abuela cometió el descuido que consternó a la comunidad de la Ampliación Morelos, tras generarse el atropellamiento de su nieto.

Pero el acontecimiento que destrozó el clan familiar de manera irreversible fue el ocurrido con el infante de apenas un año de edad, que jugaba en las inmediaciones de la tienda que atendía doña Petra Aguilar. Y es que cuando la señora apartó la vista del pequeño para atender a un cliente, el infortunado salió a la calle atravesándose al paso de la camioneta Windstar que transitaba por el cruce de Calle R y 15. Pese al esfuerzo del conductor el pequeño no logró librarse y llegó sin vida al centro de salud a donde lo llevaron para atenderlo de las mortales lesiones.

Horas después, una mujer enloqueció de ira y en un acto de defensa “involuntario” agredió a su hijo golpeándolo con una almohada, alegando Fernanda Martínez Enríquez haberse convertido en homicida por defenderse de las maldades de su pequeño Miguel Ángel, manifestando que a sus 7 años el niño la había querido manosear para saciar sus bajezas infantiles.

El desarrollo de esa increíble historia se dio en una casona de la colonia Lomas de Santa Cruz, cuando “Miguelito” veía la tele con su progenitora en la cama, presuntamente, el menor abrazó a la mujer con la intención de regalarle una caricia, pero la potosina de 23 años, confundió el mensaje de amor con el del deseo y le asestó un almohadazo que tumbó al infante.

Por su parte, la familia Fahara viviría el momento más amargo, luego de ver cómo el portón de su residencia caía estrepitosamente sobre la humanidad del pequeño Luis Carlos.

El menor de 4 años bajó del auto donde viajaba y al tratar de abrir la compuerta de acero ésta se vino abajo, aplastando al pequeño que murió de manera instantánea.

BIMESTRE DE DOLOR

Pero tras un periodo de aparente calma en el rubro de las tragedias entre menores, la maldad volvió a azotar de la peor manera con el repunte en las cifras de mortandad por diversas causas, ocasionando cuatro decesos en el lapso de un mes y al menos seis durante el periodo octubre-noviembre.

La cuenta arrancó el 29 de septiembre con la insensatez de una mujer, que por dejar a su bebé en carreola bajo el cuidado de otra niña evocó a la muerte, que se postró en un humilde barrio del sur oriente de Saltillo.

Aquel fin de semana la desgracia llegó a la calle San José de la colonia Postal Cerritos, cuando las circunstancias se combinaron para matar las ilusiones de la mujer que sin pensarlo dejó a su bebé en manos de la propia muerte.

Claudia Elizabeth Cruz paseaba con Jonathan Alexis y estando afuera de su domicilio escuchó el sonar del teléfono, por lo que presurosa dejó al niño de un año bajo el cuidado de su otro hijo, Bryan, de 9 años, que impotente vio cómo el cargador de agua mataba las aspiraciones terrenales su hermanito.

Fue de esa forma como un descuido mutiló la felicidad de la familia que perdió uno de sus miembros bajo las ruedas del camión asesino, cuyo conductor intentó remediar auxiliando al pequeño que para entonces ya había fallecido.

Al otro extremo de la ciudad, un bebé de la misma edad sufría el mismo destino pero por diferentes causas, ya que un balde de agua bastó para que extinguiera su corta vida. William jugaba en la sala de su casa en el sector Rancho de Peña durante la mañana de aquel lunes negro, pero tal era su inocencia que lo llevó a asomarse en la cubeta en donde accidentalmente cayó. Como resultado, el pequeño se ahogó y fue su hermanita de 6 años quien lo sacó de entre el agua jabonosa, mientras gritaba a su madre, desencadenando el drama familiar que se concretó con el deceso del bebé de 14 meses.

Sin embargo, una de las tragedias que más ha conmovido al sector social durante el año que termina es el asesinato de Christopher Ángel, quien murió a manos de su propio padre, cuando éste le dio una feroz golpiza porque no lo dejaba dormir…a plena luz del día, el 21 de octubre.

La ciudadanía no podrá olvidar la tarde en que Eleuterio Vega Salazar ultimó a su pequeño hijo con la salvaje agresión que le infirió en la soledad del cuartucho donde vivían en la colonia Antonio Cárdenas, mientras su esposa trabajaba ignorando lo que ocurría.

De manera cruel y despiadada el sujeto golpeó, mordió y azotó a su víctima de 2 meses contra lo que encontraba a su paso, propiciándole las heridas que prolongaron su agonía algunos minutos.

VIOLENTO FINAL

Con la lógica por delante, el 2012 está concluyendo con el grado de violencia que comenzó y la estadística sigue creciendo al tomar los accidentes como la manifestación requerida para patentar su presencia en la región, registrando incidentes que han apagado la existencia de otros dos niños.

El 25 de noviembre, Candelario Contreras atropelló sin darse cuenta a su hijo cuando salía en reversa de la casa de ambos en el sector Valle Azteca, siendo entonces cuando pasó por encima del menor la Chevrolet que manejaba, concretando la tragedia automáticamente.

Una semana después, Alan Jonathan jugaba con sus amigos en el taller de la colonia Zaragoza donde se realizaba una fiesta, pero la fatalidad lo alcanzó cuando una polea de acero que estaba recargada en la pared se venció y cayó sobre él, muriendo en el trayecto al hospital por el severo golpe que había sufrido en la cabeza.

Así termina un año de penas para el plano infantil de la Región Sureste, que padeció los estragos de la muerte en sus diferentes.

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