
Juan Alberto Cedillo/ Reportaje Especial
MONTERREY, N.L., (apro).- “El Colitas”, quien recién había cumplido 18 años
de edad, fue el primero en irrumpir en el Casino Royale gritando:
“Ya se los
cargó la verga”, acto seguido accionó su arma de grueso calibre provocando
pánico entre los más de 200 parroquianos que se encontraban en la casa de
apuestas.
Un par de horas antes, Jesús Rafael Torres Bautista, alias “el Colitas”, fue
citado en un concurrido restaurante especializado en cabrito, el platillo típico
de Monterrey, por sus jefes: José Alberto Loera Rodríguez, “El Voltaje”,
Francisco Medina Mejía, “El Quemado” y Baltazar Saucedo Estrada, “El
Mataperros”, los líderes “Zetas” en la zona metropolitana.
Después de comer y recibir órdenes, “El Colitas” salió del restaurante “El
Gran Pastor” con al menos una docena de colegas para dirigirse en tres vehículos
a comprar alrededor de 200 litros de gasolina, que verterían en la entrada del
Casino Royale.
Los dueños del casino se negaban a pagar una cuota de 150 mil dólares para
que los “Zetas” los dejaran trabajar.
Después del atentado, Rafael Torres Bautista regresó a su centro de
operaciones: los barrios marginados del norte de la zona metropolitana donde
destaca la CROC, una colonia controlada por pandillas.
En esa zona, “El Colitas” era líder de una célula de los Zetas integrada por
Josué Mejía Garza alias “El Flaco” o “El Negro”, de 24 años, y los menores de
edad Jesús, “Chuy Pestañas” de 16 años; Itsama,“Chama”, de 16; Yesenia, de 17, y
Yaresi,“Ale”, de 15.



Las pesquisas de la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León arrojaron
que Torres Bautista y su banda de menores estaría implicada directamente en diez
homicidios y por lo menos en otros 50 actos delictivos, entre secuestros,
asaltos y robos con violencia. Además de ser corresponsable de la muerte de las
52 víctimas inocentes del Casino Royale.
“El Colitas” y las mujeres adolescentes fueron reclutados entre las 20
pandillas que controlan la delincuencia organizada en Monterrey, nuevos miembros
que han fortalecido la estructura de los Zetas en toda la República.

La estrategia de “Los Maras”
Los jóvenes y adolescentes se han convertido en la nueva carne de cañón para
el grupo, ya que los usan como sicarios, halcones y vendedores de droga al
menudeo.
El “Estudio Longitudinal de Pandillas en Monterrey”, realizado por
investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León, señala que durante los
últimos cuatro años las bandas juveniles aumentaron 20 por ciento, para sumar
alrededor de 2000 integradas por más de 30 mil pandilleros.
La Secretaría de Seguridad Pública de Nuevo León detectó alrededor de veinte
de esas pandillas de donde los “Zetas” y el cártel del Golfo reclutan a sus
nuevos miembros.
La manera de cooptarlos la contó a Proceso un expandillero que habló bajo la
condición del anonimato: “Los Zetas están usando el mismo método que Los Maras
para reclutar”.
El sistema es muy sencillo: consiste en provocar conflictos y riñas entre las
pandillas para que los jóvenes finalmente se hagan miembros y se protejan con el
grupo más fuerte, en este caso, “Los Zetas”.
Tienen como prioridad reclutar mujeres para atraer a más jóvenes. Como
ejemplo destaca el caso de Rogelio Chacha Quintero, alias “El Yeyo”, excapo del
municipio de Guadalupe, quien recién se fugó del penal de Apodaca.
“El Yeyo” fue detenido la mañana del 13 de diciembre del 2011 tras un
operativo de fuerzas especiales del Ejército que logró burlar el cerco de diez
policías que lo protegían.

El operativo ocurrió en una bodega ubicada sobre la calle México entre
Tamaulipas y Yucatán de la Colonia Orizaba del municipio de Guadalupe, que forma
parte de la zona metropolitana de Monterrey.
En esa bodega se encontraban 23 autos, algunos de lujo, que habían sido
robados. El Ejército capturó a cuatro hombres y tres jovencitas, fueron
sorprendidos cuando se encontraban durmiendo. Se les decomisaron dos paquetes de
droga, cuatro armas entre largas y cortas, 15 aparatos celulares y cientos de
cartuchos de distintos calibres.

El militar que encabezó el operativo confirmó que Rogelio Chacha Quintero
usaba a “las tres mujeres para reclutar a hombres para el
grupo de la
delincuencia organizada al que pertenecían”.

Las mujeres de “Los Zetas” además están levantando la estafeta que dejan los
capos caídos en la “narco guerra” contra el cartel rival y contra los efectivos
del Ejército y la Marina.
En los últimos meses han sido capturadas una gran cantidad de adolescentes
pertenecientes a ese grupo, que no han sido presentadas por ser menores de
edad.
En lo que va de 2012 también han ocurrido al menos una docena de asesinatos
de mujeres jóvenes, presuntamente “ejecutadas” por sicarios del grupo rival.
El cártel de Golfo no se queda atrás y también tiene entre sus filas a una
gran cantidad de mujeres jóvenes. El ejemplo más reciente ocurrió el pasado 2 de
febrero. Ese día fue capturada una banda de secuestradores que operaba en
municipios rurales del sur del estado. Estaba integrada por: Alan Josué
González, de 24 años, Jorge Eduardo González, de 18 y Dewy Vianey Rojas, alias
“la China”, de 24.

Después de su captura estuvieron arraigados varios días. En la madrugada del
21 de febrero fueron enviados al penal del Topo Chico, prisión controlada por
los Zetas.
Dewy Vianey y sus compañeros aún no tenían celda designada. Los hombres se
encontraban en el área de observatorio, mientras que la mujer estaba en la
enfermería. Hasta esos lugares llegaron dos reos: Eduardo Sánchez Contreras de
21 años y Jesús Sandoval Gómez de 32, quienes asesinaron a “la China” y sus
colegas del cártel del Golfo con armas punzo cortantes.
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